La Unión Europea es un proyecto en constante construcción que se conseguirá gracias a “realizaciones concretas”. Así lo concebían los padres fundadores. La amenaza en este convulso siglo XXI es la parálisis o la involución, si las formaciones nacionalpopulistas y euroescépticas ganan peso y unen sus fuerzas. Es lo que está en juego en las próximas elecciones al Parlamento Europeo en las que 373 millones de ciudadanos de 28 países de la Unión Europea estamos convocados a votar, a elegir a nuestros representantes, a decidir nuestro futuro. Se celebran entre el 23 y el 26 de mayo.
Son las elecciones transnacionales más grandes del mundo. Los 751 eurodiputados representan a 500 millones de ciudadanos. Los británicos siguen en el Parlamento Europeo mientras no salgan de la UE, de modo que también están convocados a las urnas.
Si el 2 de julio, cuando se constituya el nuevo Parlamento ya están fuera, no participarán más y 27 de sus 73 escaños se repartirán entre varios Estados miembros. Quedarían entonces 705 diputados en la Eurocámara, con sede en Estrasburgo, Bruselas y Luxemburgo. España contaría con cinco eurodiputados más. Pero los británicos de momento siguen dentro. El número de diputados de cada país es proporcional a su población aunque con límites: ningún país tiene menos de seis (Malta, Luxemburgo y Chipre) ni más de 96 eurodiputados (Alemania).
El Parlamento Europeo, que ha presidido esta legislatura el popular Antonio Tajani, se renueva cada cinco años. En 2014 la participación media fue de 42,61% y en España, donde se vota con circunscripción única, de apenas llegó al 43,81%. En España la cita es el 26 de mayo y coincide con comicios locales y autonómicos, lo que puede animar más el voto, tradicionalmente bajo y muy articulado en clave nacional si bien no hay tanta inclinación al voto útil.
Una cita crucial
Hay algo en lo que coinciden las fuerzas que apuestan por más Europa y las que quieren menos Europa y más nacionalismo. Es una cita crucial que se celebra en un momento crítico para el futuro del proyecto europeo. “Son las elecciones más importantes de la Historia de la UE. Marcarán el camino en una dirección u otra”. Lo dice Steve Bannon, ideólogo de Donald Trump y fuente de inspiración de populistas como el italiano Matteo Salvini, líder de la Liga y ministro del Interior.
Junto al primer ministro húngaro, Viktor Orban, y la líder de Reagrupación Nacional, Marine Le Pen, forma el trío más pujante del nacionalpopulismo en la UE. Los tres encabezan formaciones que las encuestas prevén como ganadores en las elecciones europeas en Italia (Liga), Hungría (Fidesz) y Reagrupación Nacional (Francia). Le Pen ya encabezó la formación más votada en Francia en 2014.
Si en el Parlamento no hay mayoría posible sin los nacionalistas o los extremos, habrá menos Europa y la desunión será nuestra debilidad", dice el presidente Macron
El europeísta Emmanuel Macron, que ganó las presidenciales el 7 de mayo de 2017 frente a la populista Marine Le Pen, también cree que vivimos un momento crucial. "Estas elecciones constituyen una etapa absolutamente crítica para definir el futuro del proyecto. Si ganan quienes quieren menos Europa, si mañana en Europa en el Parlamento no hay mayoría posible sin los nacionalistas o los extremos, está claro que habrá menos Europa y la desunión será nuestra debilidad", dijo Macron el Día de Europa, jueves 9 de mayo, en la cumbre celebrada en Sibiu, Rumanía.
"Los nacionalistas y populistas pueden fracturar y bloquear decisiones de avance importantes para la Unión Europea. Por esto, considero estas elecciones europeas decisivas. Unas elecciones en las que los ciudadanos europeos debemos votar sí a más y mejor Europa frente al no de los antieuropeos", afirma Susana del Río, profesora del Máster Unión Europea del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales.
Cada gobierno tiene una estrategia distinta para frenar a los antieuropeos, lo que merma la capacidad de detenerlos", afirma Didac Gutiérrez-Peris
Para Didac Gutiérrez-Peris, profesor en Sciences Po, de París, “cada gobierno parece tener una estrategia distinta para frenar a las fuerzas antieuropeas, lo que de entrada merma la capacidad de retenerlos de forma colectiva. Emmanuel Macron está convencido que la estrategia es la de apostar por una ‘Europa que proteja’, jugando con una visión proteccionista pero no excluyente. Un concepto interesante que tiene el mérito de quitarles el monopolio a los nacionalpopulistas la noción de ‘protección’ y ‘soberanía’”.
Sin embargo, señala Gutiérrez-Peris, “para otros países como Austria, Países Bajos y algunos nórdicos, la estrategia es ignorar esta ola antieuropea (incluso coquetear con ella como hace el presidente austríaco) y concentrarse más bien en unirse para influenciar y contrarrestar el bloque franco-alemán”.
