Las encuestas publicadas este fin de semana sobre expectativa de voto en Cataluña por El País y La Razón muestran algunas coincidencias interesantes. La primera de ellas es la capacidad de resistencia del bloque independentista (ERC, JxC y CUP), que se queda al borde de la mayoría absoluta y que supera en ambos sondeos a los partidos constitucionalistas (Ciudadanos, PSC y PP) en siete escaños.
Es cierto que los independentistas caen entre 12 y 13 escaños respecto a lo que sumaron en 2015, y que los partidos que defienden la unidad de España ganan entre 7 y 8 escaños. Como también lo es que en porcentaje de voto el constitucionalismo gana entre 5 y 7 puntos. Pero la realidad es que los que defienden la ruptura con España están a un puñado de votos de poder alcanzar los 68 escaños y, por tanto, de poder conformar un gobierno separatista.
Esto sucede a pesar del revés sufrido por la Generalitat en su intento de reconocimiento internacional de la República independiente, de la salida de casi 3.000 empresas de Cataluña y de la aplicación del artículo 155 por parte del Gobierno con apoyo del PSOE y de Ciudadanos.
El desgaste, que sí se ha producido, en las filas del independentismo ha tenido lugar fundamentalmente en Barcelona. La encuesta de El País lo muestra con nitidez: Ciudadanos subiría en la capital catalana 6 escaños (3 a costa del PP), mientras que el PSC subiría 2. Si excluimos a la Ciudad Condal, el mapa electoral prácticamente no se movería respecto a 2015.
En un interesante artículo publicado por Rafa Julve en El Periódico se pone de relieve un aspecto que va a ser clave de cara al 21-D. Dos tercios del total de la abstención que se produjo en 2015 (donde la participación superó el 75%) proviene de ciudades con más de 50.000 habitantes. Es decir, en los pequeños núcleos rurales, donde el independentismo es más fuerte, es muy difícil que aumente la participación, mientras que en la grandes ciudades -donde son más poderosos los partidos constitucionalistas- existe aún un cierto margen de incremento del voto. En Barcelona, por ejemplo, en 2015 se abstuvieron 261.476 personas: un 23%.
Las esperanzas del vuelco se centran pues en Barcelona. Y aquí es donde las encuestas de El País y La Razón difieren. Mientras que el primero da a Ciudadanos una expectativa de 35 escaños, el segundo la rebaja a 29. Mientras que el diario del grupo Prisa recorta el voto del PP en cinco escaños (pasaría de 11 a 6), el del rotativo ligado a Atresmedia deja a los populares con los mismos asientos que logró hace dos años.
El partido que más crece en Barcelona es Cs. La recuperación de JxC es a costa de ERC. Un derrumbe de la CUP haría imposible la mayoría absoluta independentista
Lo que está claro es que la pelea en el centro derecha se libra entre Arrimadas y García Albiol. Pero, mientras que en caso de la líder de Ciudadanos la cuestión está en si suma 4 escaños (como le da La Razón) o 10 (encuesta de El País); en el caso del líder del PP la duda es si se queda como está (La Razón) o pierde 5 escaños (El País).
Parece evidente que la líder de la oposición tras el 21-D volverá a ser Arrimadas, que podría incluso empatar en escaños con ERC en Barcelona (según El País).
Seguramente, de aquí al 21 de diciembre se producirán cambios en las preferencias electorales de los ciudadanos, pero ya hay algunas tendencias que se consolidan en la mayoría de los sondeos y que convendría tener en cuenta:
- El voto independentista está al borde de la mayoría absoluta.
- JxC, nueva marca electoral de la antigua Convergència, no se hunde y podría lograr más de 20 escaños apoyada en el victimismo de Carles Puigdemont.
- ERC se desinfla a medida que se aproximan las elecciones. Puede ganar, pero no podrá superar el 30% de los votos.
- El constitucionalismo gana terreno y puede ganar en votos e incluso en porcentaje, pero se queda muy lejos de poder formar gobierno.
- El gran protagonista del cambio es Ciudadanos, impulsado por una candidata, Inés Arrimadas, que ha destacado por su dureza contra el independentismo.
- El PSC recupera espacio y puede incluso superar los 20 escaños, atrayendo el voto moderado de CiU. De ahí la operación de integración de figuras como Ramon Espadaler (ex secretario general de Unió).
- El PP pierde terreno a manos de Ciudadanos. A pesar de los esfuerzos de García Albiol, tendrá muy difícil mantener su espacio electoral e incluso podría empatar con la CUP.
- Aunque la CUP está a la baja sus escaños son fundamentales para el independentismo. Una caída en picado del partido antisistema haría imposible gobernar a la opción separatista.
- El partido CeC/Podemos, de Domènech y Colau, tendrá un resultado modesto, ya que podría quedarse por debajo de los 10 escaños. Sin embargo, la coalición apoyada por Pablo Iglesias puede tener la llave para gobernar en Cataluña tras el 21-D.
- La clave de los próximos comicios estará en Barcelona y, más en concreto, en la movilización del voto en la ciudad condal: 261.000 ciudadanos que se abstuvieron en 2015 tienen en sus manos el futuro de Cataluña.
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