Una nueva era en la que Estados Unidos dejará atrás su “decadencia” actual, avanzará en todos los sentidos posibles -del energético, al económico, geográfico, social y hacia el espacio- y no solo recuperará su grandeza de hace años, sino que la superará como nunca. Es la promesa Donald Trump de cara a su segundo mandato, inaugurado este lunes, que llama la atención por una particularidad: por primera vez, se trata de un presidente estadounidense que ni siquiera menciona a Europa.
Es la última gota que cae en un vaso que lleva meses llenándose. El recién investido presidente de Estados Unidos advirtió en su anterior mandato de que no ayudaría a Europa si resultase atacada militarmente, como revelaron altos funcionarios europeos la semana pasada. Thierry Breton, comisario francés de mercado interior, explicó hace unos días que el incidente tuvo lugar entre la presidenta de la Comisión Europa Ursula Von der Leyen, él mismo y Trump en enero de 2020, en el foro de Davos. Para el estadounidense era una manera de recordar que estaba dispuesto a salir de la OTAN porque la consideraba “muerta”, y al mismo tiempo aprovechó para pedirles 400 millones de dólares en concepto de deuda en defensa.
El ambiente ya era tenso, pero lo que no esperaban los europeos era que ese ataque militar procediese del mismo Trump. El presidente de Estados Unidos lleva semanas amenazando con anexionarse Groenlandia (Dinamarca) y hasta envió a su hijo mayor, Donald Trump Jr, a hacer campaña por la causa a la isla. El asunto ha traído de cabeza a los líderes europeos durante días, que no han dejado de posicionarse al respecto, hablar de lo que implicaría, preguntarse si realmente el mandatario iba en serio. Este lunes, sin embargo, Trump dejó a Groenlandia estar.
No la mencionó, como a Europa. Pero sí habló -de pasada- de los aranceles que impondrá a los países que importen productos a EEUU, saco en el que en el pasado ha incluido a la Unión Europea. En consecuencia, la primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen tampoco comentó nada sobre la investidura de Trump ni felicitó al presidente en sus redes sociales. Este domingo, la líder sí explicó en público que creía que los europeos tendrían que "navegar una nueva realidad" durante este segundo mandato y que probablemente iban a tener que hacer frente "a una carrera larga". "Al mismo tiempo, es por supuesto extremadamente importante que mantengamos la alianza con EEUU, porque desde la II Guerra Mundial ha sido nuestro aliado más importante. Juntos somos más fuertes para hacer frente a los desafíos".
En el discurso que Trump ha pronunciado este lunes después de jurar el cargo por segunda vez, el presidente no hizo ninguna referencia a sus aliados, ni europeos ni de otros lugares, tampoco habló de metas a conseguir con la colaboración de otros países. Centró sus esfuerzos en remarcar una vez más sus promesas y en amenazar a quien se ponga en su camino. Entre las promesas, la de terminar todas las guerras activas hoy por hoy, a recuperar el canal de Panamá, imponer aranceles a sus vecinos, luchar contra el tráfico de drogas que entra en EEUU y la migración ilegal. Entre las amenazas, imponer aranceles a quienes no ejerzan el férreo control sobre la frontera que él exige, la de cambiar el nombre del golfo de México a golfo de América y la de empezar a devolver a los “criminales ilegales” a sus lugares de origen. También enviará tropas al borde sur y aprobará que los cárteles mexicanos sean considerados organizaciones terroristas por EEUU.
“Como en 2017, construiremos de nuevo el Ejército más fuerte que el mundo jamás ha visto. Mediremos el éxito no solo por las batallas que ganemos, sino también por las que terminemos, y, quizá lo más importante de todo, las guerras en las que nunca nos meteremos. El legado del que estaré más orgulloso será el de ser un pacificador y unificador, eso es lo que quiero ser, un pacificador y un unificador. Tengo el placer de decir que ayer, un día antes de que asumiese el cargo, los rehenes de Oriente Medio empezaron a volver a casa con sus familias”, dijo el presidente. Trump ha amenazado de forma reiterada con sacar a EEUU de la Alianza Atlántica, al considerar que EEUU aporta demasiado y la mayoría de sus miembros, demasiado poco.
