Mastodónticas instituciones burocratizadas y poco dadas al cambio, sistemas arcaicos, prácticas del siglo pasado y un montón de dinero en juego. Estas son las condiciones que han llevado a los emprendedores tecnológicos a dar el salto a la tremendamente creciente y emocionante arena financiera a través de las denominadas empresas FinTech. Ora nueva entrada anglosajona en el infinito e imaginativo diccionario del sector financiero que está empezando a poner nerviosas a las instituciones bancarias tradicionales que ven día a día menguar su monopolio comercial frente a una oferta eficaz, transparente, tecnológica, simple y sincera a través de los múltiples servicios que ofrecen estas empresas de nuevo cuño. Pero, ¿qué son las FinTech?
Este tipo de empresas empieza a poner nerviosa a la banca tradicional, que ve menguar su monopolio
El término FinTech viene de la unión de las palabras en inglés finance + technology. Las empresas FinTech son aquellas empresas dedicadas a los servicios financieros que utilizan las últimas tecnologías para construir productos y servicios pioneros e innovadores en la industria financiera. ¿Qué tipo de actores financieros alternativos vienen de la mano de las nuevas tecnologías FinTech? Los principales son los préstamos entre particulares que ponen en contacto a personas que prestan dinero con personas que lo necesitan, las pasarelas de pago (Pay Pal es la más famosa), las mesas de transferencias y cambios de divisas financieras con costes lógicos, transparentes y tremendamente eficaces y sobretodo los pagos a través de móviles. Es esta última modalidad, por el fácil acceso de la población a la telefonía la que más preocupa a los Bancos tradicionales, pues su monumental negocio de pago con tarjetas peligra muy seriamente.
Desde mi punto de vista, la irrupción de estos nuevos jugadores ha de ser el catalizador que produzca un cambio de paradigma en el sector financiero. Adiós a las malas prácticas, a la opacidad y el ocultismo en comisiones y precios de los servicios. A los abusos cuando no a los engaños. Eso ha de formar parte de un penoso pasado a olvidar para siempre. Y van a ser las FinTech las que lo posibiliten pues están facilitando los procesos de pago, la reducción del fraude, el ahorro de dinero a los usuarios, la promoción de la planificación financiera, y en última instancia, el despertar de una industria gigante que desde su altar inmovilista contemplaba un mundo estático que ya no existe.
Su aparición contribuirá a la desaparición de las malas prácticas y la opacidad en comisiones
Sin duda, el futuro de las finanzas vendrá determinado por lo que las FinTech estén haciendo en este momento concreto. Su crecimiento parece ser imparable: desde 2008, la inversión mundial en el sector en expansión de estas sociedades se ha triplicado y está previsto que alcance los 8.000 millones de dólares en 2018. De estas inversiones, el 50% vienen de Reino Unido e Irlanda. Inversores de todo el mundo han dirigido su atención a las FinTech, puesto que las perspectivas de crecimiento son inmensas.
Si yo fuera Banco, no me preocuparía por posibles pérdidas de cuota de mercado (hoy por hoy la cuota de las FinTech es risible frente a la abrumadora mayoría de los servicios bancarios tradicionales), sino que agradecería su llegada como aire nuevo que inspira hacia dónde dirigir la Banca del siglo XXI. Algunas entidades patrias con el BBVA a la cabeza, así lo están leyendo y se agradece su amplitud de miras al respecto. Y no pretendo hacerles publicidad, pero a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César.
Google y Facebook no sólo barruntan ofrecer servicios financieros, también comprar algún banco
Cuando a finales de 2008 irrumpimos en el sector las EAFI (empresas de asesoramiento financiero independiente), la reacción de la banca fue similar, primando la desconfianza y la protección frente a unos nuevos actores que, con el tiempo, hemos sido asimilados como colaboradores de la correcta llevanza de la gestión patrimonial de los clientes. A día de hoy las trabas que inicialmente surgieron se van desvaneciendo hasta casi desaparecer y la cohabitación win to win, va imponiéndose silenciosa pero imparable. Siempre hay alguna excepción impermeable a la llamada del futuro pero ya se sabe que en todas partes cuecen habas.
Las FinTech no son una amenaza para la banca. Son la punta de lanza de lo que está por venir y de las nuevas relaciones entre clientes y Bancos. Cabe pues, una libre y leal competencia que es muy posible que acabe en casos de colaboración por las entidades tradicionales más despiertas al futuro. En breve, es posible que veamos fondos de inversión cuya cartera esté invertida por las principales empresas FinTech. Y sino, al tiempo.
Y atención a Google y Facebook que barruntan no solo ofrecer servicios financieros de primer orden tecnológico, sino comprar algún banco o caja de los de toda la vida. Una cosa sí está clara: las empresas FinTech han llegado para quedarse. Y ellas sí están revolucionando la industria financiera, y a una velocidad de vértigo digital.
Carlos de Fuenmayor es director de Kessler&Casadevall AF Barcelona
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