Es europeísta de cabeza y de corazón. Susana del Río Villar (Madrid, 1966) conoce profundamente los entresijos de la Unión Europea, su historia, sus tratados y documentos, pero va más allá. Está convencida de que siendo europeos somos mejores ciudadanos y más solidarios.
Sostiene que se sitúa en el centro, y evoca un símil deportivo, porque Susana del Río estuvo a punto de ser una grande del tenis profesional. Sigue jugando y gran parte de su carácter se explica por su experiencia en la pista. Su mejor golpe es el drive pero sabe manejar la raqueta con la izquierda. En política defiende que es hora de ir al centro.
"Ahí están los líderes que buscan el máximo común denominador. Mi gobierno ideal sería de líderes que trabajan, que hacen autocrítica y que saben pedir perdón. De derechas y de izquierdas", señala Susana del Río. Su curriculum vitae impresiona: es doctora en Ciencias Políticas; académica de la Academia Europea de Ciencias y Artes; y directora del Grupo de expertos Convención sobre el futuro de Europa y miembro del Consejo Académico de Fide. Más aún su talante conciliador, su entusiasmo y su generosa sonrisa.
Pregunta.- El presidente francés, Emmanuel Macron, ha dicho en el diario Financial Times que "estamos en el momento de la verdad" después del "shock antropológico" que ha causado el coronavirus. Añade: "Hemos de decidir si Europa es un proyecto político o un proyecto de mercado". ¿Está de acuerdo con este planteamiento?
Respuesta.- La manera en que salgamos de esta crisis tan dura y tan compleja va a determinar que retrocedamos y nos concentremos solo en la economía, o en un proyecto político más ambicioso que implique el reforzamiento del proceso de reintegración europea.
Si vamos solo a salvar la economía, la empresa, el mercado único..., retrocederemos años. Volveremos a un tiempo de reconstrucción, a esa Comunidad Económica Europea posterior a la Segunda Guerra Mundial.
Si vamos a salvar la economía sin proyecto político, volveremos a la Comunidad Económica Europea, retrocederemos muchos años
Si reforzamos el proyecto político europeo, vamos a más integración europea, más política de altura europea, hacia una política transversal en cambios importantes como la toma de decisión, el paso de unanimidad a mayoría. Vamos a una democracia supranacional europea, a modelos en los que la UE tenga competencias para reaccionar ante una pandemia como la que vivimos, peligros para nuestros Estados. Este paso requiere cesión de soberanía y más política a nivel supranacional.
P.- Hoy jueves se celebra un Consejo Europeo crucial. España ha presentado un non paper, un plan sobre un plan de reconstrucción. La Comisión Europea va en esa misma línea. ¿Es el camino? ¿Crees que hay posibilidades de que Países Bajos ceda y también lo haga Italia, que insiste en que haya coronabonos?
R.- Este Consejo Europeo es clave. El documento que lleva España traza la línea para el futuro, tanto para la política económica a nivel europeo como para la política de reconstrucción.
La solución debe venir de un Consejo Europeo real. Esta crisis es una lección para cada Estado miembro y una catarsis, un psicoanálisis. Para salir de esta pandemia lo que necesitamos es integración y catalizadores integradores, tanto de Estados como ciudadanos.
Cada Estado miembro quiere salvar su propia economía y siempre hay un dilema muy importante entre los intereses del Estado miembro y los intereses comunes. España está en una situación muy mala. Vamos al Consejo Europeo con una posición débil, porque necesitamos ayuda de forma inminente.
Cada Estado miembro quiere salvar su propia economía y hay un dilema entre los intereses del Estado miembro y los intereses comunes
El gobierno de España espero que se dé cuenta de que no se pueden establecer alianzas de gobierno con partidos que no son España y no defienden y respetan al cien por cien la Constitución y que desintegran en lugar de integrar. No se pueden hacer estos experimentos nunca porque cuesta muy caro. Esta sería la lección. La UE es integración.
Quiero que España salga de este Consejo Europeo fortalecida. Cada Estado miembro fuerte refuerza la propia Unión Europea. Cada Estado miembro ha de estar constituido por partidos que respetan la Constitución de cada Estado miembro y el propio ser de la UE. El independentismo es desintegrador.
Ahora bien, estamos ante este Consejo Europeo que ha de aprobar un mecanismo de ayuda a la reconstrucción. Se llame como se llame, lo importante es que se apruebe y se ponga en marcha de inmediato.
P.- El coronavirus es como un test de estrés para las instituciones, los Estados miembros, los ciudadanos… Y a la vez es un espejo que refleja dónde está cada uno. ¿Qué ves reflejado en ese espejo?
R.- Cuando se mira en el espejo el Parlamento Europeo ha de sentirse bien porque está dando voz a los ciudadanos. La Comisión Europea ha de realizar un examen más de catarsis, porque está lanzando medidas (SURE, por ejemplo, sobre el empleo), apoya propuestas del Parlamento, pero está encorsetada cuando se sienta con los jefes de Estado y de gobierno. La Comisión Europea tiene ese dilema permanentemente: ser o no ser gobierno europeo. Y con la unanimidad es imposible avanzar. La unanimidad no permite que la democracia supranacional europea sea democracia de verdad. Cualquier Estado miembro puede paralizar lo que es la UE, la democracia y la solidaridad europea.
