"Gracias, senador, porque creo que esta es la conversación que (los ciudadanos) quieren escuchar". Esa frase del gobernador de Minnesota y candidato demócrata a vicepresidente en las elecciones estadounidenses de noviembre, Tim Walz, resume bien el debate que ha mantenido en la noche de este martes junto con el senador por Ohio y candidato republicano a número dos del país, JD Vance. Eso no significa que el cara a cara no estuviese plagado de discrepancias, que lo estuvo; ni tampoco que no hubiese interrupciones, momentos de tensión o mentiras, que también, pero sí implica que, por una vez, el encuentro entre los representantes de ambos partidos tuvo más de constructivo y de explicativo que de confrontación y choque.
El cara a cara de este 1 de octubre, celebrado por la cadena de televisión CBS News, arrancó con un Walz muy dubitativo y nervioso que fue perdiendo el miedo conforme avanzaban los minutos hasta terminar como en los mejores momentos de sus mítines más virales. Enfrente tuvo a un JD Vance muy seguro de sí mismo, tranquilo, sonriente y quien, al contrario de lo que preveían analistas y medios de comunicación, no había venido a montar un escándalo, ni a defender -el bulo que se inventó- que los haitianos se comen a los perros y a los gatos de Springfield (Ohio), sino a defender los postulados de su partido de forma serena, civilizada y pacífica.
El republicano acudió con la misión de romper con la imagen de agitador de las redes sociales que venía mostrando en las últimas semanas, y sacó a relucir su lado más comprensivo y paciente. Solo en una ocasión habló por encima de su oponente y de las moderadoras de la cadena, cuando trató de explicar su visión sobre la inmigración en Ohio, y el resto del tiempo le concedió a Walz que estaba de acuerdo con sus posturas en un buen número de ocasiones o expresó su desacuerdo de forma argumentada y contagiando a su oponente con su actitud. "En eso estamos de acuerdo", le respondió el demócrata en varios momentos.
Con todo, los momentos de fuerte desacuerdo se sucedieron, aunque fuese de forma civilizada. El republicano, en otro sorprendente momento, aseguró que Donald Trump "de forma pacífica" dio la victoria a Joe Biden en enero de 2021, pese a que el expresidente está siendo juzgado por no hacerlo y provocar el asalto al Capitolio, y cuando su contrincante le preguntó si reconocía el resultado electoral de entonces, Vance prefirió cambiar de tema. En sanidad, Walz hizo una apasionada defensa del sistema sanitario al que deben poder acceder todos los estadounidenses independientemente de sus recursos. Ese fue su mejor momento de la noche, cuando también insistió en que las rebajas de impuestos de Trump no dejarán margen al Gobierno proveer de buenos servicios públicos a la población. Mientras, su oponente trataba de defender que la penalización que impondrá el expresidente a las compañías por llevarse sus fábricas y trabajadores al extranjero será suficiente para financiar todo lo que los estadounidenses necesitan.
El tema del día, la invasión de Israel al Líbano y posterior ataque con misiles balísticos de Irán a Israel, solo ocupó unos minutos al principio del encuentro televisado. El republicano JD Vance se mostró completamente alineado con el país de Benjamín Netanyahu, asegurando que sí apoyaría un ataque preventivo contra Irán si así lo decide el aliado de EEUU, y trató de convencer de que Trump es el candidato que más luchará por conseguir la paz en el mundo. De su lado, Walz no contestó a la pregunta sobre si apoyaría el supuesto el ataque preventivo, y atacó a Trump diciendo que es demasiado voluble e inconstante como para que se le pueda confiar la resolución del creciente conflicto.
En inmigración, el republicano repitió la premisa en la que insistió durante todo el debate: por qué deberían los estadounidenses confiar en que Kamala Harris va a resolver el problema si lleva cuatro años en el Gobierno y no lo ha hecho. Pero ese supuesto se encontró en multitud de ocasiones con la misma contrapremisa por parte del demócrata: Trump también ha estado a los mandos y durante su presidencia solo construyó un 2% del muro que había prometido. "La mayoría de nosotros quiere resolver esto. Trump ha tenido cuatro años para hacerlo, y os prometió que sería muy fácil", ha dicho Walz.
Walz (60 años) es un carismático exprofesor y exentrenador de fútbol americano que ahora gobierna el estado de Minnesota, mientras que Vance (40 años) es un joven exabogado que saltó a la fama tras contar su historia personal de superación en un libro que se convirtió en best seller, -Hillbilly, una elegía rural- en el que contaba cómo a pesar de su difícil infancia en Ohio, en el seno de una familia de clase baja y con problemas con las drogas, consiguió estudiar Derecho en la Universidad de Yale. Su principal ventaja es esa, su historia personal, mientras que su principal debilidad podría ser los bulos que se ha inventado a lo largo de las últimas semanas. De su lado, Walz cuenta con el mérito de haber sido reelegido como gobernador, y el obstáculo de que la prensa lo ha enfrentado constantemente a sus exageraciones. Sin embargo, ambos son prácticamente desconocidos para buena parte del país y tienen por delante el reto de darse a conocer todo lo que puedan antes de los comicios. En EEUU viven más de 333 millones de personas.
Ambos reconocen sus errores
Cuando el debate entró en un terreno mucho más personal, los candidatos rechazaron atacarse. Las periodistas preguntaron a Tim Walz por qué había dicho que estuvo en plaza de Tiananmen en China si no era verdad, y el demócrata reconoció ser un "cabeza de chorlito" a veces. Explicó que estuvo allí, en Hong Kong, durante esas protestas, aunque no exactamente en la plaza en ese momento. Cuando las moderadoras preguntaron a Vance por las críticas que hizo a Trump hace años, el republicano contestó que "estaba equivocado" porque se creyó "algunas de las historias que los medios publicaron y que terminaron siendo deshonestos inventos".
El aborto protagonizó otro de los momentos más importantes del encuentro, donde el demócrata se hizo grande. Walz criticó a Trump por escoger a los jueces del Tribunal Supremo que después eliminarían el derecho al aborto y ahí puso contra las cuerdas a Vance, un conservador conocido por su oposición al aborto pero que este martes prefirió decir que no apoyaría una prohibición a niel nacional -aunque así lo expresó anteriormente-. El republicano defendió que Trump tampoco está de acuerdo con prohibirlo, sino que prefiere que decidan los estados. El propio expresidente opinó a través de X -antes Twitter- reafirmando esa postura, a pesar de que en su debate con Kamala Harris rechazó posicionarse.
Este probablemente sea el último cara a cara antes del 5 de noviembre, puesto que Harris y Trump no se han puesto de acuerdo en verse en ninguno más, pese a que se les ha ofrecido, y debates vicepresidenciales no suele haber más de uno. Quedan 35 días para las elecciones.
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