El gran día, en teoría, era este jueves. Era cuando el presidente estadounidense, Donald Trump, tenía previsto anunciar los aranceles que impondría a todos los países que gravan la entrada de productos estadounidenses a sus territorios. Una cuestión de justicia, venía diciendo durante semanas, con el objetivo de equilibrar la balanza comercial y de conseguir que empresas que producen fuera de EEUU instalen allí su sede para no pagar esos aranceles. Con lo recaudado a quienes opten por seguir importando -y pagando los aranceles-, aseguraba el presidente, su Administración podrá bajar impuestos, otra de sus grandes promesas de campaña.
Pero Trump siempre sorprende, y en esta ocasión no ha sido diferente. En lugar de aprobar aranceles concretos, o de anunciar qué gravámenes impondrá a qué países, el mandatario ha optado por firmar un memorándum en el que pide a los técnicos del Departamento de Comercio que calculen durante los próximos 180 días qué cuantía concreta debe establecer Estados Unidos a las importaciones procedentes de cada uno de los países con los que tiene algún tipo de relación comercial. El secretario de dicho Departamento, Howard Lutnick, ha asegurado que será antes, en torno al 1 de abril, para que así el presidente pueda cumplir sus deseos lo antes posible.
Lo que en un primer momento parecía un ojo por ojo -tú me cobras aranceles, yo te cobro los mismos a ti- porque Estados Unidos había decidido no consentir que otros países se "aprovechasen" de su fuerte economía, va a terminar siendo una medida aleatoria, imprevisible y, sobre todo, un castigo a otros países por prácticas que el Gobierno estadounidense considere perjudiciales para su país, tengan o no que ver directamente con el comercio.
Con su decisión, el presidente opta por romper con todas las normas del comercio internacional y dirige a la economía mundial a un terreno de incertidumbre económica no vista siquiera durante su primer mandato -asegura que entonces pensaba hacerlo, pero no llegó porque optó por tener buen corazón-. Si el objetivo es que los países tomen decisiones antes de la llegada vigor de los gravámenes, es decir, que quienes hoy por hoy tienen aranceles más altos para los productos estadounidenses que al revés los recorten con tal de no entrar en una guerra comercial, es algo en lo que este jueves el presidente no ha entrado.
Los aranceles anunciados este jueves no son la primera medida del estilo que Trump impone. La semana pasada, ya aprobó gravámenes del 25% para todas las importaciones procedentes de Canadá y México, pero posteriormente decidió posponer un mes su entrada en vigor tras conseguir el compromiso de que ambos países reforzarán su frontera, y también del 10% a China, que sí están en marcha desde el martes de la semana pasada. Además, esta semana aprobó aranceles al acero y el aluminio procedente de cualquier país del mundo que entrarán en vigor el 12 de marzo.
Aranceles a la medida de Trump
Los economistas del Gobierno de Trump tienen mucho trabajo por delante. Porque el presidente ha anunciado “aranceles recíprocos”, esto es, gravámenes a los productos extranjeros que entren en EEUU equivalentes a los que soportan los productos americanos que viajan a otros países, pero que no serán tan recíprocos como su nombre indica: la intención de Trump es establecer tasas que incluyan los impuestos que otros países cobran a Estados Unidos, como por ejemplo el impuesto sobre el valor añadido (IVA) europeo, ya que entiende que también supone un coste para las empresas americanas. Aunque también estén obligados a afrontarlo las nacionales.
“Equiparar el IVA a un arancel, como está haciendo Trump, es una ridiculez. El IVA grava por igual la producción nacional y la producción extranjera (importada al país). No protege, por tanto, a la producción nacional frente a la competencia de la extranjera”, ha opinado este jueves en X el economista Juan Ramón Rallo. “Lo del IVA es un sinsentido que sólo usa para poder justificar aranceles universales altos”.
Además del IVA, la escalada proteccionista incluye también todo tipo de tasas e incluso beneficios fiscales que un país pueda aplicar a su propia industria. Trump lo mete todo en el mismo paquete de “prácticas injustas” que, en total, contempla cinco elementos: los aranceles propiamente dichos, los impuestos “discriminatorios” a Estados Unidos, lo que incluye al IVA; las políticas, ayudas o regulaciones que perjudiquen a las empresas estadounidenses; los tipos de cambio; los salarios del país y cualquier otra práctica que pueda considerarse desleal.
