La bolsa americana alcanzó recientemente un nuevo doble máximo (Dow Jones y S&P 500 simultáneamente), al igual que ya hicieron en julio. En el artículo que precedía a éste, afirmábamos que, en nuestra opinión, las bolsas estaban caras aunque había factores que podrían alargar este ciclo alcista más allá de lo que sería presumible. Estos factores podemos resumirlos en beneficios empresariales y situación macroeconómica.
Respecto de los beneficios empresariales, después de varios trimestres decepcionantes, los resultados del primer trimestre de las compañías que componen el S&P registraron una aceleración que se vio confirmada por los buenos datos publicados en el segundo. Sin embargo, parece que los inversores se están fijando más en la bondad de estos datos que en analizar si esta senda es sostenible; un motivo para la duda es que mientras los beneficios han crecido a tasas del diez por ciento, las ventas lo han hecho tan sólo a la mitad ¿Qué posibilidad tienen las empresas de seguir exprimiendo los márgenes si las ventas se mantienen con crecimientos modestos?
¿Qué posibilidad tienen las empresas de seguir exprimiendo los márgenes si las ventas se mantienen con crecimientos modestos?
Respecto a la macroeconomía, en EEUU, al menos, el paro se encuentra en los niveles más bajos en 16 años sin que la inflación de muestras de aceleración. Ello es un soporte para los precios de las acciones porque se estima que la Reserva Federal (Fed) tardará más en subir los tipos. ¿Pero qué pasaría si la inflación sorprendiese y la Fed subiera tipos antes de lo que el mercado descuenta? Los tipos ultrabajos que sirven de colchón para los precios de las acciones ante la ausencia de alternativas pueden volverse un factor de lastre en caso de que repunten antes de lo que el mercado espera.
Dicho todo lo cual quizás el principal factor de riesgo objetivo para un inversor que ahora decida apostar por comprar acciones seael precio al que cotizan. Así, el índice americano S&P 500 registra el tercer mayor nivel sobrevaloración de la historia (los dos que le preceden son los alcanzados justo antes del estallido de la burbuja.com y el crack de 1929) si lo medimos por su PER histórico (cotización/beneficio por acción de los 10 últimos años ajustados por el ciclo económico). Por su parte, los márgenes empresariales se hallan también en los niveles más elevados desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.
Parece difícil que, en este ciclo ya maduro, los beneficios de las empresas y el crecimiento de éstos (que son los dos factores esenciales a la hora de explicar la rentabilidad a largo plazo de un inversor en bolsa) puedan compensar la previsible reversión a la media de márgenes y múltiplos de valoración desde sus actuales elevados niveles. Si eso ocurre, las bolsas sufrirán y los inversores que hayan comprado a los actuales precios sufrirán pérdidas que tardarán tiempo en recuperar.
Juan Jesús Gómez Cubillo es socio y director de Consilio Asesores Patrimoniales.
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