Esto le interesará mucho a quien esté a punto de tomar una decisión importante. Da igual si su duda es pedir un aumento, divorciarse o votar abstención ante en una investidura de Mariano Rajoy. La clave para aumentar las probabilidades de acierto ante la toma de decisiones difíciles es lanzar una moneda al aire. Por sorprendente que parezca, a veces es preferible decidir algo a cara o cruz. En serio.
El defensor de este método es Steven Levitt, economista de la Universidad de Chicago y coautor de los libros Freakonomics. Para probar su tesis, Levitt pidió a cerca de 20.000 de personas que estaban dudando ante un cambio vital importante, que confiaran su destino a lo que dijera la moneda virtual que les ofrecía en su web. Si salía cara, les animaba al cambio. Cruz, lo descartaba. El azar les dictaría qué hacer.
Según un estudio entre 20.000 personas, decidir algo difícil a cara o cruz nos hace más felices
Seis meses más tarde, el economista se encontró con que los que habían seguido el consejo del azar para atreverse a dar el paso que los tenía en vilo, ya fuera aceptar un trabajo, dejar de fumar o tener un hijo, eran más felices que los que se habían quedado como estaban.
Los resultados, publicados recientemente en la National Bureau of Economic Research, son muy interesantes. La clave no está en el azar, sino en que tomar una decisión es mejor que no tomarla. Y a veces algo tan tonto como lanzar una moneda al aire puede ayudar a mover ficha a quienes antes no se atrevían.
Lo que psicólogos y economistas del comportamiento llaman el sesgo del statu-quo se explica por qué el miedo a lo desconocido suele ser mayor que la necesidad de innovar. Una poderosísima fuerza llamada inercia nos hace creer por defecto que es mejor continuar tal y como son las cosas en el momento actual, porque cognitivamente el ser humano tiene la dichosa costumbre de percibir cualquier cambio como una pérdida aunque a posteriori vaya a salir ganando. No siempre lo más seguro es lo más audaz. Eso lo saben tan bien tanto los inversores en bolsa como los consejeros matrimoniales.
Lanzando una moneda al aire incrementamos al menos un 50% las posibilidades de romper el statu quo
Así que si es verdad que dejamos de tomar decisiones difíciles que nos convendrían porque la inercia es más fuerte, lanzando una moneda al aire incrementamos al menos un 50% las posibilidades de romper el statu quo. Y, una vez hecho el cambio, siempre es más fácil autoconvencerse de que fue la decisión correcta que seguir comiéndose la cabeza con si hacerlo o no. Sobre todo en una situación de bloqueo (ya sea psicológico o institucional).
Según el sesgo del statu quo, vamos a terceras elecciones por la misma razón que fuimos a las segundas: la incapacidad de nuestros políticos de tomar decisiones complejas. Si hicieran caso a Levitt y lanzaran una moneda al aire, tendríamos más posibilidades de que se atrevieran a pactar que si siguen dándole vueltas a su estrategia.
Claro, que si hay alguien que desafía la lógica en la toma de decisiones es Mariano Rajoy. Mientras los demás se desgastan dudando qué hacer (¿abstención técnica?, ¿gran coalición?, ¿terceras elecciones?), él ya ha decidido sentarse a esperar. No hay moneda que pueda con eso.
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