25 horas y 5 minutos. Ha sido el tiempo que el senador demócrata estadounidense Cory Brooker ha aguantado pronunciando casi sin parar un discurso contra el presidente del país, Donald Trump, como protesta ante la "crisis" a la que la Administración del magnate está llevando al país. El representante arrancó a hablar a las siete de la tarde del lunes y no fue hasta algo después de las ocho de la tarde del martes, más de 25 horas después, cuando abandonó el estrado, batiendo el récord del discurso más largo jamás pronunciado en la cámara, que hasta este martes lo ostentaban el republicano Thurmond y su alegato de 1957 contra los derechos civiles, que duró más de 24 horas.

Booker arrancó su alegato el lunes y siguió a lo largo de toda la noche ante una cámara prácticamente vacía, lamentando los recortes de Trump y sus persecuciones de inmigrantes. "Esto no va sobre la derecha o la izquierda, va sobre lo que está bien y lo que está mal", dijo al inicio. "No es un momento partidista, sino moral. ¿Cuál es vuestra postura?". El congresista de Nueva Jersey no ha parado para ir al baño, ya que no está permitido en este tipo de intervenciones, no ha comido y apenas ha bebido -porque de hacerlo, habría tenido que dejar el puesto de orador-. Tampoco se ha apoyado contra la pared: durante el día completo que ha estado hablando, lo ha hecho erguido, sobre su atril, y tan solo ha parado de hacerlo para escuchar algunas de las preguntas que otros representantes le formulaban.

El gesto del representante buscaba conseguir que los demócratas recuperen el protagonismo en un momento en el que Trump lleva más de 70 días en el cargo, evidenciar que están haciendo todo lo posible para enfrentarse al presidente. En su discurso, Booker ha hablado de inmigración, sanidad, educación, seguridad nacional y otros aspectos de las políticas de Trump y sus recortes, alertando de la "crisis constitucional" a la que considera que el presidente está abocando al país. El discurso ha podido seguirse en directo en su cuenta de X, @senbooker. En TikTok, más de 175 millones de personas han visto el final de su alegato en directo.

El político ha dejado claro en todo momento que su intención era alterar el funcionamiento normal del Senado "durante todo el tiempo" que le fuese "físicamente posible". "Me levanto esta noche porque sinceramente considero que nuestro país está en crisis". "Soy completamente consciente, y por eso voy a estar aquí tantas horas como pueda". Con todo, el gesto del congresista no se considera un filibuster -esa táctica que con frecuencia se usa para retrasar la aprobación de leyes en el Capitolio de EEUU- porque no se ha producido en el marco de un debate concreto sobre una ley o un nominado.

"En solo 71 días, el presidente de Estados Unidos ha provocado tanto daño en la seguridad de los americanos, en su estabilidad financiera, en el corazón del origen de nuestra democracia e incluso en nuestras aspiraciones como personas. Estos no son tiempos normales en América, y no deberíamos tratarlos como tales", ha lamentado el representante de 55 años.

Los filibuster en EEUU

El filibusterismo o obstruccionismo parlamentario a través de largos discursos como el de Booker de este lunes y martes ha sido ampliamente representado en películas y series estadounidenses por lo llamativo de su método. Según las normas, un congresista puede hablar todo el tiempo que desee siempre que no se siente o pare -lo que incluye ir al baño-, y no es necesario que se atenga a un tema concreto. Hasta hoy, el récord de discurso más largo lo tiene el senador Storm Thurmond, de Carolina del Sur, quien en 1957 habló durante 24 horas y 18 minutos seguidos para frenar la ley de Derechos Civiles.

"Estoy aquí pese a su discurso, estoy aquí porque aunque era poderoso, la gente es más poderosa", ha dicho Booker, que habló desde la tarima de sus orígenes como descendiente de esclavos y también de propietarios de esclavos. Según la prensa del momento, Thurmond se preparó para ese momento dándose baños de vapor buscando que su cuerpo se acostumbrase a estar deshidratado y que no necesitase ir al baño durante tantas horas, aunque finalmente terminó acudiendo una vez, mientras otro congresista subía al estrado para hablar de otro tema.

Por si tenía que volver a orinar, su equipo había preparado un cubo en el guardarropa que le permitía hacerlo sin tener que salir de la tarima, como marcan las normas. Al haber acudido una vez al baño, hay quienes consideran que no es Thurmond quien tiene el récord del discurso más largo en el Capitolio estadounidense, sino que lo ostenta el senador Wayne Morse, entonces republicano, quien en 1953 aguantó 22 horas y 26 minutos sin pausa alguna.

En este caso, Booker ha explicado a la prensa que no había comido nada desde el sábado y no había bebido agua desde el domingo, con el fin de deshidratarse, con lo que consiguió no tener que ir al baño en las 25 horas, según el periodista de CNN Manu Raju. El político ha asegurado que ha experimentado calambres por la falta de agua. Al final de su discurso, la cámara estaba llena de senadores demócratas y vacía de republicanos, pero han sido suficientes para revitalizar al partido.

El líder de los demócratas en el Congreso, Hakeem Jeffries, que también es el primer líder de un partido negro, ha asegurado que el final del discurso de Booker fue un "momento increíblemente poderoso" porque el político batió el récord de un racista, y que ha "luchado por mantener el estilo de vida estadounidense y nuestra democracia". El partido también ha aplaudido la autocrítica de Booker, que ha insistido en que pueden hacerlo mejor y en que deben mirarse al espejo para afrontar las "amenazas a los estadounidenses, que son graves y urgentes". "Debemos hacer más para frenarlas".