Kamala Harris ha aceptado esta noche la nominación de su partido ante 18.000 personas en el United Center de Chicago (Illinois). “Prometo ser la presidenta de todos los estadounidenses”, ha asegurado quien hace un mes no sabía si sería ella quien representaría a su partido en las elecciones del próximo 5 de noviembre, aunque por las ovaciones del auditorio nadie lo diría. “Seré una presidenta que lidere y escuche, que sea realista, práctica, y que tenga sentido común y siempre luche por los estadounidenses”.

Pero más allá de posibles cantos de sirenas, la vicepresidenta norteamericana ha dejado claras las que serán sus prioridades si consigue volver a la Casa Blanca, en este caso como presidenta: la recuperación del derecho al aborto, la lucha por la clase media y el fin de la guerra de Gaza. Después de semanas evitando posicionarse, Harris ha constatado que siempre apoyará el derecho de Israel a defenderse, pero que Palestina también tiene derecho a la autodeterminación, y ha asegurado estar luchando por un alto el fuego que ya “es hora de que se produzca”. También se ha comprometido a mantener “el ejército más fuerte y letal del mundo” y a honrar a las tropas, en contraposición a Trump, quien llamó "perdedores" a los estadounidenses que han muerto en servicio.

"Los palestinos tienen derecho a la libertad y a la autodeterminación"

No ha sido elegida en un proceso de primarias, que difícilmente habría superado, pero la hija de Oakland aspira a ser la primera mujer que presida los Estados Unidos de América -ya es la primera mujer afroamericana y sudasiática candidata de uno de los dos grandes partidos del país-. Con el respaldo de su partido, país deberá decidir si la prefiere a ella, una fiscal, o a Donald Trump, el empresario y magnate que ya gobernó entre 2016 y 2020. Y en eso ha basado gran parte de su discurso, en el que ha repasado sus humildes orígenes que la llevaron a convertirse en fiscal, y advertido sobre el peligro de que Trump vuelva al poder.

"La clase media es de donde vengo"

“Cuando estaba en el instituto, me di cuenta de que algo le pasaba a mi mejor amiga, Wanda. Estaba triste en el colegio. Y había veces que no quería irse a casa. Un día le pregunté si estaba bien y me confesó que su padrastro estaba abusando sexualmente de ella. Inmediatamente le dije que tenía que quedarse en nuestra casa, y así lo hizo. Esta es una de las razones por las que me hice fiscal. Para proteger a personas como Wanda, porque creo que todo el mundo tiene derecho a la seguridad, a la dignidad y a la justicia. Para mí, es personal. La clase media es de donde vengo”, ha recalcado la vicepresidenta.

La candidata presidencial demócrata y vicepresidenta Kamala Harris. | EFE/EPA/WILL OLIVER

La campaña de Harris sabe que si quiere derrotar a Trump debe captar el interés de los indecisos, especialmente de los residentes en aquellos estados que pueden decantar las elecciones: Pensilvania, Wisconsin, Michigan, Georgia, Arizona. Por el momento las encuestas le dan a ella una ligera ventaja, pero deberá luchar por mantenerla, y ampliarla, los próximos dos meses. Con ese objetivo, Harris ha hecho hincapié en posicionarse como una persona normal, hija de migrantes y procedente de un humilde barrio donde su madre pagaba con dificultad el alquiler.

En un discurso sorprendentemente alejado de cualquier repaso a los logros conseguidos en los últimos cuatro años, y mucho más centrado en su historia personal, Kamala Harris ha recordado la vida de su madre, quien la crio a ella y a su hermana prácticamente sola, tras separarse de su padre. “Mi madre Shyamala Harris tenía 19 años cuando cruzó el mundo ella sola, al viajar de India a California soñando con convertirse en la científica que curaría el cáncer de mama. Fue ella quien nos crio (...), quien alquiló un pequeño apartamento en la bahía este. En la bahía o bien vivías en las colinas o lo hacías en the flatlands, un precioso barrio de clase obrera de bomberos, enfermeras y obreros de la construcción”.

