A Pavel Latushka (Minsk, 1973) le gusta disfrutar de los cafés que los bielorrusos afincados en Varsovia han abierto en muchos rincones de la urbe de Europa Central. Ha de hacerlo con precaución, y por ello lleva guardaespaldas, pero no quiere renunciar a hacer vida normal, a pesar de que está en el punto de mira del presidente de Bielorrusia, Aleksander Lukashenko, y de su protector, el ruso Vladimir Putin.
Pavel Latushka conoce bien al dictador que lleva más tiempo en el poder en Europa: 30 años ha cumplido este verano. Fue su ministro de Cultura entre 2009 y 2012 y luego embajador en Francia brevemente y luego en España y Portugal, hasta enero de 2019. A su regreso a Minsk fue nombrado director del Teatro Académico Nacional Yanka Kupala. Rompió con el régimen de Lukashenko cuando se puso del lado de los actores, y de la oposición, cuando el presidente arrebató la victoria en las elecciones a su rival, Svetlana Tijanóskaya, en agosto de 2020.
Marcado como "traidor"
Lukashenko le considera "un traidor" y eso equivale a una condena de muerte en la filosofía de un dictador de mano de hierro como el bielorruso. Sabe que tanto Putin como Lukashenko han utilizado "mil y un métodos para acabar con la oposición rusa y bielorrusa". Recaban información con agentes como Pablo González, o Pavel Rubtsov, como dice su documentación rusa, contratan sicarios a los que ofrecen decenas de miles de euros, y también se emplean a fondo en la guerra híbrida para debilitar a gobiernos enemigos como el polaco.
Conozco bien a Lukashenko y solo le interesa el poder. Jamás lo dejará voluntariamente en vida"
Pavel Latushka es el vicepresidente del gobierno de transición en el exilio de Bielorrusia, pero formó parte del equipo de Lukashenko, que organizó su secuestro durante unos días tras hacerle ingerir una sustancia mezclada en un café cuando creyó que iba a ser candidato a la Presidencia en 2019. "Le conozco bien y solo le interesa una cosa: el poder. Jamás lo dejará voluntariamente en vida", explica en su austera oficina en Varsovia a El Independiente. Vive exiliado en Polonia, donde había sido embajador entre 2002 y 2008. Es el país donde se han refugiados unos 300.000 bielorrusos que han huido del régimen de terror y miseria impuesto por Lukashenko.
Contacto con Pablo González
Como figura destacada de la oposición atrajo la atención de Pablo González, quien tras pasar dos años y cinco meses en la cárcel en Polonia, acusado de espionaje, fue objeto de un canje en el que Putin recuperó, entre otros, al llamado asesino del Tiergarten a cambio de opositores rusos como Ilya Yashin y Vladimir Kará-Murzá. Latushka nos cuenta que las autoridades polacas le informaron de las investigaciones sobre la oposición bielorrusa de Pablo González, quien desveló, según informa El Mundo, los códigos de acceso a wifi de la Casa de Bielorrusia en Varsovia, a sus jefes en los servicios de inteligencia rusos.
Pablo González vino como periodista español y cuando le apresaron por espionaje me preguntaron por ese encuentro"
Nos cuenta cómo se encontraron dos veces en las oficinas del National Anticrisis Management donde nos encontramos. "Estuve hablando con él y se presentó como periodista español. Vino acompañado de una mujer, que presentó como su asistente. Estuvimos conversando a escasa distancia. Más tarde, cuando le apresaron, fui informado de que estaba siendo investigado por espionaje y me preguntaron por ese encuentro", señala Latushka, quien asegura que no sospechó de que Pablo González, que siempre se presentó como "periodista español, que hablaba español", fuera un agente ruso.
Intentos de asesinato
¿Sintió que había estado en peligro al enterarse de las averiguaciones de los servicios de inteligencia polacos? "Estoy en riesgo cada día. La semana pasada recibí más de un centenar de amenazas de muerte. Desde que estoy en Polonia las autoridades han detectado un centenar de intentos de matarme o eliminarme con métodos diversos. También parece que quisieron secuestrarme llevándome a Bielorrusia en el maletero de un coche. Hay una investigación ahora abierta en Łódź ", señala el opositor bielorruso. Agentes de Seguridad Interna con sede en Łódź siguen la pista de un caso de incitación a otros a cometer un delito, actividades de agencias de inteligencia extranjera y homicidio, según informó Reuters.
