Desde el 23 de junio del año pasado, cuando Reino Unido decidió dejar Europa en un referéndum por un 51,89% frente al 48,11%, ha quedado claro que la administración conservadora buscaría activar la salida en el momento más oportuno. Fiel a su palabra, la primera ministra, TheresaMay, ya está actuando. Por lo tanto, los mercados financieros del Reino Unido han tenido varios meses para ajustarse a lo que todavía es un futuro incierto.
Es tiempo de negociar
Incluso si el 29 de marzo se conoce como "día de activación", el proceso real de negociaciones entre los representantes del gobierno británico y la Comisión Europea (CE) no comenzará hasta mayo. Al más puro estilo europeo, ¡tiene que haber una serie de negociaciones sobre lo que se va a negociar!
Eventualmente, esto debería abrir el camino para que el gobierno introduzca el "Proyecto de Gran Reforma del Reino Unido", esperemos que para el otoño de este año, cuando el parlamento haya sido reabierto. Esto debería absorber gran parte de la legislación de la UE en la legislación británica... pero sólo cuando tenga sentido que el Reino Unido lo haga.
Las conversaciones estarán en curso y, si no hay demasiadas áreas en punto muerto, las negociaciones habrán concluido en teoría en octubre de 2018, lo que allanaría el camino para que el tratado de salida del Reino Unido sea promulgado para marzo de 2019.
El impacto en el mercado
La reacción de la libra esterlina inmediatamente después del voto del referéndum muestra cómo los mercados son sensibles a la naturaleza del Brexit, es decir, duro o blando.
A medida que los mercados cerraron el 23 de junio del año pasado, cuando todavía se esperaba que la campaña de “Bremain” pudiera salir victoriosa, el índice Sterling (que muestra el valor de la libra frente a una cesta de divisas) ganó un 0,46%. Sin embargo, al día siguiente, cuando estaba claro que el Reino Unido había votado a favor de salir de la UE, el índice perdió un 6,83%. En los mismos días, el FTSE 100 registró una ganancia del 1,23%, para luego caer un 3,15%.
Desde entonces, el potencial de las negociaciones ha obsesionado a los mercados financieros del Reino Unido, ya que se han considerado cuestiones como los costes arancelarios del comercio o el comercio entre la UE y el Reino Unido en virtud de las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
El gráfico muestra que desde el referéndum, el índice de la libra esterlina no ha tenido un solo día donde el nivel spot ha cotizado por encima de la media móvil de 200 días, pero el reciente aumento en la inflación del Reino Unido nos hará ver una corrección en los próximos días.
Los términos de un acuerdo comercial serán críticos para el Reino Unido, ya que mientras la nación puede buscar acuerdos comerciales con países no pertenecientes a la UE en todo el mundo, la historia nos enseña que los acuerdos comerciales más fuertes y duraderos son aquellos con los vecinos más cercanos. Dado que el 43,5% de las exportaciones del Reino Unido y el 52,5% de las importaciones se realizan con la UE, no es de extrañar que la moneda haya caído. Un nivel más suave de la libra esterlina mejoraría cualquier tortura arancelaria perjudicial.
Balanza comercial
La primera ministra parece estar retrocediendo de la posición que tomó en enero cuando afirmó que "ningún trato" sería preferible a un "mal negocio". No se espera que esto sea una línea incluida en la carta que se entregará a la sede de la UE en Bruselas más tarde hoy.
Está cada vez más claro que si Reino Unido abandonara la UE sin un acuerdo comercial, los exportadores del Reino Unido estarían observando una realidad que podría costar 5.200 millones de libras esterlinas en aranceles sobre los bienes que se venden a la UE. Por supuesto en tal escenario, el Reino Unido impondría tarifas recíprocas de 12.900 millones de libras en mercancías que entrar al país.
Se produciría, además, un coste adicional y un retraso de tiempo, porque si no se logra un acuerdo, se incrementará el número de controles aduaneros y se pasaría de 17 millones cada año hasta 350 millones. Así, en un mundo estático, las ventas y los beneficios caerían, el rendimiento de los fondos de pensiones disminuiría y el consumidor estaría peor, ya que los aranceles erosionaron el nivel del excedente del consumidor.
