El congreso del PSOE que ratificó el liderazgo de Pedro Sánchez y el nacimiento de un "nuevo socialismo" genera ilusión y esperanza entre una militancia movilizada. En el cónclave que celebramos en Madrid no solo repusimos al secretario general derrocado, sino que establecimos las pautas para blindar un nuevo modelo de partido y para recuperar un espacio político de izquierdas que se nos quiere arrebatar. Por la evidente modernización que supondrá esta etapa emocionante, considero que los socialistas estamos de enhorabuena, y me atrevo a decir que también lo estarán los votantes que quedaron huérfanos en anteriores citas electorales, cuando consideraron que no dimos respuesta adecuada a sus problemas. Ante el rotundo éxito de un congreso necesario, inclusivo y modernizador, han comenzado a propagarse lecturas interesadas por agoreros que quieren desdibujar las líneas generales de este "nuevo PSOE" y tergiversar torticeramente la realidad.
La idea de España como nación de naciones ni es nueva, ni es transgresora ni rompe los principios de unidad del Estado
La primera lectura falsaria ha sido sobre el concepto de España plurinacional lanzado por Sánchez. La idea de España como nación de naciones ni es nueva, ni es transgresora, ni rompe los principios de unidad del Estado o de soberanía del pueblo español. Cuando el secretario general del PSOE invoca este concepto lo hace recogiendo fielmente la tradición de nuestro partido, respetando los pueblos de España desde sus singularidades culturales e históricas, encajándolos en un ordenamiento que ya existe. Sirvan los ejemplos de los Estatutos de Autonomía vigentes, la mayoría de los cuales fueron reformados hace diez años. Me fijaré en dos, el de mi tierra, Aragón, y el de la comunidad más poblada de España, Andalucía. Iré por partes.
El artículo primero de la ley orgánica 5/2007 de reforma del Estatuto de Autonomía de Aragón dice así: "1. Aragón, nacionalidad histórica, ejerce su autogobierno de acuerdo con el presente Estatuto, en el ejercicio del derecho a la autonomía que la Constitución reconoce y garantiza a toda nacionalidad. 2. Los poderes de la Comunidad Autónoma de Aragón emanan del pueblo aragonés y de la Constitución. 3. La Comunidad Autónoma de Aragón, dentro del sistema constitucional español, ostenta por su historia una identidad propia en virtud de sus instituciones tradicionales, el Derecho foral y su cultura".
Este texto fue aprobado por amplísima mayoría en el Congreso de los Diputados. Votaron afirmativamente PSOE, PP, PAR, IU, CiU, PNV, otros partidos territoriales, y solo votó en contra CHA, mientras ERC se abstuvo, después de un largo proceso de trabajo parlamentario en las Cortes de Aragón que comenzó en diciembre del 2004. Los diputados que llevaron la ponencia de reforma de la ley, nada sospechosos de querer romper España, recibieron el Premio Aragón 2007, convocado por el Gobierno autonómico.
Unos meses antes, también había sido sancionada la ley orgánica 2/2007 de reforma del Estatuto de Autonomía de Andalucía. Y este es su artículo primero. "1. Andalucía, como nacionalidad histórica y en el ejercicio del derecho de autogobierno que reconoce la Constitución, se constituye en Comunidad Autónoma en el marco de la unidad de la nación española y conforme al artículo 2 de la Constitución. 2. El Estatuto propugna como valores superiores la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político para todos los andaluces, en un marco de igualdad y solidaridad con las demás Comunidades Autónomas de España. 3. Los poderes de la Comunidad Autónoma de Andalucía emanan de la Constitución y del pueblo andaluz, en los términos del presente Estatuto de Autonomía, que es su norma institucional básica. 4. La Unión Europea es ámbito de referencia de la Comunidad Autónoma, que asume sus valores y vela por el cumplimiento de sus objetivos y por el respeto de los derechos de los ciudadanos europeos."
Es importante la exposición prolija de estos artículos de los dos Estatutos para dejar claro el concepto. Y este es que las palabras de Pedro Sánchez en su discurso en el congreso federal no conculcan el fondo y la forma del artículo 2 de la Constitución, que garantiza "la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas".
Como dijo nuestro portavoz José Luis Ábalos, las iniciativas de la Generalitat para generar un marco legal independentista son 'delirantes'
Ni por supuesto suponen revolución alguna en la evolución natural del corpus legislativo español, por más que un PP enfrascado en sus problemas internos y colmatado por la corrupción, quiera elaborar una teoría de antiespañolismo socialista, carente de argumentos serios para debilitarnos. En nuestra propuesta federalista aprobada en la declaración política de Granada ya venía recogida la esencia de una idea que Sánchez no quiere sino desarrollar y aplicar con tiento desde un PSOE que aspira a ser de nuevo la pieza central sobre el modelo territorial de España y su necesaria evolución.
Y esto es precisamente en lo que vamos a ocuparnos. Como dijo el lunes nuestro portavoz José Luis Ábalos, son "delirantes" las iniciativas legislativas de la Generalitat para generar un marco legal de una Cataluña independiente. El planteamiento del Gobierno de Puigdemont para agradar a sus socios soberanistas no resiste prueba de legalidad alguna, por lo que toda propuesta que no se enmarque en los límites de la ley no pasa de ser un acto de propaganda política. Queremos desde las filas socialista desenmascarar el inmovilismo de unos y el oportunismo populista de otros.
Respecto de la postura del PSOE en asuntos importantes, hay otras muchas dudas interesadas que vengo leyendo y escuchando, pero me parece muy relevante resolver primero ésta, la territorial, por cuanto somos conscientes de que el PSOE va a ser objeto de una campaña política (espero que no mediática) de manipulación y de desprestigio ante la que quienes hemos dado un paso al frente ni podemos ni queremos permanecer impasibles. En sucesivos artículos intentaré desenmascarar otras de esas lecturas interesadas. Se me ocurren al menos dos. La primera, explicar en clave interna la diferencia entre inclusión y unidad (magnificadas por quienes no asumen nuevas realidades); la segunda, cómo adaptar el proyecto socialdemócrata español para convertirlo en vanguardia de izquierdas y dique contra los populismos (incomprendido por quienes solo entienden una forma de percibir las cosas partiendo de su propio afán de supervivencia).
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