Asegura que sabe que habían ofrecido decenas de miles de euros por su vida. "Desde Bielorrusia también me llega información de que estoy amenazado de muerte, bien con francotiradores o envenenamiento. Pero otros opositores bielorrusos también lo están".
La aparición de casos como el de Pablo González lo relaciona con la guerra que libran Putin y Lukashenko con Occidente, una guerra que se desarrolla en el campo de batalla en Ucrania pero también en otros escenarios, como la frontera entre Bielorrusia y Polonia, o en las redes sociales y los medios de comunicación. "El objetivo de estos servicios especiales es desestabilizar la situación en las sociedades europeas. Así crean narrativas en las que se insiste en que es mejor no apoyar a Ucrania o a la oposición bielorrusa. El 80% de las actividades de estos servicios tiene como objetivo la oposición bielorrusa, ya que queda poca oposición rusa", indica Latushka. "Emplean diferentes métodos: desde forzar la huida de bielorrusos, el envío de inmigrantes, o la infiltración de agentes en la diáspora como taxistas o persiguen las actividades de los disidentes en el extranjero gracias a sus medios tecnológicos. Yo mismo he sido juzgado en ausencia y la condena fue de 18 años".
Los presos políticos en Bielorrusia
La cuestión es las insufribles condiciones de vida de los presos políticos bielorrusos. Maria Kalesnikava ya lleva más de 600 días en prisión incomunicada porque en Bielorrusia sí hay Guantánamos, no en Polonia, como decía Pablo González mientras relataba a los suyos sus rutinas de ejercicio y lectura, a la vez que presumía de su buena relación con su compañero de celda, un mafioso. "No sabemos si Maria está viva", escribía recientemente Latushka en sus redes sociales. Este sábado se refería a la brutal muerte tras ser torturado del activista Aliaksei Tamilau. En los últimos cuatro años el régimen de Lukashenko ha abierto 19.000 causas por "actividad extremista".
Hay una escala de represión sin precedentes qu se traduce en más de 15.000 casos abiertos por motivos políticos y miles de arrestados"
Mantiene que los presos políticos en Bielorrusia no están en el olvido, a pesar de que ninguno fue objeto del pasado canje del 1 de agosto. "Hay una escala de represión sin precedentes, que se traduce en 15.000 casos abiertos por motivos políticos y varios miles arrestados. Mi primo, por ejemplo, es un preso político pero hay quienes rechaza este estatus por el riesgo de torturas. ¿De qué manera podemos ayudarlos? Hay varios instrumentos. Desde nuestra posición defendemos más sanciones contra el régimen de Lukashenko y más presión. Por ejemplo, sanciones sobre sus aviones y ya tiene problemas. Cuando hubo más presión, hubo liberaciones. Otro instrumento son las negociaciones confidenciales sobre las excarcelaciones. Pero Lukashenko teme que se repita la situación de 2020. Sabe que la mayoría, el 65% de la población, quiere una democracia. Por ello, nunca liberará a los líderes. No los quiere dentro del país haciendo política en contra de él".
Según Latushka, es el Ejército de Bielorrusia, consciente de que la población no quiere la guerra, el que no participa en la guerra. "Los bielorrusos son pacíficos y no quieren pelear en Ucrania. Si Lukashenko enviara tropas, habría enormes protestas y sería un riesgo para él. Podría perder el poder". Pero Lukashenko ha dejado que las tropas rusas usen el territorio y el espacio aéreo para atacar y ayuda a Putin a sortear las sanciones contra el Kremlin, explica el vicepresidente del gobierno de transición de Bielorrusia. "Lukashenko es un muñeco de Putin en realidad", sostiene.
Si Lukashenko enviara tropas a Ucrania, habría enormes protestas y sería un riesgo para él"
El gobierno de transición está preparando documentación para presentar en el Tribunal Penal Internacional sobre deportaciones de niños ucranianos a Bielorrusia, también sobre adoctrinamiento de niños ucranianos, y también sobre crímenes contra la humanidad, como la persecución de bielorrusos fuera del país. "Apelo a las autoridades españoles y los líderes en derechos humanos para que escuchen nuestras demandas y nos apoyen. Los bielorrusos que padecen un régimen de terror han de saber que Europa considera una prioridad ayudarlos. Es vital que vean que la democracia es su esperanza". Añade que siempre ha visto preocupación en las autoridades españoles por la defensa de los derechos humanos.
A Latushka el propio Lukashenko le dijo en una ocasión que acabaría con él personalmente si le traicionaba. Y esa amenaza no ha impedido que siga su lucha, sino que le ha dado más motivos para seguir adelante.
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