Trump ha insistido en la necesidad de que los aliados europeos tomen las riendas de su propia seguridad, y en el pasado se ha mostrado molesto con que muchos de sus miembros no aportasen el 2% de su PIB como en 2014 se comprometieron a hacer -España está en el 1,28%, y descarta llegar al mínimo pactado antes de 2029-. Por eso, los expertos prevén cambios importantes en la Alianza, que no la harán desaparecer pero cambiarán su espíritu, sobre todo por el debilitamiento del papel de EEUU. Si es que se puede predecir algo de lo que suceda durante la Administración Trump, algo complicado.
El discurso tampoco hizo ninguna mención a la relación de la próxima Administración con China. Trump tan solo comentó que China está operando el canal de Panamá a pesar de que Estados Unidos no se lo dio a China, sino a Panamá. “Y vamos a recuperarlo”, afirmó. Al líder no le ha dado apuro afirmar que el canal fue “estúpidamente” entregado al país homónimo pese a que EEUU gastó “más dinero que nunca” en el proyecto, que además costó 38.000 vidas. “Hemos sido tratados muy mal por este regalo idiota que nunca deberíamos haber hecho y la promesa de Panamá se ha roto. El propósito del acuerdo y el espírito del trato han sido violados totalmente. A los barcos americanos les están cobrando de más y no los están tratando justamente de ninguna de las maneras”.
Las reacciones de los líderes europeos
Las reacciones a la -activa- pasividad de Trump con Europa no se hicieron esperar. El presidente francés, Emmanuel Macron, advirtió de que los miles de millones de euros que los contribuyentes europeos aportan a las arcas públicas no pueden usarse para comprar armas estadounidenses, recalcando que es necesario invertir más en las industrias de defensa de la Unión. "No podemos aumentar la deuda juntos, gastar más en nuestra defensa para subvencionar a la industria, la riqueza y los trabajos de otros continentes. Cuando decimos 'gastemos más en nuestros ejércitos', en muchos países eso significa 'compremos más material estadounidense'", ha lamentado.
El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, ha felicitado a Trump por su nuevo cargo y ha deslizado que "la paz, a través de la política fuerte que ha anunciado, supone una oportunidad para fortalecer el liderazgo estadounidense y conseguir una paz justa y a largo plazo, que es la mayor prioridad".
El secretario general de la OTAN, el holandés Mark Rutte, ha felicitado a Trump y ha dicho que con él en el poder la organización acelerará "el gasto en defensa y producción". "Juntos podemos conseguir la paz a través de la fuerza, ¡a través de la OTAN!", ha publicado en X, optimista.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, no ha hecho referencia a la falta de menciones a Europa en el discurso de Trump y le ha transmitido que la UE "está deseando trabajar de cerca" con el presidente "para hacer frente a los desafíos internacionales". "Juntas, nuestras sociedades pueden conseguir una mayor prosperidad y fortalecer su seguridad común. Esta es la fuerza de la alianza trasatlántica", ha escrito.
En la misma línea se ha posicionado el canciller alemán Olaf Scholz: "¡Enhorabuena! Estados Unidos es nuestro aliado más cercano y el objetivo de nuestra política es tener siempre buenas relaciones trasatlánticas. La UE, con sus 27 miembros y sus más de 400 millones de habitantes, es una unión fuerte".
"Durante siglos, la relación entre nuestros dos países ha sido de colaboración, cooperación y de una asociación duradera. Juntos hemos defendido al mundo de los tiranos y hemos trabajado para la seguridad y prosperidad mutuas. Con el afecto de siempre del presidente Trump y los lazos históricos con el Reino Unido, sé que esa profunda amistad continuará", ha dicho Keir Starmer, primer ministro británico desde hace unos meses.
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