La reciente rebaja de rating de la deuda china por parte de Moody’s comulga con lo que, desde hace meses, vengo reiterando: una desaceleración de la economía china y del impulso del crédito.
La agencia de calificación crediticia Moody's ha tomado esta decisión ante las expectativas de que la fortaleza financiera del país se deteriore en los próximos años por la peligrosa combinación de una deuda cada vez más abultada y una tasa de crecimiento a la baja.
Ya hay variables macroeconómicas que apuntan a este escenario. Por ejemplo, los indicadores líderes del mercado muestran que el país ya ha alcanzado un pico de ciclo desde hace algunos meses. El PMI de abril confirmó que la actividad se estaba desacelerando en el segundo trimestre y esperamos que esto continúe durante el resto del ejercicio. Un pico de ciclo en la economía china puede contribuir a que la recuperación pierda fuerza a nivel global y a que se reduzca la inflación por los precios de las materias primas.
Un pico de ciclo en China puede llevar a que la recuperación global pierda fuerza
Por otro lado, los bancos no están siendo capaces de sostener la extraordinaria aceleración del crédito. Esto nos lleva a pensar que la economía va a "pararse de lleno" antes de la conferencia del Partido Comunista este otoño, lo que conducirá a un crecimiento cero o negativo y la detención del impulso crediticio en el país, que representa el 30% del crecimiento del país.
El impulso del crédito tornó a negativo con el endurecimiento de las políticas a mediados de 2016, mientras que el precio del dinero siguió aumentando.
En este momento el precio a corto plazo del dinero está aumentando (controlado por los bancos centrales mundiales) y el importe del crédito está cayendo, lo que puede llevar a un menor crecimiento, menor productividad y menor inflación.
La rebaja de rating es mala publicidad para un país que quiere abrirse al inversor extranjero
Esta rebaja de rating a China no puede tener implicaciones inmediatas ya que la mayoría de la deuda soberana de China se comercializa a nivel nacional, pero podría afectar a las calificaciones de bonos chinos de industrias y sectores estrechamente relacionados con el Estado, así como a las instituciones financieras. Y, en general, es mala publicidad para un país que tiene teóricamente el objetivo de abrir sus mercados de capital a los inversores extranjeros.
Además, la mayor brecha de percepción versus realidad sigue siendo la relativa al riesgo de recesión. En este momento el mercado le da una posibilidad del 20%, pero nosotros la elevamos en torno al 60%.
Steen Jakobsen es economista jefe de Saxo Bank
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