La amenaza está ahí. El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, ha reconocido cómo las elecciones europeas han de ser una respuesta clara al nacionalismo y al populismo “con actos y no con palabras”. Juncker recomienda no caer en el juego de eslóganes y descalificaciones que tanto gustan a los populistas.
Vinculada a la amenaza populista está la desinformación. En el Reino Unido el Brexit pudo imponerse gracias, en parte, a la propagación de noticias falsas. Sin embargo, en Francia se contuvieron los ataques y Macron resultó elegido presidente en mayo de 2017. "Cualquier alteración en el proceso electoral, y son 28 elecciones, podría bloquear la UE", señala la eurodiputada Beatriz Becerra, quien cree que se están poniendo medidas desde las instancias europeas aunque no se sabrá si son efectivas hasta que afrontemos la prueba de fuego del 26-M.
Actual correlación de fuerzas
Los euroescépticos irrumpieron en el Parlamento Europeo en 2009, cuando lograron 56 escaños de un total de 736. En 2014 doblaron su presencia al conseguir 108 representantes de 751. En Francia el entonces llamado Frente Nacional, ahora Reagrupación Nacional, fue el partido más votado. Y los sondeos apuntan a que volverá a encabezar el podio.
No es un fenómeno nuevo pero está en auge y algunos de sus artífices, como Salvini, buscan la unión de los soberanistas para moldear la UE a su antojo. La Liga en Italia tendría un 30% de los votos en las europeas, según los últimos sondeos.
El temor de Macron y de Juncker, y de todos los europeístas convencidos, es que el nuevo Parlamento Europeo esté muy fragmentado y los euroescépticos tengan suficientes apoyos como para impedir a los eurófilos aunar las mayorías necesarias para seguir avanzando.
Por primera vez en España un partido ultranacionalista como es Vox contaría con cinco eurodiputados, según el último CIS. Vox aún no ha hecho público a qué grupo parlamentario europeo se sumaría.
Los partidos nacionales de los 28 países se distribuyen por afinidad ideológica en ocho grupos políticos en el Parlamento Europeo saliente, con 750 escaños. En cada grupo debe haber al menos 25 miembros de al menos una cuarta parte de los Estados miembros (siete). Los no inscritos tienen muy limitada su capacidad de acción y cuentan con menos recursos financieros.
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De los actuales ocho grupos hay tres en el espectro más al a derecha del Partido Popular Europeo y uno a la izquierda de los socialdemócratas que son en mayor o menor medida críticos con la Unión Europea. Sin embargo, cuentan con una clara mayoría los grupos europeístas con una presencia muy fuerte de populares, los más numerosos, y los socialdemócratas.
Curiosamente el ultranacionalista Fidesz, liderado por el primer ministro húngaro, Viktor Orban, forma parte todavía del Partido Popular Europeo, si bien está suspendido seis meses por sus ataques a Juncker.
Orban está pensando adscribirse a otro grupo político después del 26-M. Salvini trata de seducirle, pero en principio parece más cercano a los Conservadores y Reformistas. Vox también podría recalar en este grupo, firme defensor de la cristiandad frente a "la amenaza musulmana".
En el extremo derecho están los Conservadores y Reformistas Europeos, donde se encuentra Ley y Justicia de Polonia, Fratelli d’Italia, el Partido Cívico Democrático checo o el Partido Conservador británico; Europa de la Libertad y la Democracia Directa, que suma a Reagrupación Nacional, antes Frente Nacional, el Partido de la Libertad de Austria o Vlaams Belang belga; y la Europa de la Libertad y la Democracia Directa, donde confluía el UKIP y el Movimiento 5 Estrellas. En el extremo izquierdo estaría la Izquierda Unitaria Europea / Izquierda Verde Nórdica (GUE/ NGL).
“Los ultraconservadores y ultranacionalistas rechazan de forma más frontal el proceso de integración europea en todos los ámbitos (quizás con matices en relación con los Conservadores y Reformistas), enfatizando su rechazo a la inmigración y defendiendo la soberanía nacional. Los izquierdistas son especialmente críticos con la dimensión económica de la UE, que consideran a favor del neoliberalismo y carente de sensibilidad social y redistributiva”, explica Luis Cornago, analista de riesgo político en Teneo, en un artículo titulado La diversidad de los partidos anti establishment en el Parlamento Europeo, publicado en Agenda Pública.
La alianza soberanista de Salvini
Hasta ahora los populistas euroescépticos en el Parlamento Europeo han sido minoritarios y han estado muy divididos. Pero parece que van aprendiendo de los errores.
El líder de la Liga, Matteo Salvini, ha llamado a unir fuerzas, si bien es complejo que los ultranacionalistas (Italia primero, Hungría primero...) busquen el bien común. Salvini apela al “sentido común” y bajo ese lema ha convocado una marcha el 18 de mayo en Milán.
Ha nacido una nueva casa común populista, la Alianza Europea para los Pueblos y las Naciones. En el primer encuentro a principios de abril en Milán estuvieron Alternativa para Alemania (AfD), el Partido Popular Danés, y los Finlandeses.
