La estrategia del Gobierno de Mariano Rajoy es una máquina de hacer independentistas en Cataluña. Ha logrado en tiempo récord que hasta Piolín se pase al bando de Puigdemont. Y la misma suerte han corrido el Pato Lucas y hasta el Coyote, aunque de este último lo podíamos esperar, acostumbrado toda la vida a perseguir causas perdidas.
Los más optimistas pensábamos que la idea de acoger a los miles de refuerzos policiales desplazados hasta el puerto de Barcelona en un barco decorado con los personajes de Looney Tunes podía ser una jugada maestra del Gobierno de España. Que por fin Rajoy se había dado cuenta que lo que hacía falta en vísperas del 1-O era rebajar la tensión. Y qué mejor que llevar a las tropas en un barco de dibujos animados para desdramatizar un momento tan delicado.
Desde que Piolín atracó el viernes en el puerto de Barcelona se había convertido en un inesperado símbolo constitucionalista. "Me pareció ver un lindo independentista", parecía susurrar el pájaro amarillo del barco italiano Moby Dada. Parecía que llegara para aguarle la fiesta a quienes aspiraban a calentar las calles catalanas con el Volem votar, porque unas fuerzas de Seguridad del Estado en un barco decorado con dibujos animados está claro que llegan en son de paz.
Unas fuerzas de Seguridad del Estado en un barco decorado con dibujos animados está claro que llegan en son de paz
Sin embargo, Interior dio la orden el domingo de cubrir con unas lonas a Piolín y compañía. Y con ello tiró por la borda lo más parecido a un esfuerzo por calmar los ánimos que ha hecho últimamente. Comete el Gobierno con la pintoresca decoración del barco el mismo error que con la gestión del independentismo catalán. Creer que tapándolo, si dejábamos de mirarlo, dejaría de existir. Y, claro, no funciona.
Ignorando el independentismo, tratando a la gente que quiere votar como "cuatro paletos", que es como hace unos días se refería en privado un miembro del Gobierno a los que piden un referéndum en Cataluña, no va a desaparecer el problema catalán. Cuando Rajoy llegó al Gobierno había 14 diputados independentistas en el Parlament, ahora hay 72. Y desde que echaron las lonas parece que también se ha sumado Piolín, que ha pasado a ser un mártir para la causa. #FreePiolín ha pasado a ser un grito de guerra independentista.
¿Por qué ha tapado Interior los dibujos animados? ¿Demasiada presión por la mofa en redes sociales? No inspira mucha confianza que los responsables de dirigir a quienes se van a encargar de mantener la calma en las calles en los momentos de máxima tensión, que sin duda se van a vivir en torno al 1-O, no hayan podido con la presión de un lindo gatito.
Ya sólo faltaba que al frente del barco italiano estuviera el Capitán Schettino.
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