El Consejo Europeo se esconde detrás de las decisiones del Eurogrupo o del BCE para no asumir la responsabilidad de actuar y poner en marcha algo que es urgente. El Consejo Europeo se ve como una serie de Estados miembros. Es una enumeración de intereses, de soberanías, de decisiones… El Consejo de hoy espero que de visibilidad y vertebre una Unión Europea real.
P.- Ha habido momentos en los que se ha visto un sálvese quien pueda muy vergonzoso. Italia pedía ayuda y su demanda caía en saco roto porque Alemania prohibía las exportaciones de material sanitario y Francia se inacautaba de mercancías. Hemos visto a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, pedir perdón a Italia. ¿Ha fracasado la Unión Europea?
R.- La Unión Europea como tal hace más de lo que se ve pero puede hacer más. Somos Estados, ciudadanos e instituciones europeas. Cuando los Estados no son Unión Europea, parece que todo se derrumba. Esta pandemia ha llegado de una forma inesperada; desde China la veíamos lejos, aunque sepamos que vivimos en un mundo globalizado en el que todo está conectado. Ha llegado con fuerza a Italia, y en ese momento la UE no reaccionó. No fue solidaria ante la llamada urgente de Italia. Luego cuando se extiende a varios países empiezan a matizarse los discursos en Alemania y Países Bajos.
No hay culpables de la pandemia porque es algo que desconocíamos... Los culpables, si los hay, son algunos jefes de Estado y de gobierno que han tardado en reaccionar
No hay culpables de la pandemia porque es algo que desconocíamos y que no esperábamos. Somos vulnerables a merced de un virus global. Los culpables, si los hay, son algunos jefes de Estado y de gobierno que han tardado en reaccionar, pero ya habrá tiempo para rendir cuentas. Ahora es tiempo de vencer juntos al coronavirus.
Los Estados, y en concreto España, han reaccionado tarde y mal. Ha habido descoordinación, incoherencia… Es verdad que en una situación tan excepcional, hay equivocaciones y rectificaciones. Ha habido descoordinación entre los Estados miembro. No han respondido con la urgencia necesaria; se trata de salvar vidas.
P.- El temor es que, si el Consejo Europeo fracasa porque los Estados miembro siguen centrados en sus intereses nacionales y no alcanzan acuerdos, se refuercen los nacionalismos y crezca la eurofobia.
R.- La UE va a saber conducir esta situación y se va a reforzar la necesidad de más integración europea. Ningún Estado miembro puede salir solo de esta crisis humanitaria, social, económica, política… Sí hay peligro de levantar fronteras (Schengen está suspendido) y de que se refuercen los nacionalismos. Sin Estados ni ciudadanos no vamos a ningún sitio.
Ojalá el Consejo Europeo escuche la resolución del Parlamento Europeo y entienda que o salimos juntos o no salimos
En este Consejo Europeo los Estados miembro no pueden anteponer la soberanía de cada Estado, sino que han de actuar como auténticos Estados miembros. Han de pensar y actuar como suma de ciudadanos europeos.
Ojalá el Consejo Europeo escuche la resolución del Parlamento Europeo, la voz de los ciudadanos, y entienda que o salimos juntos o no salimos. Hemos de salir conjugando lo que somos con nuestra riqueza, la gobernanza multinivel con la lucha coherente de los Estados miembros, sus instituciones…
P.- Sería fundamental un presupuesto sólido y ceder soberanía. Si ahora no lo entendemos, la UE está abocada a la inoperancia.
R.- Las lecciones de esta crisis para la Unión Europea son varias. Hay que dar el paso de unanimidad a mayoría cualificada; la democracia no funciona con unanimidad todo el tiempo. Cualquier Estado miembro puede bloquear una solución. El marco financiero plurianual 2021-2027 ha de establecerse y han de ponerse sobre la mesa mecanismos como emisión de la deuda común, fondo de solidaridad…
Todo lo que sea tener presupuesto, capacidad política, principio de subsidariedad aplicado a todos los niveles, gestión rápida para crear capacidad sanitaria y recursos, debe ser común. Ha de haber una Unión Europea real. Espero que los Estados miembros se den cuenta. La UE hace mucho pero a veces no hace más porque no puede hacer más. Los Estados miembros deben mirarse menos a sí mismos.
Los europeos tenemos una identidad muy bien trazada, nada que ver con el caos que hay en EEUU. Nos falta el demos europea, una opinión pública europea… Pero, en cambio, la identidad individual de cada ciudadano europeo está muy bien trazada. Eso hace que no sea tan caro trazar el rastro del coronavirus y contar pronto con un pasaporte sanitario digital europeo.
P.- El Covid-19 también pone a prueba los liderazgos en la UE. ¿Quién ha estado a la altura?
