De Conte a Conte. El 66º gobierno italiano desde el fin de la Segunda Guerra Mundial estará presidido por el mismo primer ministro que el gabinete precedente. Sin embargo, será diferente porque ya no estará Matteo Salvini, el líder de la Liga.
Conte, que ha aceptado con reservas el encargo, ha asegurado que no quiere gobernar contra nadie, sino para el bien de todos los ciudadanos con el fin de "modernizar el país y hacer que nuestra nación sea aún más justa, inclusiva y solidaria".
El nuevo gobierno italiano es fruto de una alianza entre el Movimiento 5 Estrellas y el Partido Democrático que tiene como objetivo frenar al líder populista y dar un giro de timón a la política italiana. Uno de los objetivos es cumplir con la UE. De hecho, los dos partidos dieron su apoyo a Ursula von der Leyen como presidenta de la Comisión Europea. Así Italia vuelve a Europa.
Después de dos días de consultas con los partidos con representación parlamentaria, el portavoz del presidente Sergio Mattarella anunciaba que este jueves se reuniría a primera hora de la mañana con Giuseppe Conte. Después de una breve reunión, Conte ha anunciado que se disponía a encabezar un Conte bis.
En Italia es el presidente quien tiene la prerrogativa constitucional de decidir si hay base para formar gobierno, y si no lo cree así, convocar elecciones.
El Movimiento 5 Estrellas, la fuerza más numerosa en el Parlamento, ha apostado por la continuidad del profesor de Derecho que llegó hace poco más de un año a la presidencia del Consejo de Ministros como un novato en política. Ha lidiado un combate de boxeo contra Salvini y ha salido triunfante. Al menos por ahora.
El riesgo es ahora que Salvini se haga fuerte como líder de la oposición y desestabilice al gobierno, formado por fuerzas en muchos aspectos antagónicas. Salvini considera el pacto entre grillini y PD como un acuerdo gestado fuera del país, en el G-7, para crear "una Italia sumisa".
El Partido Democrático, liderado por Nicola Zingaretti, se opuso en principio a que Giuseppe Conte siguiera al frente del gobierno italiano. Daba imagen de continuidad y el PD apuesta por que el nuevo gabinete sea símbolo de cambio. Sin embargo, ha terminado aceptando a Conte.
Su discurso en el Senado contra Salvini le permite presentarse como un adalid de la democracia frente al acoso populista. "Es un acto de servicio al Estado", explicaba en Facebook el ex primer ministro del PD Matteo Renzi.
El líder de la Liga dio por roto el pacto de gobierno con los grillini el pasado 8 de agosto y abogó por una convocatoria de elecciones anticipadas. Para lograrlo su partido registró una moción de censura contra Conte. Su maniobra fue tan intempestiva que tuvo como consecuencia el acercamiento entre dos antiguos rivales, el Movimiento 5 Estrellas, que consideró una traición el golpe de Salvini, y el Partido Democrático, de centro izquierda.
Conte acudió al Senado la semana pasada para presentar su versión de la crisis veraniega. Arremetió contra Salvini, a quien llamó "oportunista político". Le acusó de actuar en defensa de "intereses particulares y partidarios" y en contra de los intereses del Estado.
Dijo que votar es un ejercicio de ciudadanía, pero hacerlo cada año es irresponsable. A continuación presentó su renuncia como presidente del Consejo de Ministros. Fue su carta de presentación para un Conte bis.
El entrante y saliente primer ministro y el presidente Mattarella son los dos políticos más populares de Italia, según un sondeo de Ipsos para el Corriere della Sera. Un 57% de los italianos ve positivamente la gestión de Mattarella y un 52% estima la labor de Conte. El tercer mejor valorado es Matteo Salvini con un 36%, seguido por Luigi di Maio, líder de 5 Estrellas, con un 28%, y Nicola Zingaretti con un 23%.
Hace apenas tres semanas Matteo Salvini iba de playa en playa haciendo de discjockey y perreando con sus fans. Por las noches daba mítines y esgrimía el rosario o besaba estampitas. Los sondeos, que le situaban rozando la mayoría absoluta, actuaron como un canto de sirena que terminó aturdiéndole. Precipitó la crisis, seguro de que así los italianos le aclamarían en las urnas en otoño y sería finalmente primer ministro.
Pero en Italia todo es posible. Un hombre a quien dio el visto bueno hace un año como primer ministro, con la confianza de que sería un profesor sin perfil político, le ha dejado fuera del gobierno. Como dice este jueves La Stampa, a Conte es "difícil odiarlo y fácil infravalorarlo". Salvini le infravaloró y ahora lo sabe.
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