La UE, uno de los principales objetivos
Como ejemplo, el presidente ha mencionado las ayudas de la Unión Europea a los productos agrícolas, y se ha esforzando en remarcar que la Unión Europea ha sido "brutal en el comercio" porque ha impuesto "aranceles encubiertos" a EEUU, por ejemplo a través del IVA. "Hay una razón por la que Alemania vende más coches que los que nosotros les vendemos, y no es por la calidad de la manufactura ni el diseño estadounidense. Es simplemente por prácticas comerciales desleales, y eso es letal. Es un arancel oculto", dijo el mandatario estadounidense en el Despacho Oval.
Actualmente, los vehículos europeos afrontan en Estados Unidos un arancel del 2,5%, pero los estadounidenses afrontan uno del 10% para entrar a Europa. Esa cifra podría subir hasta el 27% sumando todos los elementos que Trump considera que hay que tener en cuenta, han apuntado fuentes del Gobierno a la agencia EFE.
“Estados Unidos tiene una de las economías más abiertas del mundo y está entre los que presentan tasas de aranceles más bajas, de media, en todo el mundo. Estados Unidos impone menos barreras a las importaciones que otras grandes economías del mundo, incluyendo aquellas con sistemas políticos y económicos similares. Durante muchos años, EEUU ha sido tratado de forma injusta por sus socios comerciales, tanto amigos como enemigos. Esta falta de reciprocidad supone una fuente de déficit comercial de bienes enorme y persistente”, justifica Trump en el memorándum publicado en la tarde de este jueves.
“Esta situación es insostenible. El déficit comercial de EEUU amenaza nuestra economía y nuestra seguridad nacional, ha hundido nuestra base industria, ha reducido nuestra competitividad general y ha convertido a nuestro país en dependiente de otros países para conseguir satisfacer nuestras necesidades de seguridad. Haciendo del comercio algo más recíproco y equilibrado, podemos reducir el déficit comercial, hacer crecer la economía de EEUU y mejorar nuestras relaciones comerciales con socios comerciales para el beneficio de los trabajadores estadounidenses, ya sean empleados de fábricas, agricultores, ganaderos, emprendedores y empresarios”.
"Una fragmentación de la economía mundial no es buena para nadie"
Amenaza a los BRICS
Trump ha repetido este jueves su amenaza al bloque de los BRICS, formado originalmente por Brasil, Rusia, la India, China y Sudáfrica, con aranceles del 100% si "juegan" con el dólar. "Si los BRICS quieren jugar, esos países no comerciarán más con nosotros. No comerciaremos con ellos. Si juegan con el dólar, el mismo día les aplicaremos un arancel del 100%". En sus primeras horas en la Casa Blanca, el pasado 20 de enero, el presidente ya formuló la misma amenaza, con la particularidad de que confundió a España con uno de los integrantes del bloque y le amenazó con imponerle también gravámenes.
Con este conjunto de medidas, el presidente estadounidense busca presionar a sus socios para negociar desde una mejor posición medidas de todo tipo, desde migratorias a comerciales, de seguridad y económicas. Pero el efecto que esa manera de negociar podría tener en la economía global, más allá del hecho de que rompe con las reglas internacionales del comercio, puede ser enorme.
“Si vemos una fragmentación en la economía mundial, eso no es bueno para la economía mundial, no es bueno para nadie”, opinó sobre los aranceles el gobernador del Banco de Inglaterra, Andrew Bailey, en una entrevista con la agencia de noticias Bloomberg previa al anuncio de Trump de ayer. Eso podría conducir a un menor crecimiento en la economía mundial. Pero las implicaciones en la inflación son difíciles de predecir porque no dependen solo de los aranceles en sí sino de cómo otros países reaccionan a ellos y responden a ellos. Puede conducir a un desvío del comercio a otras economías, y también depende del movimiento de los tipos de cambio”.
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hace 5 días
La fracasada juntaletras de Alba haciendo el ridículo cuando decía que algunos de los nominados por Trump para ocupar cargos en la administración corrían peligro de ser rechazados en el Senado.
Veamos:
– Pete Hegseth, secretario de Defensa: confirmado.
– Tulsi Gabbard, directora de los servicios de Inteligencia: confirmada.
– Robert Kennedy, secretario de Sanidad: confirmado.
No es de extrañar cuando esta misma juntaletras decía antes de las elecciones que las mujeres republicanas votarían a escondidas de sus maridos a favor de Kemala Harris, o que el apoyo de Taylor Swift a la «racializada» le iba a ganar mucho voto joven. Es difícil equivocarse tanto y hacer más el ridículo.
Por favor, Alba, esperamos otra «exclusiva» tuya.