El temor a ser deportados está venciendo a la urgencia de ir a trabajar para poder pagar las facturas en los hogares de migrantes de todo Estados Unidos. Las amenazas de llevar a cabo deportaciones masivas de Donald Trump, que asumió de nuevo el cargo de presidente el pasado lunes, han llevado a aquellos que no tienen autorización para residir en el país a limitar su exposición pública y a alertar a los agricultores. La mayor agrupación de empresarios del sector de California ha advertido a su vez de que los trabajadores no están acudiendo a sus puestos en Central Valley, en la parte central del estado, lo que repercute en la cosecha de los cítricos.

Si la situación se prolonga, podría llevar a importantes incrementos en los precios de los limones y naranjas justo en el pico de la temporada, remarcan los agricultores de la Bay Area.

“Sin duda estamos preocupados por lo que está pasando, por cómo se está desarrollando”, ha dicho el director de las granjas del condado de Monterey, Norm Groot, a la cadena NBC, asegurando que solo las amenazas de deportación podría hacerles perder a 55.000 trabajadores que necesitan para la cosecha. "No van a venir a trabajar y eso significa que las cosechas se van a quedar en el campo, nadie las va a recoger y probablemente se pierdan”.

Al otro lado del país, en la ciudad de Chicago, el presidente de la Asociación de Restaurantes de Illinois Sam Toia ha dicho al Chicago Tribune que él está a favor de deportar a los criminales, pero que los trabajadores tienen miedo y que Trump debería pensar en el efecto que sus amenazas van a tener en la economía. "Trump presumió de que bajaría la inflación. Pero si vas a hacer deportaciones masivas, vas a ver cómo la inflación se dispara", ha opinado, al mismo tiempo que ha pedido que el Gobierno conceda autorizaciones para trabajar a más inmigrantes.

Trump dijo que bajaría la inflación. Pero con las deportaciones masivas, la inflación se disparará"

En Estados Unidos los inmigrantes que residen sin autorización alcanzaron los once millones en 2022, según los últimos datos disponibles de la American Community Survey. La cifra está por debajo del pico de 2007, cuando se alcanzaron los 12,2 millones, pero ha registrado el mayor incremento en un año desde entonces, y lo más probable que a lo largo últimos dos años hayan crecido, tanto por el aumento considerable de los cruces de la frontera como por el de las solicitudes de asilo registradas.

De esos once millones, se calcula que ocho trabajan con normalidad, el 3,3% de la población, y que con ellos viven 4,4 millones de menores nacidos en EEUU. Según un estudio del Centro de Estudios sobre Migraciones, en EEUU los trabajadores sin permiso de residencia pagaron casi 100.000 millones en impuestos en 2022, lo que también da una idea del impacto que su salida del país podría tener tanto en las arcas públicas como en las entidades financieras a las que esas familias abonan sus hipotecas.

Un 3% de la población, o un 5% del conjunto de trabajadores del país, es una parte relativamente pequeña del total, pero la presencia de los migrantes sin autorización de residencia en sectores como la construcción, la agricultura, la sanidad, los cuidados o la hostelería es enorme, como llevan meses advirtiendo los expertos. "Siembran, recogen y procesan la comida de los estadounidenses, construyen casas en todo el país, y cuidan a los mayores. Sin el trabajo de los migrantes, estas industrias se enfrentarán a la falta de mano de obra, además de que EEUU perderá a trabajadores que recibieron su educación aquí", apuntan desde el Comité Económico del Congreso estadounidense, un panel asesor de la cámara que publicó en diciembre un estudio sobre el posible impacto de deportaciones masivas de Trump.

Siembran, recogen y procesan la comida de los estadounidenses, construyen casas en todo el país, y cuidan a los mayores. Sin el trabajo de los migrantes, estas industrias se enfrentarán a la falta de mano de obra

"Más del 15% de los trabajadores indocumentados tienen un grado o algún tipo de estudios superiores a los del grado, y casi medio millón están matriculados en universidades", amplían. Según sus cálculos, las expulsiones prometidas podrían reducir los trabajadores de la agricultura en 225.000 y de la construcción en 1,5 millones, además de reducir el PIB en 280.000 millones el primer año.

