Banco Popular era vendido a Santander por un euro, y las fechas anteriores el valor había sufrido presión por posiciones cortas, esto todos lo sabemos. A continuación, la CNMV suspendió de cotización por un mes las posiciones cortas de Liberbank que presionaban a la baja su valor. Esto ha originado cierto sentimiento de demonización de las posiciones cortas y su influencia en los valores afectados por ellas.
Las posiciones cortas son utilizadas cuando los inversores creen que la bolsa va a caer y quieren sacar rentabilidad o protegerse de la volatilidad. Las posiciones cortas son sólo uno de los mecanismos por el que los inversores pueden sacar rentabilidad de las caídas de los valores en bolsa. Es una práctica muy habitual entre los hedge funds o fondos de inversión libre, que les genera importantes beneficios en épocas de caídas en los mercados bursátiles.
Las posiciones cortas funcionan de la siguiente forma: un inversor que cree que el valor de una cotizada va a caer pide acciones prestadas de esa empresa. Automáticamente las vende y, cuando el precio ha caído, las recompra para devolverlas y se embolsa la diferencia. Hay otra versión más agresiva, que consiste en vender las acciones sin haberlas comprado antes, pero en España está prohibida y la CNMV penaliza esta operativa.
El efecto que tienen en el valor de mercado de los valores a los que se referencian es que cuando una entidad tiene mucho capital en perspectiva bajista (posiciones cortas), esta operativa empuja el precio de la acción a la baja. Actúa como un catalizador de las caídas y puede llegar a frenar las subidas de los títulos.
Las posiciones cortas son utilizadas para protegerse en épocas de elevada volatilidad
Las posiciones cortas o bajistas son utilizadas por los inversores cuando creen que el mercado va a caer y quieren sacar rentabilidad de ello o para proteger su posición cuando ven demasiada volatilidad.
Para esto, lo que se hace es tomar prestados títulos de una compañía, que tendrá que devolver en un futuro, y venderlos en el mercado como si se tratase de acciones que el inversor tuviera en su cartera. La idea es comprar de nuevo esas acciones cuando los títulos hayan caído hasta los niveles esperados para, a continuación, devolver esas acciones a la entidad o inversor que nos las prestó. Es lo que se conoce como una venta a crédito.
Desde el punto de vista de mercado, los bajistas aportan liquidez al sistema. Cuando uno quiere comprar unas acciones necesita alguien que se las venda. Si hay inversores bajistas habrá más gente a la que poder comprar y vender las acciones.
Además de esta fórmula, existen otros mecanismos a parte de las ventas a crédito para tomar posiciones bajistas: la compra de warrants u opciones Put (y por contrapartida venta de opciones Call), vendiendo futuros de un activo, o comprar ETFs invertidos, que ganan o pierden al revés de lo que haga el mercado.
Desde 2010, la CNMV exige que le comuniquen toda posición corta sobre cualquier valor cotizado español que supere el 0,2% del capital social (aunque no se darán a conocer al mercado) y hará públicas para todos los ciudadanos las inversiones bajistas que excedan del 0,5% del capital.
En contraposición, cuando hablamos de invertir en bolsa, manteniendo una posición larga o lo que es lo mismo apostando por ser alcistas, significa que estamos adquiriendo acciones de una empresa con el objetivo de que suba su valor en el futuro y así poder sacar un beneficio con su venta.
Los tenedores de posiciones cortas no son los responsables de la caída de un valor
Operar a corto es tan lícito como hacerlo a largo, lo que ocurre es que tras las posiciones bajistas suelen estar grandes inversores institucionales como los fondos de alto riesgo o hedge funds, unos inversores de marcado carácter especulativo.
Fondos que manejan ingentes cantidades de dinero y que no dudan en ponerse corto sobre un valor por muy grande que este sea. Hemos visto como todos los blue chips españoles, es decir, valores de primera fila como Santander, BBVA, Telefónica, Iberdrola y Repsol tienen o han tenido en su accionariado posiciones cortas.
Pero la pregunta del millón es, ¿por qué un inversor apuesta por la caída de un valor?
El inversor no es tonto, y cuando toma posiciones cortas, es porque espera que el valor caiga, y esto se produce porque la compañía tiene algún problema estructural.
No nos engañemos, los culpables de la caída de la acciones no son los tenedores de posiciones cortas (que pueden presionar el valor a la baja), sino las propias empresas y sus problemas o indicadores de que los pueda haber.
Aurelio García del Barrio es director del Global MBA con especialización en Finanzas del IEB
Banco Popular era vendido a Santander por un euro, y las fechas anteriores el valor había sufrido presión por posiciones cortas, esto todos lo sabemos. A continuación, la CNMV suspendió de cotización por un mes las posiciones cortas de Liberbank que presionaban a la baja su valor. Esto ha originado cierto sentimiento de demonización de las posiciones cortas y su influencia en los valores afectados por ellas.
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