“Hombre (o mujer), las elecciones se han convocado para que las gane el constitucionalismo”: María Dolores de Cospedal, secretaria general del PP y ministra de Defensa el domingo pasado.
Justo al día siguiente de esta elocuente confesión de Cospedal, el CIS hacía públicos los resultados de su última encuesta sobre las elecciones catalanas. Además de los eufóricos titulares anunciando que Ciudadanos podía convertirse en la fuerza más votada en Catalunya y de que el PP no remonta, una evidencia emerge al revisar los resultados demoscópicos de la mayor muestra publicada hasta ahora: nada suma.
Los bloques independentista y constitucionalista se mantienen casi estables. La suma de votos y escaños de cualquiera de los dos no alcanzan a conformar una mayoría absoluta. Y tampoco analizando la encuesta desde el eje izquierda-derecha. ERC más JxCAT más CUP da 66/67 (a uno de la mayoría absoluta situada en 68). Si la suma es C’s, PP y PSC da 60 en el mejor de los casos. ERC, PSC y los Comuns (los de “izquierdas”) suman 62.
¿Qué debe pensar Alberto Núñez-Feijóo cuando el martes en Catalunya ofrecía un aplaudido mitin en apoyo de Albiol? Él gobierna con una mayoría absoluta holgada y aquí, en Catalunya, su compañero está luchando por no quedar el último. Sería una gran pregunta para Feijóo.
Quien resultará más que probablemente designada ama de llaves de la política catalana va a ser la candidatura de Catalunya en Comú, aun perdiendo dos escaños. Su ambigüedad a la hora de decidirse por el si o por el no a la independencia está pasando factura.
No debemos olvidar que el trabajo de campo del CIS es anterior a la decisión del Supremo de mantener a Junqueras, Forn, Sánchez y Cuixart en la cárcel “pues existe posibilidad de reiteración de delito con explosión de violencia”. E igualmente no obviemos que el martes el mismo magistrado Llarena retiraba la Euroorden contra Puigdemont y cuatro de sus consellers aunque mantenía la orden de detención para los cinco en España. ¿Acaso para evitar un ridículo judicial y diplomático mayúsculo cuando la justicia belga decidiera que sólo extraditaba a Puigdemont por los delitos de malversación y desobedicencia pero no por rebelión?
Así estamos pues. Con unas prospecciones electorales que no ofrecen ninguna salida y unos partidos políticos que sólo disputan los votos de aquellos con los que comparten mercado.
El abogado de Puigdemont, Jaume Alonso Cuevillas, insistía el martes ante los medios de comunicación en que si de él depende Puigdemont no regresará a Catalunya antes del 21-D. Tampoco parece probable que Junqueras (número 1 de la candidatura de ERC) ni Jordi Sánchez (2 de JxCAT) hayan salido de la prisión.
Y a pesar de todo esto es de prever que el resultado que nos vaticinaba el CIS se aproxime mucho a la realidad. Y entonces puede aparecer un nuevo problema ¿Habrá que volver a votar? ¿Se mantendrá el 155 mientras? ¿Cuál es el plazo entre las anticipadas del 21D y unas posibles nuevas elecciones? ¿Un año?
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