Las órdenes ejecutivas que Trump ha firmado durante sus primeros días en el cargo incluyen, además de la declaración de emergencia nacional que le permita gestionar la inmigración a su criterio, terminar con la ciudadanía por nacimiento -una medida que un juez bloqueó ya el jueves al considerarla "descaradamente inconstitucional"- y paralizar el programa que los inmigrantes utilizan para pedir asilo en Estados Unidos. Asimismo, también tumbó una orden de Biden que impedía llevar a cabo redadas en lugares sensibles como colegios, hospitales o iglesias.

"Los criminales ya no podrán esconderse en los colegios e iglesias de Estados Unidos para no ser arrestados", dijo el Departamento de Seguridad Nacional. "La Administración Trump no atará las manos de nuestros valientes agentes, sino que confía en ellos para que usen el sentido común. Esta decisión empodera a los valientes hombres y mujeres en la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos y del Servicio de Inmigración (ICE) para que apliquen nuestras leyes de inmigración y capturen a los inmigrantes ilegales, incluidos asesinos y violadores, que han entrado de forma ilegal en nuestro país”.

El presidente de Estados Unidos convirtió la expulsión de ilegales en su promesa principal de la campaña electoral pese a que el 64% de los estadounidenses creen que deberían tener un modo de quedarse en el país de forma legal, siempre que cumplan ciertos requisitos, frente a 35% que dice que no deberían poder quedarse. La encuesta es de Pew Research y evidencia hasta qué punto la población americana es consciente de que los migrantes, aunque no tengan papeles, son una pieza importante de la economía del país porque se ocupan de los trabajos que los estadounidenses rechazan. Estados Unidos tiene actualmente una tasa de desempleo del 4%, y los empresarios tienen dificultades para encontrar mano de obra en ciertos sectores.

En Chicago, los migrantes han contado a los medios de comunicación cómo tan pronto como Trump tomó posesión muchos informaron a sus jefes de que se tomarían unos días libres, compraron en el supermercado todo lo posible y optaron por que sus hijos no fuesen a las extraescolares por un tiempo. Marcos Ceniceros, director de una organización de operarios de almacén, ha dicho que hay trabajadores que planean no ir a trabajar durante días, al menos hasta que pasen las primeras redadas. La Administración Trump aseguró el fin de semana pasado que sus esfuerzos por arrestar a sospechosos de residir ilegalmente en el país comenzarían por Chicago, una “ciudad santuario” que presume de proteger a los migrantes. En esa línea, hay quienes han optado por no llevar a sus hijos al colegio y tampoco asistir a misa.

El gobernador de Illinois, el demócrata JB Pritzker, ha advertido de que los agentes intentarán arrestar al menos a 2.000 personas solo en la ciudad de Chicago y que pensaban ir solo a por los que son sospechosos de haber cometido un crimen, pero que no sabía "si realmente lo harán o no". A nivel local, se han estado organizando seminarios para que los migrantes conozcan sus derechos y aprendan cómo deben encarar un posible encuentro con un policía o agente de inmigración.

Los empresarios creen que tendrá un efecto importante en los negocios locales, similar a la pandemia del coronavirus. “Durante la pandemia eran trabajadores esenciales, cuando nuestro país más los necesitaba. Y ahora son ellos quienes nos están pidiendo que estemos ahi cuando nos necesitan", lo ha resumido el supervisor del Condado de Monterey, en California, Luis Alejo.

"Donald Trump está provocando in una ola de terror sin precedentes con sus órdenes ejecutivas, que van a provocar sufrimiento inmediato y daños a largo plazo al conjunto del país", ha dicho Setareh Ghandehari, abogada de Detention Watch Network. "Los inmigrantes son miembros vitales y muy valiosos de nuestras comunidades y pedimos a los políticos que hemos elegido a todos los niveles que rechacen los ataques de odio de la Administración Trump".