El gobernador de Texas, Greeg Abbott, ha sacado a más de un millón de votantes del censo desde septiembre de 2021, según ha comunicado su oficina esta semana. La mayoría estaban muertos o se habían mudado de estado, pero otros no cumplían estos criterios. Para los republicanos, hay pruebas que podrían indicar fraude electoral por parte de migrantes indocumentados.
La noticia se ha conocido solo días después de que el fiscal general de Texas ordenase el registro de casas de la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos (LULAC), una de las organizaciones más antiguas que luchan por los derechos de los latinos en todo Estados Unidos. El fiscal ha decidido buscar a personas que podrían haber estado intentando registrarse como votantes "violando la ley".
Los casos documentados de fraude electoral en el país son anecdóticos, recuerdan los medios estadounidenses, y cuando ha ocurrido se ha perseguido y condenado, como ha pasado recientemente en Carolina del Norte. Pero aún así los republicanos han empezado a utilizar ya, a algo más de dos meses de las elecciones, la expresión que enarboló el expresidente Donald Trump en los anteriores comicios, que provocó el asalto al Capitolio y que ha llevado al magnate a ser condenado por 34 delitos -la sentencia se conocerá el próximo 18 de septiembre-.
En cambio, los latinos niegan el fraude y acusan al gobernador tejano de fabricar una narrativa falsa para intimidar al colectivo, ya de por sí especialmente vulnerable.
"Los ataques descarados y selectivos del fiscal general Ken Paxton en las casas de los miembros de LULAC son un abuso de poder racista, discriminatorio y repugnante para intimidar a los votantes latinos", ha lamentado el congresista Adriano Espaillat. El gobernador lo ve muy diferente. "En Texas nunca vamos a tolerar los votos ilegales. Vamos a seguir protegiendo el sagrado derecho al voto de los texanos mientras protegemos con agresividad nuestras elecciones de los votos ilegales", ha escrito en un comunicado.
Expertos de diferentes organizaciones por los derechos civiles se han apresurado a señalar que no hay suficiente información para saber si la purga se ha llevado a cabo correctamente.
"Año tras año, se saca a gente de los censos electorales de cualquier manera y por las razones más anodinas", ha recalcado Sarah Xiyi Chen, letrada en la organización Texas Civil Rights Project. "Nos preocupa el gran número de votantes a los que se ha eliminado, lo que indica que posibles votantes texanos se han podido identificar de forma errónea como no ciudadanos y por tanto han sido expulsados del censo", ha explicado American Oversight y otro buen número de organizaciones que velan por los derechos civiles en EEUU en una carta enviada a la secretaria de Estado de Texas.
No sería la primera vez que el estado ha cometido ese tipo de errores antes. En 2019, Texas ya expulsó a 95.000 votantes porque consideró que no eran ciudadanos del país, acusándolos de fraude electoral. Después de varias revisiones se descubrió que muchos de ellos sí lo eran, solo que no habían nacido en el país: habían conseguido la nacionalidad más tarde, por ejemplo a través del matrimonio, por ascendencia directa o tras residir lo suficiente en el país (lo que se conoce como naturalized citizens).
Texas sostiene que ha eliminado a más de 6.000 votantes que han sido condenados por algún crimen. Además, también han borrado a 463.000 después de que hayan sido puestos en "listas de suspensión", lo que puede pasar después de que estos votantes se hayan mudado y no hayan actualizado su información. Asimismo, hay 6.500 que no deberían haberse llegado a registrar nunca porque no son ciudadanos del país, pese a que casi 2.000 ya hayan votado en anteriores ocasiones, todo según el comunicado emitido por la oficina del gobernador.
Alice Clapman, que trabaja supervisando procesos electorales en el programa de derechos electorales del centro Brennan, ha declarado al Texas Tribune que es muy complicado saber qué significan esos datos sin más información ni contexto. También ha asegurado que es "irresponsable" que los políticos "alimenten el fuego de la desinformación y la desconfianza en las elecciones".
Elon Musk, Trump y el fraude del voto por correo
Texas no ha sido el único lugar donde esta semana se ha insistido en la idea del fraude electoral. El multimillonario y empresario Elon Musk cree que votar por correo es una idea de "locos" y que impulsa el fraude electoral, por lo que sería necesario exigir el voto en persona y presentando un documento de identificación, a menos que la persona tenga una "excusa válida" como una razón médica o militar para no hacerlo. "Como pasa en otros países o como cuando vas a comprar cerveza".
Sin embargo, esas afirmaciones no son ciertas: para registrarse para votar hacer falta presentar un documento de identidad, normalmente un carné de conducir o el número de la Seguridad Social (en Estados Unidos no existe un DNI ni es obligatorio tener pasaporte).
Poco después de estos comentarios los medios ya estaban señalando que el propio Musk ha votado al menos dos veces por correo, según el registro electoral -aunque eso no invalide sus argumentos o sospechas de hoy-. El empresario también ha dicho en repetidas ocasiones que el voto por correo era una cosa que no existía antes de la pandemia del covid, algo que no es cierto, pero con lo que sugiere que los demócratas habrían cambiado el sistema a su favor.
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