El mayor interés de la jornada de hoy en el debate sobre la moción de investidura estaba en la intervención de José Luis Ábalos, el nuevo portavoz - aunque todavía provisional- del Partido Socialista. Se trataba de comprobar si era buen parlamentario pero, sobre todo, en qué posición estaba la nueva dirección socialista en relación con el Gobierno y especialmente con Podemos. Y las dos cosas han quedado bastante claras.
En relación con el Gobierno el portavoz socialista le arreó hasta en el carnet de identidad en todos los aspectos en que, bien es verdad que con mucho más tiempo a su disposición, ya le habían golpeado el líder de Podemos y su portavoz parlamentaria en la sesión de ayer. En eso coincidió tan plenamente con los argumentos del partido morado que por un momento pareció que era el PSOE y no Podemos quien había planteado esta moción de censura. Acusó al PP de todos los males, entre otros el de haber utilizado la crisis como excusa para ahondar en las desigualdades del país, algo que, según dijo Ábalos, responde a un designio provocado por la propia ideología de ese partido. Pablo Iglesias no podría haberlo formulado mejor.
La posición del PSOE es meridiana: si puede presentar con posibilidades de éxito una moción contra Rajoy, lo hará
En ese aspecto, la posición del nuevo PSOE es meridiana: si puede presentar con posibilidades de éxito en un futuro una moción de censura contra el Gobierno de Mariano Rajoy, lo hará. Un complacido y aterciopelado Iglesias le garantizó desde la tribuna que, en ese caso, contarían con su total apoyo. De manera que en lo que respecta al Gobierno las posiciones y los argumentos de ambos partidos se asemejan claramente y hasta se podrían confundir.
Naturalmente, debemos interpretar también esa aproximación política del nuevo PSOE a las posiciones de Podemos en una clave más interna: los últimos sondeos advierten al Partido Socialista que se está produciendo en estos momentos un trasvase de votos desde el partido morado a sus propias filas. Es decir, que quienes dejaron de votar socialista y se pasaron a las filas de Iglesias están empezando a volver a casa. Y a esos hijos pródigos se suman probablemente un buen número de jóvenes cuyo primer partido electoral fue Podemos pero se lo han pensado mejor y están pensando si se pasan a la izquierda tradicional. Recuperar a esos votantes resulta crucial para el PSOE en todas las circunstancias, pero es literalmente vital para un Pedro Sánchez que no puede permitirse de ninguna manera volver a fracasar en las siguientes elecciones porque entonces, como en el Tenorio, comprobaría que "los muertos que vos matáis gozan de buena salud" y los perdedores de las primarias cargarían contra él y contra su nuevo modelo de partido hasta hacerle morder el polvo.
Para los nuevos dirigente socialistas es cuestión de vida o muerte acercarse tanto como puedan a Podemos
Por lo tanto, para los nuevos dirigente socialistas es cuestión de vida o muerte acercarse tanto como puedan a Podemos para que el cauce que les vincule se vaya llenando de votantes en la dirección deseada. Ese movimiento tiene un riesgo y es el de que de tanto alargar mano, el otro partido se la acabe comiendo. Todo esto se apreció con nitidez en la intervención de José Luis Ábalos, que anunció además que la semana que viene van a iniciar las acciones para reprobar al ministro Montoro, cosa que satisfizo plenamente a un, una vez más, complacido y aterciopelado Pablo Iglesias que se comprometió a apoyar la iniciativa.
El portavoz socialista explicó con toda claridad que no es que se sientan lejos de Podemos ni en lo esencial y más urgente, que es expulsar al PP del poder, ni en los planteamientos políticos básicos, pero que en su partido tienen un problema, y es que no se fían de ellos. Y para acreditar sus motivos leyó literalmente párrafos enteros del documento del partido morado desvelado por El Independiente con el título Éramos pocos y llegó Sánchez, en el que queda claro que su objetivo es quebrar la columna vertebral del PSOE para después engullirlo. Con estos antecedentes puestos negro sobre blanco, Ábalos quiso justificar la distancia que, por una pura cuestión de supervivencia, su partido necesita tener respecto al de Pablo Iglesias. En su réplica al socialista líder de Podemos lo entendió todo, "me hago cargo, entiendo sus dificultades" repitió varias veces, expresó su "profundo respeto" al partido de su abuelo, se puso incluso sentimental, y remató la jugada ofreciendo trabajar conjuntamente este verano para poner en marcha otra moción de censura en la que no le importaría nada ceder la primogenitura de la candidatura a la presidencia a Pedro Sánchez. "Si hay voluntad política, podemos construir una mayoría alternativa, estamos dispuestos a colaborar para lograr un cambio en este país", le dijo con toda cordialidad y hasta humildad a Ábalos.
Ábalos quiso dejar claro que su territorio político de actuación era distinto del de Podemos y subrayó su perfil de partido institucional
Un sólo cortafuegos puso el portavoz socialista a su proximidad política con Podemos: reivindicó el papel de su partido en el proceso de la Transición a la democracia y defendió ardorosamente el régimen constitucional nacido de las elecciones de 1977, cuyo 40 aniversario se cumple precisamente mañana. Y, en base a su defensa, hizo una declaración explícita en la que reiteró el compromiso de su partido con la Constitución y el cumplimiento de la ley. Esto sucedió en el momento en que hablaba de Cataluña y ahí fijó claramente una posición en las antípodas de la que defiende Podemos. Es más, en este punto puso a Iglesias frente a la locura política que había planteado ayer en lo referente al derecho de autodeterminación de "todas las comunidades" de España. "¿Ante quién lo ejercerían?" preguntó el portavoz. "¿Tiene España identidad propia y territorio?", remató.
Al final Ábalos quiso dejar claro que su territorio político de actuación era distinto del de Podemos y subrayó su perfil de partido institucional: "Al PSOE le interesa alcanzar una mayoría alternativa y la interesa la revolución, pero la revolución que se hace desde el BOE". Lo que queda por ver es cómo evoluciona en el tiempo esta ceremonia de cortejo de apareamiento y si el PSOE se acaba creyendo al final que el lobo es de verdad la abuelita.
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