La crisis de vivienda está provocando importantes desplazamientos en Estados Unidos, desplazamientos que pueden tener un fuerte impacto electoral. Según los datos de la Oficina del Censo del país, millones de estadounidenses están dejando grandes ciudades demócratas para vivir en suburbios republicanos, modificando la composición de multitud de estados clave -aquellos que decantarán el resultado de las elecciones- y posiblemente alterando el resultado del próximo 5 de noviembre.
Los altos precios de la vivienda en estados de tradición demócrata como California o Nueva York están obligando a muchos a mudarse, mientras que suburbios republicanos situados en cuatro estados clave, Georgia, Michigan, Pensilvania y Wisconsin, son los lugares que están recibiendo más llegadas. Asimismo, en el oeste del país han sido otros dos estados clave, Arizona y Nevada, los que han recibido más nuevos vecinos, en su caso en ciudades que suelen votar demócrata.
Los precios de la vivienda llevan años particularmente altos en Estados Unidos, pero en esta ocasión podrían ser más determinantes que nunca porque combinados con el efecto de la pandemia y el auge del teletrabajo han conducido a que muchos dejen las grandes ciudades en la búsqueda de alquileres más asequibles en lugares menos abarrotados.
La cuestión ahora es a quién votarán todos aquellos que se han mudado buscando mejores precios inmobiliarios, si continuarán votando demócrata o si, desencantados por las políticas de los gobernantes de sus estados, terminarán cambiando su voto a los republicanos, y hasta qué punto este tipo de cuestiones estatales repercutirán en las elecciones presidenciales, para las que apenas quedan 18 días. El resultado a esta pregunta será crucial, porque los datos apuntan a que los condados que votaron al Partido Republicano en 2020 han ganado a 3,7 millones de personas en estos cuatro años, mientras que el mismo número de personas han salido de condados que votaron demócrata, según ha recogido Stateline en base al censo y a datos recopilados por la Universidad de Michigan.
En los condados cuya población ha crecido más a causa de la citada movilidad geográfica doméstica, que están en Georgia, Michigan, Pensilvania y Wisconsin, en 2020 ganó el entonces presidente y candidato republicano Donald Trump, pero Joe Biden registró un mejor resultado en los tres estados del Midwest y terminó ganando las elecciones. No siempre ha sido así: Arizona, Georgia, Pensilvania, Wisconsin y Michigan votaron demócrata en 2020 aunque apoyaron a Trump en 2016, un giro que no pasó al revés en ningún estado del país y que explica la insistencia que en las últimas semanas han mostrado ambos candidatos al hacer campaña en esos estados.
Un par de ejemplos en Arizona y Nevada, donde se han detectado algunos cambios. El condado de Maricopa, donde se encuentra Phoenix, votó demócrata en 2020 por primera vez desde 1948, mientras que el condado de Clark de Nevada, donde está Las Vegas, sigue votando demócrata pero el voto republicano ha aumentado hasta el 44%, en lo que podría estar reflejando salidas de la zona este de Los Ángeles. En cambio, el condado de Reno en Kansas cada vez está votando más demócrata, en apariencia por los ciudadanos que está perdiendo en Las Vegas y que estarían votando lo mismo que allí. Es reseñable porque en Arizona los republicanos ganaron todas las elecciones entre 2000 y 2016, ambos incluidos, pero perdieron el estado en 2020, y en Nevada se ha votado republicano en todas salvo dos elecciones de 1976 a 2004 pero después se ha teñido de color azul, lo que invita a pensar que estos cambios demográficos pueden estar favoreciendo a los demócratas.
En esta ocasión, las elecciones están tan ajustadas que las decidirán un puñado de votantes, con lo que un cambio en varios miles en solo un estado puede cambiar el resultado en todo el país. En este sentido hay que recordar que en las elecciones presidenciales estadounidenses los votantes no eligen directamente al presidente, sino que escogen a los miembros del colegio electoral, y que además rige el sistema the winner takes it all, por el que quien gana las elecciones en un estado se lleva a todos los delegados de ese estado, sin ningún tipo de reparto representativo como sí sucede en España.
Los precios de la vivienda se han disparado desde 2020
En Estados Unidos la crisis de la vivienda es un problema importante, como sucede en España, que sobre todo se ceba con los jóvenes. La brecha generacional es tal que los millennials y la generación Z no pueden acceder a una vivienda en propiedad, asfixiados por los crecientes costes de la vida, los tipos de interés y las deudas universitarias. "Los salarios no han seguido el ritmo de los alquileres y hacen muy difícil que los jóvenes ahorren para la entrada a una vivienda, o para conseguir una hipoteca", apuntan desde Washington Housing Conservancy, una ONG que adquiere y posee viviendas asequibles.
Según un estudio de March Redfin, una inmobiliaria, más de la mitad de los propietarios de vivienda e inquilinos encuestados aseguraron que las políticas de vivienda tendrán un impacto importante en su voto de noviembre. La última encuesta de Gallup sobre preocupaciones financieras de los estadounidenses y publicada en mayo apunta en el mismo sentido: la vivienda es el segundo mayor dolor de cabeza de los americanos, solo por detrás de la inflación.
Los precios de la vivienda han subido fuertemente a lo largo de los últimos años, especialmente en 2020, razón fundamental es la falta de oferta para satisfacer a la alta demanda. Los tipos de interés de las hipotecas se duplicaron entre 2021 y 2023, y en consecuencia la mitad de los inquilinos a nivel nacional gastan más del 30% de sus ingresos en pagar su vivienda. El sinhogarismo ha crecido un 12% solo el año pasado, mayor aumento desde 2007.
En respuesta, la campaña de la vicepresidenta Kamala Harris está tratando de posicionarla como la candidata más preocupada por el problema de la vivienda, y en su programa asegura que priorizará tres medidas. Por un lado, exigirá al Congreso que apruebe una legislación para que los fondos utilicen herramientas de fijación de precios que conduzcan a aumentos en todo el país; en segundo lugar, que construirán más de tres millones de viviendas en los próximos cuatro años y facilitarán los créditos a quienes las construyan, y que impulsarán las hipotecas para que puedan acceder a ellas familias que puedan demostrar que siempre han pagado a tiempo el alquiler a lo largo de los dos últimos años.
“Cuando los votantes acudan a las urnas en noviembre, buscarán soluciones en los candidatos que faciliten alquileres de calidad y casas a la venta en vecindarios con oportunidades y a los que puedan acceder residentes con ingresos medios y bajos”, dice el Washington Housing Conservancy. “Estudio tras estudio demuestran que tener una vivienda estable con acceso a buenos colegios, empleos, espacios verdes, sanidad y comida sana promueve la movilidad económica y el bienestar físico y mental. Ha llegado el momento”.
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