El vicepresidente estadounidense, JD Vance, ha terminado su viaje exprés -de apenas unas pocas horas- a Groenlandia dando un discurso a los militares de la base de Pituffik en el que ha rebajado significativamente el tono que Trump y él mismo venían adoptando sobre la posibilidad de anexionarse la isla. La mano derecha de Trump ha desechado la posibilidad de que EEUU incremente su presencia militar en el territorio autónomo ártico, algo con lo que venía amenazando, y ha explicado que cree que "no será necesaria" esa fuerza militar porque podrán alcanzar un acuerdo con los groenlandeses "para garantizar su seguridad" a la vez que la de EEUU.

Sin embargo, al mismo tiempo ha insistido en el mensaje de que Estados Unidos debe como mínimo alcanzar un acuerdo con la isla porque consideran que es imprescindible para su propia protección, dados los intereses de China y de Rusia en el Ártico. En esta ocasión, el mandatario ha optado por un tono mucho más calmado y ha rodeado su discurso de cierta sensación de lógica y sentido común: ahora Groenlandia no es un capricho, sino una necesidad que siempre ha estado ahí y que si se deja de lado, como hasta ahora, podría tener terribles consecuencias tanto para EEUU como para sus propios habitantes de la isla.

"Nuestro mensaje es muy simple. Sí, la gente de Groenlandia va a tener autodeterminación. Pero esperamos que elijan a Estados Unidos como socio, porque somos la única nación en el planeta que respetará su soberanía y respetará su seguridad, porque su seguridad es también en gran medida la nuestra", ha afirmado. "Lo que creemos que va a ocurrir es que los groenlandeses van a elegir ser independientes de Dinamarca, y luego vamos a tener conversaciones con ellos a partir de ahí. Pienso que hablar sobre algo demasiado lejano en el futuro es demasiado prematuro", ha indicado Vance, el primer vicepresidente estadounidense en visitar la isla.

Vance ha insistido en que Groenlandia primero optará por su autodeterminación, y después se aliará con Estados Unidos. "No creemos que vaya a ser necesaria nunca la fuerza militar. Pensamos que esto tiene sentido, y como la gente de Groenlandia es racional y buena, creemos que será posible hacer un acuerdo al estilo de Trump para garantizar la seguridad de este territorio y también la de EEUU". El mensaje ha sido, una y otra vez, explicado de formas diferentes, que no se trata de un antojo, sino que el control estadounidense de la isla es imprescindible para el futuro estadounidense porque de lo contrario nunca estará a salvo. Y que la culpa de todo ello es del gobierno danés, y, por extensión, de la Unión Europea.

El estadounidense ha llegado a Groenlandia en un momento de máxima tensión por las amenazas de su país a la isla. En un primer momento, la Casa Blanca anunció que la segunda dama y esposa del vicepresidente, Usha Vance, viajaría a la isla a asistir a unas carreras de perros y trineos... pero que lo haría acompañada del secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, y por el asesor de seguridad nacional, Mike Waltz, lo que hizo las alarmas de la isla. El primer ministro de Groenlandia, Mute B. Egede, llamó la visita “altamente agresiva” y que suponía un nuevo golpe a la relación entre los dos países, por mucho que Trump haya insistido en que la visita es una cuestión “de amistad, no una provocación”.

Después, JD Vance anunció que él también asistiría porque no quería "perderse la diversión". En un vídeo en el que recalcó los mensajes que ha venido lanzando en las últimas semanas, volvió a dejar claro que Estados Unidos va en serio cuando asegura que quiere anexionarse Groenlandia. “Dinamarca, que controla Groenlandia, no está haciendo su trabajo y no está siendo un buen aliado. Uno tiene que preguntarse cómo vamos a solucionar este problema de seguridad nacional y si eso significa que necesitamos tener más intereses territoriales en Groenlandia eso es lo que el presidente Trump hará. Porque no le importa lo que los europeos nos griten, lo que le importa es poner los intereses estadounidenses primero”, dijo recientemente en una entrevista. 

Trump lleva meses dejando caer la idea de que quiere hacerse con Groenlandia, una idea con la que también jugó en su primer mandato, pero no ha sido hasta estos últimos días cuando ha demostrado que va en serio. “Creo que tenemos que ir y convencerlos de que tenemos que hacerlos con el territorio porque no es posible defender bien gran parte de esta tierra -no solo los Estados Unidos- sin él. Así que tenemos que tenerla, y creo que la tendremos”. “Es una isla con ventajas defensivas e incluso desde el punto de vista del ataque es algo que necesitamos… cuando miras a los cientos de barcos que pasan por su costa, es un sitio muy ajetreado”, afirmó este mismo miércoles.

Dinamarca "no ha hecho un buen trabajo"

Vance ha dado la vuelta al argumentario sobre la "anexión" y en esta ocasión ha remarcado la idea de que el problema es que Dinamarca no ha cuidado la seguridad de Groenlandia "durante años", y que Trump sí planea tomarse "en serio" su protección ante el renovado interés de China y de Rusia en el Ártico. El vicepresidente ha acusado a Dinamarca de no haber invertido lo suficiente en la defensa de la isla, y ha dicho que esta es peor que hace 40 años, al tiempo que ha criticado que se haya "dejado" a los soldados estadounidenses al cargo. "Es muy sencillo, el presidente ha sido muy insistente con esto: este territorio, Groenlandia, importa de verdad para la seguridad de EEUU y es extremadamente vulnerable ahora mismo".

"Y si los groenlandeses estuviesen a favor de llegar a un acuerdo con EEUU, y yo creo que al final lo estarán, podremos conseguir que estén mucho más seguros, que tengan mucha más protección, y creo que estarán mucho mejor económicamente. Esto tiene que pasar. Y la razón por la que tiene que pasar es porque nuestros socios no han hecho su trabajo. ¿Cuál es la alternativa entonces? ¿Dejar el Ártico a China y a Rusia, y a otros regímenes que no tienen los mejores intereses para los estadounidenses? No tenemos otra opción, tenemos que tomar una posición significativa en Groenlandia para mantener a su gente a salvo, para mantener a nuestra gente a salvo", ha dicho.

Entre los acompañantes del vicepresidente al viaje han estado, además de su esposa, el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Michael Waltz, y el secretario de energía, Chris Wright. Minutos después de terminar su breve discurso y rueda de prensa con periodistas, el vicepresidente ha vuelto a subirse a su avión de regreso a Washington. El viaje solo ha consistido en un almuerzo en la base militar de Pituffik, una breve reunión allí y el discurso final, en total, menos de tres horas.