Fue ella quien insistía a Harris y a su hermana en que jamás se quejara de las injusticias, pidiéndoles en su lugar “hacer algo para remediarlas”. “Esa era mi madre. Nos enseñó a tratar a otros como quieres que te traten a ti”. De ahí, la -ahora con todas las letras- candidata demócrata a las elecciones ha abordado toda su trayectoria como letrada, fiscal de distrito, fiscal general de California y senadora en Washington, un currículum con el que busca compensar no ser una gran oradora como los Obama, ni una reconocida política con décadas a su espalda como Biden, pero sí alguien en quien los estadounidenses pueden confiar.

“Es la diferencia entre un criminal y una fiscal”, dijo horas antes la senadora Elizabeth Warren, adivinando con acierto cuál sería el foco del discurso de coronación de la afroamericana. “Todos los días en el tribunal solía decir cinco palabras: Kamala Harris para la gente. En mi carrera entera solo he tenido un cliente: la gente. Así que, en nombre de la gente, en nombre de todos los estadounidenses, sin importar de qué partido, raza o género sean, sin importar qué idioma hable su abuela; en nombre de mi madre y todos aquellos que alguna vez se han embarcado en un viaje incierto; en nombre de los estadounidenses como las personas con las que crecí, en nombre de los que trabajan duro, de los que luchan por sus sueños; en nombre de todos aquellos cuya historia puede escribirse en el mejor país de la Tierra... acepto la nominación para ser presidenta de los Estados Unidos”, ha cerrado ante una multitud enfervorecida.

Harris agita el peligro del regreso de Trump: "No podemos retroceder"

La Convención del Partido Demócrata ha terminado siendo una balsa de aceite, nada parecido a la batalla campal que muchos vaticinaban después de la desastrosa actuación del presidente, Joe Biden, en el debate que mantuvo contra Donald Trump en junio. Después de la retirada de Biden tras semanas de presiones internas, el partido cerró filas en torno a su vicepresidenta y los rumores sobre si debía ser ella o quizás alguno de los gobernadores más conocidos. Ella misma ha hecho referencia a este proceso: “América, el camino que en las últimas semanas me ha traído aquí. Pero no soy ajena a los viajes difíciles”.

Al contrario que su número dos, Tim Walz, Harris no ha trasladado que Trump les lleve ventaja. Pero sí ha aprovechado su oportunidad para cargar contra él y contra todo lo que podría llegar a conseguir si vuelve a la Casa Blanca. Frente a su pasado como firme defensora de niños abusados, estudiantes, trabajadores engañados con sus salarios y cárteles que trafican con armas, drogas y seres humanos, la vicepresidenta ha presentado al magnate como un hombre "poco serio", al contrario que las consecuencias de volverlo a elegir, que serán "extremadamente serias".

"Imaginad un Trump sin quitamiedos, cómo utilizaría su enorme poder para servir al único cliente que ha tenido nunca: él mismo. Pensad en lo que ha pasado desde los anteriores comicios. Pensad en el poder que tendría después de que el Supremo haya sentenciado que es inmune. Estas son no solo las elecciones más importantes de nuestras vidas, sino unas de las más importantes en la historia de nuestro país. Estados Unidos, no vamos a retroceder", ha dejado claro Harris.

Las propuestas: de mejorar el acceso a la vivienda a la sanidad

Si bien los discursos de la Convención venían centrándose en el aspecto identitario para pedir el voto demócrata en las elecciones, en el discurso de Harris se han concretado medidas mucho más concretas. La vicepresidenta ha prometido bajar los impuestos a más de 100 millones de estadounidenses; ha prometido terminar con la crisis de vivienda; proteger la Seguridad Social y Medicare, el programa de seguros de salud para los más vulnerables, y ha dejado claro que bajo su mandato las mujeres tendrán derecho al aborto, porque a día de hoy "demasiadas mujeres no pueden tomar sus propias decisiones".

"¿Por qué ellos [los republicanos] no confían en las mujeres? Bueno, nosotros sí que confiamos. Cuando el Congreso apruebe el proyecto de ley para restaurar las libertades reproductivas, con mucho orgullo la firmaré y convertiré en ley", ha asegurado llevándose una fuerte ovación del público, previamente conmovido por las historias de mujeres que han tenido que dar a luz en lugares insalubres, y de violadas niñas que han sido forzadas a llevar a cabo sus embarazos. "Están fuera de sí", ha recalcado la vicepresidenta.