Estados Unidos está dejando a un lado la agresividad que lleva meses escenificando en público en materia arancelaria. Al menos, en privado. Ahora, las reuniones con representantes de diferentes gobiernos de todo el mundo se suceden, mientras trascurren los 90 días de plazo que el presidente estadounidense, Donald Trump, decidió dar de tregua a las fuertes tasas que impuso hace dos semanas y que hicieron tambalearse las bolsas de todo el mundo y también el mercado de la deuda pública estadounidense. Y esa es la sensación que ha transmitido este jueves el ministro de Economía de España, Carlos Cuerpo, quien ha regresado a Washington una semana después de su último viaje para reunirse con el representante de comercio de Estados Unidos, Jamieson Greer.

“Hay una voluntad de llegar a un acuerdo y de hacerlo”, ha dicho Cuerpo en declaraciones a los medios de comunicación en las que se ha mostrado optimista y cauteloso, sin comunicar que se haya llegado a ningún avance concreto ni que se haya trabajado en ninguna línea específica, para lo que ha pedido margen. “Yo creo que hay que darle tiempo a esa negociación, hay que darle tiempo a esas reuniones para que seamos capaces, primero, de poner este marco detallado sobre la mesa y, segundo, de ir limando precisamente esas diferencias y llegar a un acuerdo”, ha asegurado.

Cuerpo ha acudido esta semana a Washington en el marco de las reuniones de primavera que cada año organizan el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, y tras viajar también la semana pasada para reunirse con el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, en lo que constituyó el primer encuentro que España mantenía con la Administración Trump. Entonces, el ministro trató de mediar -pero no negociar- entre Estados Unidos y la Unión Europea, quien, insistió, es quien debe llevar el timón de las negociaciones arancelarias, y ya se mostró optimista. 

Ahora asegura que vuelve más optimista de lo que llegaba, en parte porque el tono del Gobierno de Trump es constructivo y hace pensar que sí quieren llegar a acuerdos, aunque esos acuerdos no impliquen bajar los aranceles impuestos de la aparente barrera del 10%, que Cuerpo no cree infranqueable. “Creo que ahora mismo no estamos en ese sentido, en una línea roja en cuanto a una cifra específica final de aranceles, tanto el general como los sectoriales”, ha asegurado ante una pregunta sobre si Estados Unidos podría bajar los aranceles por debajo del 10% ahora vigente. 

“Yo creo que lo que me transmite el embajador Greer es que ellos lo que quieren es tener ese elemento, conseguir ese objetivo de reducir el desequilibrio, el déficit comercial que tienen con respecto al resto del mundo los grandes socios comerciales. Y en ese sentido, lo que tenemos que encontrar entre todos es una forma de acercarnos a este problema de tal forma que sea en beneficio de todos y que sea un acuerdo del cual la Comisión Europea, en este caso pueda sacar también ese elemento equilibrado y justo para los Estados miembros, para los países que conformamos la unión estas instituciones. Yo creo que hay que centrarse en lo positivo y efectivamente esa llamada a que América no tiene que ir sola, que tenemos que entender que sigue estando en el orden multilateral y que sigue apostando por este orden también por las instituciones que lo componen”, ha declarado Cuerpo.

Con motivo de los encuentros de primavera, el FMI ha revisado sus previsiones de crecimiento de todo el mundo, rebajando las de todas las grandes economías salvo la española, sobre todo por el impacto de los aranceles de Donald Trump. Una rebaja que no ha sentado nada bien a Estados Unidos, malestar que ha expresado a través de su secretario del Tesoro, Scott Bessent, quien ha acusado al organismo de alejarse de “su misión” y de sus “mandatos fundamentales” y de tener una agenda “dispersa y desenfocada”.

Estados Unidos no mencionó expresamente la revisión a la baja de las previsiones, sino el “tiempo y los recursos” que el FMI destina al cambio climático, al género y a las cuestiones sociales en lugar de, por ejemplo, atacar a China por las “políticas distorsionadoras” que aplica al comercio a nivel mundial. En la misma línea, Bessent criticó al Banco Mundial, porque en su opinión no debería conceder préstamos a los países más pobres. Sin embargo, no pidió la salida de EEUU de ambos organismos, como se especula desde hace semanas, y, en sentido contrario, afirmó que los dos tienen “papeles críticos en el sistema internacional” y que “la Administración Trump está ansiosa por trabajar con ellos siempre que sean fieles a sus objetivos”.

Sin apoyos parlamentarios para la reducción de jornada

El ministro ha comentado tanto el proyecto de ley de reducción de la jornada laboral a 37,5 horas semanales, que volverá al Consejo de Ministros el próximo martes, como la OPA de BBVA al Sabadell, sobre la que la Comisión Nacional de Mercados y Competencia (CNMC) emitirá su opinión también la próxima semana. En esta ocasión, Cuerpo ha evitado el choque con la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, y ha insistido en que "es importante" que el Gobierno "consiga este avance en materia social lo antes posible". No obstante, ha pospuesto la negociación con los grupos parlamentarios hasta después de la segunda aprobación por parte del Consejo de Ministros, no antes como pidió en un primer momento.

"Ahora mismo, este texto que irá incorpora algunas de las sugerencias que han hecho las instituciones que han formado parte de este proceso intermedio, dando sugerencias, dando recomendaciones, y lo que hacemos es ya lanzar, a través de este segundo paso por el Consejo de Ministros, el proyecto al Congreso para que podamos tener esa discusión de enmiendas, esa discusión con el resto de grupos parlamentarios y llegar, como ya dijimos desde el principio, a un texto que sea ambicioso en el objetivo pero que sea también equilibrado en el diseño. Ahora empieza el momento de intentar conseguir ese acuerdo y yo estoy convencido de que podremos llegar a un acuerdo", ha afirmado.

Sobre la OPA de BBVA al Sabadell, el ministro ha destacado que el Gobierno está "en el mismo punto" en el que estaba "al principio", y que mantiene sobre la mesa la opción de vetar la absorción si lo considera necesario. "Nosotros estamos en el mismo punto en el que estábamos al principio. No ha habido ninguna novedad en ese sentido. Estamos también esperando, por supuesto, siendo muy respetuosos con el procedimiento, a que la Comisión Nacional de Mercados y la Competencia se pronuncie y a partir de ahí, por supuesto que analizaremos con todo detalle ese pronunciamiento y veremos cuáles son las siguientes actuaciones que tenga que hacer el Gobierno".

"Pero nuestra preocupación inicial por el impacto en materia de competencia o de excesiva concentración sigue estando; en cuanto a las condiciones para los clientes financieros, en particular para las pymes, también un elemento esencial para el Gobierno como es la inclusión financiera y que esta operación no suponga un cierre de oficinas o un peor acceso de los ciudadanos... o también un elemento de cohesión regional o territorial, siendo, por ejemplo, Sabadell un banco esencial en dos territorios como Cataluña y la Comunidad Valenciana... son todo preocupaciones que siguen estando sobre la mesa. Veremos cuál es la valoración de la CNMC y a partir de ahí, por supuesto que seguiremos los siguientes pasos de proceso y nos seguiremos pronunciando".