Donald Trump ha asegurado que ha decidido imponer aranceles del 25% a las importaciones procedentes de la Unión Europea. "Hemos tomado una decisión y la anunciaremos muy pronto. Serán del 25%", ha adelantado durante la primera reunión de su gabinete, que ha tenido lugar este miércoles. Trump ha precisado que los aranceles afectarán a todos los productos, aunque anteriormente había dicho que solo repercutirían en los coches europeos.
El presidente estadounidense ha dicho que la UE se creó "para fastidiar a Estados Unidos, ese es su propósito". "Y han hecho un buen trabajo, pero ahora yo soy el presidente". "Hemos tomado una decisión y la anunciaremos muy pronto: serán del 25% en términos generales, y afectará a los coches y a muchas otras cosas", ha apuntado el presidente ante las preguntas de la prensa.
La semana pasada, cuando se encontraba de puente en su mansión de Mar-a-Lago (Florida), Trump ya amenazó con que gravaría la importación de coches, chips y productos farmacéuticos, y que detallaría su plan el 2 de abril. Asimismo adelantó que los aranceles aumentarían a lo largo del año, como también amenazó que sucedería con los aranceles impuestos a Canadá y México, que durante este mes -ampliable, dependiendo de las negociaciones entre los países y EEUU sobre la inmigración y la frontera- están suspendidos.
Con respecto a los aranceles de México y Canadá, Trump ha sembrado la confusión durante su reunión con el gabinete porque dijo que entrarán en vigor del 2 de abril en lugar del 4 de marzo, cuando estaba previsto, pero después fue corregido por el secretario de Comercio, que insistió en la fecha del 4 de marzo para comprobar si ambos países han hecho lo suficiente para conseguir otro aplazamiento de su entrada en vigor. Por tanto, no quedó claro si el presidente ha decidido dar a México y Canadá un tiempo extra o si estaba hablando de cosas diferentes.
De su lado, los productos y servicios chinos ya afrontan aranceles del 10% para entrar en Estados Unidos, de acuerdo con la orden ejecutiva que Donald Trump firmó el 1 de febrero y que entró en vigor el día 4. China respondió con un paquete de contramedidas, lo que incluía aranceles al carbón estadounidense, el gas natural y la maquinaria agrícola. Aparte, Trump planea imponer más aranceles al aluminio y al acero procedente de cualquier país a mediados de marzo, y ha amenazado a todos los países del mundo que actualmente gravan las importaciones estadounidenses con lo que ha bautizado como "aranceles recíprocos" que tendrán en cuenta desde los aranceles propiamente dichos como los impuestos, la regulación y otros factores que EEUU considera que perjudican a sus empresas.
Ya son varias las ocasiones en las que el magnate estadounidense ha anticipado que aprobará pronto gravámenes a la importación de coches, chips y productos farmacéuticos europeos. Pero todo parece parte de una estrategia basada en amenazas con tomar medidas que después no entran en vigor porque los afectados reaccionan a esas presiones concediéndole a Trump lo que pide antes de que llegue a aprobarlas, y en ese contexto se entiende este ya repetido aplazamiento de los aranceles a México y Canadá y a la Unión Europea.
Una negociación basada en las amenazas
Los economistas han repetido que a Trump no le interesa provocar una guerra comercial global porque está más que demostrado que el déficit comercial no se arregla con aranceles, y que los gravámenes provocan incrementos de precios que sobre todo perjudicarían al consumidor estadounidense. El presidente insiste en que Estados Unidos debe reducir los productos que importa de fuera, potenciar su industria y así ser más autosuficiente, pero al mismo tiempo vincula la amenaza de aranceles a otros temas como la llegada de inmigrantes sin papeles a su país y la entrada de drogas.
Así, en el caso de México y Canadá, ha asegurado que si elaboran planes a largo plazo para controlar la inmigración y las drogas, desactivará los aranceles, sin concretar cómo regulará entonces el déficit comercial que en un primer momento era el origen de la medida. Los presidentes de ambos países por el momento han optado por negociar con Trump antes de imponer aranceles en respuesta a Estados Unidos.
Del mismo modo, el presidente anunció el martes que el Departamento de Comercio llevará a cabo una investigación sobre si la producción extranjera de cobre y las importaciones a Estados Unidos suponen un riesgo para la economía y seguridad nacional estadounidense. Dependiendo de los resultados del estudio, el magnate podría anunciar nuevos aranceles al cobre, un material que se utiliza en la industria y la construcción militar -es un componente esencial de barcos, aviones y tanques-, y también en el sector de las nuevas tecnologías y la inteligencia artificial.
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hace 2 horas
Es increíble como el sistema político americano ha permitido llegar a las elecciones a un Jesús Gil y Gil.
Y digo llegar a la opción de ser elegido, porque con las redes sociales, etc, «hackeando» el cerebro de los votantes, es responsabilidad del sistema político cribar antes a los elementos destructivos.