Los primeros compases de 2017 vienen cargados desde el lado de las operaciones corporativas. La abundancia de liquidez, gracias a años de políticas de tipos de interés en mínimos, y la mejora del escenario económico ha impulsado en los últimos meses decenas de compraventas de calado a nivel internacional, con firmas como Peugeot, Essilor, Johnson & Johnson o Kraft Food -aunque su oferta sobre Unilever no llegara a buen puerto- protagonizando algunos de los movimientos más reseñables.
En este entorno de mercado, los fondos de capital riesgo también elaboran sus propias listas de la compra en busca de operaciones interesantes. Y entre ellas ocupa un lugar reseñable una empresa española: Endesa.
La eléctrica española se convirtió este miércoles en uno de los principales protagonistas de la bolsa española, al anotarse un 1,91% y situarse a menos de un 2% de sus máximos históricos, registrados el pasado 27 de diciembre.
El tirón de la compañía, que llegó a subir cerca de un 4% en algunos momentos de la sesión, se explica en gran medida por las noticias que apuntan a que los fondos CVC, KKR y Blackstone estarían interesadas en hacerse con el control de Endesa, adquiriendo el 70% que mantiene en su poder Enel.
La eléctrica española cuenta con características que la hacen muy atractiva para este tipo de fondos, como son el hecho de que el 70% de su Ebitda deriva de negocios regulados o con contratos de largo plazo o que cuenta con unos niveles de endeudamiento muy reducido, tal y como resaltan en Bankinter.
Las reticencias de Enel y la posible oposición del Gobierno español dificultan la venta de Endesa
Sin embargo, la operación no resulta ni mucho menos sencilla. En primer lugar, porque la dirección de Enel no se muestra muy dispuesta a vender una compañía que le reporta una fuente de ingresos nada desdeñable a través de sus elevados dividendos. De hecho, este mismo miércoles, la dirección italiana se apresuró a descartar la operación.
En este punto, no obstante, los posibles compradores podrían contar con un aliado en el hecho de que el actual consejero delegado del grupo trasalpino, Francesco Starace, concluye su mandato el próximo mes de mayo y su continuidad no ha sido aún confirmada.
Con todo, la compra de Endesa por parte de estos grupos aún tendría que superar obstáculos nada sencillos. Uno fundamental sería la previsible oposición del gobierno español, dado que "implicaría dar el control de la mayor eléctrica doméstica a fondos de capital riesgo, que tienen el objetivo de extraer el mayor valor posible de la compañía, probablemente sin tener en cuenta el servicio ofrecido a los consumidores", apuntan en Alantra.
Si esquivaran la oposición gubernamental -quizás con la promesa de dar entrada a inversores españoles para renacionalizar la compañía-, los compradores aún tendrían que batallar con un aspecto decisivo como es la propia valoración de Endesa.
A los precios actuales, el 70% de la eléctrica española alcanza una valoración próxima a los 15.250 millones de euros. Como indican los analistas de Santander, "el precio de las acciones no refleja el hecho de que sus activos son muy antiguos (la vida útil de sus activos peninsulares en ocho años; 2.500 MW de carbón destinados a cerrar en 2020; su planta nuclear alcanzando los 40 años de funcionamiento la próxima década, etc.) y que por lo tanto su capacidad de generación de flujos de caja no es eterna".
Asimismo, "Endesa no es una empresa mal gestionada, donde el capital riesgo pudiera aportar mucho valor", añaden en el banco español. Por lo tanto, señalan, "creemos que Endesa es costosa y que no hay mucho que los fondos de capital riesgo pudieran hacer para mejorar su valor. Por lo tanto, vemos poco racional justificar una transacción de 21.000 millones de euros", en referencia al valor total de Endesa, que ahora mismo se sitúa en 21.773 millones.
La elevada valoración de Endesa estaría justificada por la expectativa de una operación muy compleja
Pero si la operación parece difícil para los compradores, se antoja poco menos que esencial para los actuales accionistas de la compañía. Y es que, según resaltan en Fidentiis, a los niveles actuales Endesa está "justamente valorado" y si la acción ha logrado remontar más de un 2o% en el último año es, en parte, debido a las especulaciones sobre su posible compra.
Si estos se apagan, tal vez las acciones de Endesa pierdan parte de su atractivo. Pero de momento los inversores parecen dispuestos a creer en imposibles que a desconfiar de un valor que les ha dado notables alegrías en los últimos tiempos.
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