El arma clave que el Reino Unido tiene a este respecto se encuentra en el hecho de que los exportadores al Reino Unido en 22 de los 27 países miembros de la UE se enfrentarían a una mayor penalización arancelaria en la venta de sus bienes que los exportadores británicos enfrentan en la dirección contraria.
Los exportadores que más van a sufrir van a ser los alemanes que verán 3.400 millones de libras en aranceles sobre las mercancías que exportan al Reino Unido. Dado que el Reino Unido es el segundo mercado de exportación de Alemania, que representa el 7% de sus ventas, podríamos ver a la base industrial alemana presionando a sus políticos por un “divorcio” favorable.
Las exportaciones francesas al Reino Unido representan también el 7% del total y los principales exportadores franceses se enfrentan a 1.400 millones de dólares en aranceles frente a los exportadores británicos que enfrentan sólo 700 millones de libras esterlinas.
El tono de las negociaciones entre la UE y el Reino Unido tendrá un impacto significativo en la política doméstica, especialmente porque el impacto más serio será en el ámbito del sector automovilístico (la estimación del coste arancelario de las ventas de la UE hacia Reino Unido se estima en 3.900 millones de libras, de los cuales Alemania tiene 1.800 millones).
Civitas ha estimado que el impacto total en el Reino Unido, si no se alcanza un acuerdo comercial con la UE y todo el comercio debe seguir las normas de la OMC, será de 5.220 millones de libras al año, con un arancel medio fijado en el 4,5%.
Creo que dicha cifra media es demasiado superficial, ya que el impacto en los diferentes campos industriales es extremadamente amplio:
Como ilustré con el caso del Reino Unido, Francia y Alemania, existe un poder de negociación para el Reino Unido, mientras que para los miembros de la UE el coste será de aproximadamente de 12.850 millones de libras anuales, con un arancel medio establecido en 5,8%.
Esto puede hacer que la UE vuelva a pensar en insistir en que el Reino Unido pague una comisión de salida de 60.000 millones de euros como precio a la renuncia al club europeo. Aunque, después de todo, Reino Unido siempre podría negarse a pagar.
La libra ¿el gran amortiguador?
La mayor área de comercio para el Reino Unido en la UE es en vehículos de motor por valor de 1.400 millones de libras en el nivel medio del par EURGBP de 2016. Supongamos que no hay acuerdo comercial y los tipos arancelarios de la OMC se aplican al 8,7%.
Esto no es un mundo estático. Por el contrario, desde el 23 de junio de 2016 el valor de la libra con respecto al euro a cierre de ayer, se situó en -12,85%, por lo que para el Reino Unido la moneda está demostrando ser una arma comercial útil, ya que ha compensado por mucho el impacto de un arancel estándar de la OMC.
El FTSE 100 tiene una gran oportunidad de ser el mejor índice bursátil europeo durante los próximos dos años ya que durante las negociaciones, es decir, mientras que el Reino Unido sigue siendo la UE, tiene la ventaja de un acceso sin restricciones al mercado único. Sí, las importaciones y, por lo tanto, los costes de los productos han aumentado para el Reino Unido, pero no olvidemos que el Reino Unido opera en el extremo superior de la producción con valor añadido.
A largo plazo, en 5 de las 11 categorías de la tabla anterior, la caída de la libra esterlina con respecto al euro ha anulado el impacto de la tarifa. En los otros seis, el cambio de divisas es, sin duda, el amigo del Reino Unido.
Hay que aprender a negociar
Ambas partes en las negociaciones del Artículo 50 tendrán que aprender rápidamente la diferencia entre la agresión ingenua y efectiva. El comercio no tiene que ser un juego de suma cero. Ninguna parte dará demasiado. Después de todo, la gratitud es la emoción menos vivida. Pero todos los activos financieros europeos pueden ganar si se ve que las negociaciones van avanzando. Pero, sin lugar a dudas, no estamos ante un escenario de solución rápida.
Esta es la primera vez que una nación ha pensado a salir de la UE, por lo que habrá momentos en que el proceso pueda parecer desordenado. Sin embargo, es esencial que ambas partes operen con un sentido de cooperación y consentimiento.
Este es el punto de presión más inmediato para el Reino Unido y la UE y aunque las elecciones en Francia y Alemania pueden resultar ser cuestiones urgentes, son “poca cosa” en comparación con el proceso de salida del Reino Unido.
Steen Jakobsen es economista jefe de Saxo Bank
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