Marine Le Pen y el holandés Geert Wilders están con Salvini. En una entrevista en El País, la líder de Reagrupamiento Nacional dejaba clara la estrategia actual, que no pretende más salidas de la Unión Europea, sino moldear la UE desde dentro.”Ya no es una cuestión de todo o nada. Ahora hay otra posibilidad, otra vía. Tomémosla”. La vía pasa por dejar la UE irreconocible.
Los eurófobos no tienen un programa, sino postulados muy generales, pero sí ofrecen una narrativa. Al contrario que los eurófilos", señala Delle Donne
“Lo que quieren es una Europa donde comercien pero sean naciones no dependientes de otras, que se termine con la idea supranacional. No tienen un programa, son postulados políticos muy generales, pero sí ofrecen una narrativa, y al contrario pasa con los eurófilos. Viendo las encuestas está claro que en todos los países van a subir las propuestas que se acercan más a quienes defienden la eurofobia o eurescepticismo. Me da la impresión de que para cuestiones puntuales se van a poner a trabajar juntos”, afirma Franco delle Donne, coeditor de Epidemia ultra, un recorrido por la ola reaccionaria que recorre Europa.
El riesgo de una Europa polarizada y paralizada es mayor que nunca. Seguimos votando listas nacionales, que luego se agrupan para coordinarse en el Parlamento Europeo. Macron trató de impulsar que hubiera listas transnacionales pero chocó con la oposición del grupo popular, ahora mayoritario.
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La última proyección del 18 de abril anticipa una pérdida de escaños sustancial de los grupos tradicionales, populares o demócrata-cristianos (180 escaños, 37 menos) y socialdemócratas (149 escaños, 37 menos). Sin embargo, los liberales de ADLE junto En Marche de Macron llegarían a rondar el centenar de eurodiputados. Los Verdes sumarían 57 eurodiputados y la izquierda más extrema tendría 46 miembros.
La Alianza creada por Salvini estaría en unos 70 escaños y los Conservadores y Reformistas llegarían a 60, según un sondeo de Politico. Aún hay muchos de los que no se sabe cuál será su adscripción. Politico calcula que los euroescépticos sumarían 255 representantes, más que nunca antes, y 469 los eurófilos.
Base estable de votantes
Según una encuesta de la Fundación Bertelsmann, realizada en los 12 países más grandes de la UE, los partidos populistas han creado en poco tiempo una base estable de votantes, de al menos un 10%, aunque el nivel de rechazo es también muy elevado. Esta investigación subraya que será relevante que los europeístas movilicen a su electorado ya que los euroescépticos activan vivamente a sus seguidores.
Lo relevante, más que el número aunque también, es si actuarán unidos y si intentarán bloquear que haya más Europa. Según Gutiérrez-Peris, “habría que diferenciar entre dos tipos de euroescépticos. Por un lado, un grupo parlamentario histriónico con la Liga y Reagrupación Nacional que se dedique básicamente a vociferar e insultar. Mientras no tenga una minoría de bloqueo, se les podrá ignorar con relativa facilidad en el día a día parlamentario”.
Los más peligrosos serían, a juicio del profesor de Sciences Po, “los euroescépticos más interesados en paralizar una agenda proeuropea, en particular los polacos. Su estilo será próximo a los tories en 2009. Este grupo supone un mayor desafío, aunque no sean los más mediáticos”.
Unos y otros plantean un reto a las fuerzas europeístas, que tienen serias dificultades para explicar a los ciudadanos para qué sirve su voto. “Paradójicamente los europeístas adolecen de falta de creatividad comunicativa. En Alemania el eslogan del europeísta SPD es ‘Europa es la respuesta’. Dudo que eso alcance y movilice. Es la oportunidad de definir mejor la Unión Europea”, afirma el coeditor de Epidemia ultra.
Susana del Río explica que hay que hablar de ellos sólo para pararles con firmeza: "Los políticos en la campaña creo que deben alertar del riesgo en el hemiciclo de un antieuropeísmo desintegrador pero que también es muy necesario que expongan sus propuestas sobre asuntos de presente y de futuro para la UE: empleo, seguridad común, defensa, inmigración, agricultura, inteligencia artificial, futuro de las próximas generaciones".
La amenaza se para construyendo mensajes reales europeos que se van a convertir en política en la próxima legislatura", dice Susana del Río
A juicio de Del Río, "la amenaza se para construyendo mensajes reales europeos que se van a convertir en política en la próxima legislatura. También se para la grieta creando tendencia europea continua. Es una contradicción que en el Parlamento Europeo, la institución en la que nuestros representantes hacen política europea, emerjan grupos que pretenden fracturar un proceso de integración tan fuerte como es el europeo".
Juncker recomienda a los ciudadanos de la UE que el día de la votación cada uno piense que encarna Europa. “Cada uno debe preguntarse: si todo el mundo votara como yo, ¿cómo sería la UE el día después de las elecciones? Si todo el mundo votara por el extremismo, ¿cómo será el paisaje europeo de los próximos años?” Es tiempo de reflexión.
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