R.- Los líderes son los que trabajan, promueven acuerdos y trabajan para todos. En esta etapa necesitamos líderes que pasen de la ideología de partido a la ideología humanitaria. Son líderes quienes hacen autocrítica y piden perdón, como lo han hecho el presidente francés, Emmanuel Macron, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
En España debería haber un gabinete de crisis con los mejores expertos, científicos, políticos, económicos, para sacar adelante el país y que deje de morir gente. La sociedad (médicos y enfermeros, farmacéuticos...) está mostrando mucha más capacidad de sacar a España de esta situación tan grave que los propios políticos. El color político no ha de estar por delante de la humanidad y la gestión. La ideología ahora es salvar vidas, poner medios, gestión, mascarillas, respiradores y humanidad.
Los políticos que sepan encontrar y transmitir y trabajar por esa ideología humana son los que van a sobrevivir en los ojos de los ciudadanos, en la puntuación que demos a este examen. Los que digan: ahora es hora de ser político, luchando por salvar vidas y dando prioridad a la transversalidad.
El pacto de Estado a favor de una vía para la reconstrucción se ha firmado en el Parlamento europeo; no ha llegado ese mismo espíritu al Congreso de los Diputados
El pacto de estado a favor de una vía para la reconstrucción se ha firmado la semana pasada en el Parlamento Europeo; no ha llegado ese mismo espíritu al Congreso de los Diputados. Los eurodiputados españoles, del Partido Popular, y destaco a Esteban González Pons, del PSOE, con Iratxe García a la cabeza, y de Ciudadanos, con Luis Garicano, han estado a la altura.
Como líder europeo veo a Macron porque, aunque celebró la primera ronda de las elecciones locales, ha pedido perdón. Merkel está teniendo que elegir entre su liderazgo más alemán y el más europeo. Hasta ahora en esta etapa ha sido más alemana que europea. Confío que en este Consejo Europeo nos demuestre que es una líder europea alemana.
P.- Usted está inmersa en el proyecto de la tercera Convención. ¿Ve el debate pertinente ahora?
R.- La Conferencia sobre el Futuro de Europa se va a retrasar lógicamente. Será en septiembre en principio. Ha de haber una parte dedicada a prioridades de la UE (economía digital, pacto verde europeo, política de inmigración común; también sobre la sanidad con dimensión europea). Además debe haber un apartado bien definido sobre método de toma de decisión, más poder del Parlamento, política de fondo. Hablamos de la Convención sobre el Futuro de Europa porque hacemos referencia a las dos convenciones anteriores y al gran modelo innovador de debate político que imprimieron a la UE.
La palabra Constitución transmite más que Tratado. En toda esta etapa la suma de las Constituciones de los Estados miembros tiene mucha importancia: es derecho a proteger, guardar los valores...
El debate de una Constitución para Europa ha de estar muy presente. La palabra Constitución transmite más que Tratado. En toda esta etapa la suma de las Constituciones de los Estados miembros tiene mucha importancia: Estado de derecho, proteger, guardar los valores, esa suma de Constituciones nos hará tener un resorte, una brújula que es cada Constitución, para salir de esta crisis. Todo lo que nos une es lo que debe hacerse valer en el Consejo Europeo para que esa solidez tenga anclaje. Todos esos catalizadores han de estar sobre la mesa. Ser UE es lo que nos ayuda como Estados.
P.- En lo que se refiere a la defensa del Estado de derecho llama la atención lo lejos que está llegando Hungría en su desafío a la Unión Europea.
R.- En Hungría se aprovecha el coronavirus para secuestrar la democracia. Es algo que ya se veía desde hace tiempo. Lo que demuestra es que hay países a los que hay que penalizar mucho más duro cuando se saltan el Estado de Derecho. Por el contrario, en Portugal el primer ministro, António Costa, subraya que el estado de emergencia no puede limitar la acción de la democracia. Hungría no se quiere separar de la UE pero desintegra porque hace algo contrario al espíritu de la UE.
P.- Hace apenas tres meses todo lo europeo se reducía al Brexit. ¿Y ahora qué?
R.- Ha quedado diluido, aunque ahora estemos realmente en la etapa de la negociación de la relación futura con la UE. Estoy segura de que muchos británicos, incluso Boris Johnson, se estén planteando si han hecho bien en irse.
P.- Por último, estamos en el Día del Libro. ¿Puede recomendarnos un libro sobre Europa y alguno más que le gustaría regalar a los lectores?
R.- Sobre Europa, Una lección olvidada. Viajes por la historia de Europa, de Guillermo Altares. Y dos novelas: Alegría, de Manuel Vilas, porque necesitamos mucha alegría ahora especialmente y porque me gusta mucho cómo está escrito. Y también regalaría Ellas, de Esteban González Pons, por las descripciones tan emotivas que hace de los paisajes de infancia y adolescencia. Con esta novela te transportas a rincones de la naturaleza. Ahora que estamos confinados es tiempo de leer para sentirnos más libres.
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