Según los primeros datos, la inflación el mes de septiembre ha repuntado en dos décimas, hasta el 0,4%, lo que viene a suponer el dato más alto de los dos últimos años. Parece un dato poco importante, pero que creemos que tiene más trascendencia de la que pudiera estimarse en un primer momento.
La economía española acumula ya tres años de crecimiento intenso después de los importantes ajustes acometidos y partiendo de unos niveles de actividad muy deprimidos. Los datos han mejorado de forma sustancial y el peso de las exportaciones como principal palanca de cambio, poco a poco, ha sido compensado por un consumo en franca recuperación y acompañado por unos datos de paro con mejorías evidentes.
Sin embargo esto no ha tenido el reflejo que cabría esperar en la renta variable española, si lo medimos a través de la evolución del Ibex 35, que a día de hoy marca niveles prácticamente semejantes a los de hace tres años. Sin embargo, los índices que engloban los valores de pequeña y mediana valoración han tenido un comportamiento más positivo. La gran diferencia en la evolución de unos y otros viene marcada por los bancos.
El sector bancario vive un entorno muy complicado, que ha rebajado sus ratios a niveles de 0,5 veces valor en libros
Con una ponderación alrededor del 30% en el índice, las entidades financieras están viviendo un entorno muy complicado prácticamente en todos los frentes. Un marco regulatorio adverso, márgenes a la baja por la intervención de los bancos centrales, requerimientos crecientes de capital, evidentes signos de sobrecapacidad, etcétera, etcétera, han generado una realidad compleja que las cotizaciones han recogido adecuadamente, especialmente desde mediados de 2015. Esto ha llevado a que el sector como media en España cotice a ratios alrededor del 0,5 veces valor en libros, cuando en los momentos álgidos del boom económico no eran extrañas valoraciones de 3,5 o 4 veces. Desde luego, el entorno lo justifica, aunque pensamos que algo puede empezar a cambiar en los próximos meses, con el permiso de otros riesgos sectoriales globales, como es el caso del Deutsche Bank en las últimas fechas.
El entorno y las noticias negativas han llevado al sector a aproximarse a lo que creemos un extremo de valoración, especialmente destacable en España, con una economía que crece a tasas holgadas por encima del 2%. Hemos sido testigos de mejoras en prácticamente todas las ramas de actividad, que, sin embargo, no se han visto reflejadas en tasas positivas de evolución del crédito, todavía estancadas en niveles muy deprimidos.
Creemos que hay tres aspectos clave para explicar esta pobre evolución. La dureza de los años de ajuste ha quedado muy marcada en todos los prestatarios, que hoy por hoy siguen todavía en proceso de desapalancamiento, al partir en muchos sectores de niveles de deuda excesivos. Esta estrategia viene refrendada por unos datos de inflación muy pobres y sabemos que, en entornos donde las la inflación brilla por su ausencia, posponer decisiones de inversión parece una decisión con un coste de oportunidad muy bajo. Sin embargo, el dato preliminar de inflación del mes de septiembre puede suponen un primer paso a la hora deshacer esta espiral. Más importantes son los datos que veremos en los próximos meses, donde el efecto base de las caídas de precios de las materias primas en 2015 dejará de restar con la intensidad con la que lo ha hecho hasta ahora, de forma que no son descartables tasas de inflación cercanas al 1,5% a medida que nos vayamos adentrando en 2017.
La incipiente recuperación de la inflación puede deshacer la espiral de reducida inversión empresarial
También la parálisis política ha aportado su granito de arena a este proceso, aunque por el momento parece que no ha afectado de forma apreciable a las tasas de crecimiento. Tras las noticias del pasado fin de semana, puede haber cambios en los próximos meses que den mayor grado de visibilidad, lo cual abriría seguramente una nueva ronda de consolidación en el sector que ayudaría a generar sinergias positivas para el conjunto de las entidades.
Con este entorno sobre la mesa, y con el permiso de los sucesos globales, no descartamos que el sector pueda vivir un momento más favorable en los próximos meses y con la inestimable ayuda de unas tasas de crecimiento que parecen ancladas de cara al 2017. Sin embargo pensamos que si esa mejora se produce, vendrá más por la normalización de una serie de distorsiones que por una cambio trascendental en el sector, caracterizado por un presente y un futuro muy complejo, ya no solamente en España o en Europa, sino a nivel global.
Gonzalo Lardiés es gestor de Alpha Plus Gestora SGIIC. Se incorporó a Alpha Plus en junio de 2015 tras una trayectoria de más de 12 años en gestión que comenzó en Metagestión, donde gestionó el Metavalor durante casi cuatro años. En 2007 se unió a Edmond de Rothschild y, dos años más tarde, febrero de 2009, desembarcó en Banca Privada de Andorra, matriz que luego compraría Banco Madrid.
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