La aprobación por el Gobierno de la Estrategia de Seguridad Nacional el pasado viernes 1 de diciembre de 2017 viene a dar respuesta al proceso del cambio continuo e hiperacelerado que afecta a las necesidades de seguridad en el mundo actual a la vez globalizado, fragmentado y extraordinariamente competitivo. Los riesgos y las amenazas a la seguridad global se ven potenciados por un entorno tecnológico donde la ciberseguridad y la ciberdefensa han encontrado un espacio incontestable.
“El terrorismo transnacional y los ciberataques siguen siendo uno de los principales retos a la Seguridad. Junto a ellos surgen las denominadas amenazas híbridas, una combinación de amenazas convencionales y no convencionales orientadas a la desestabilización de nuestra forma de vida, y cuya identificación y atribución resultan especialmente complicada”.
A los desafíos globales como el terrorismo, el crimen organizado, las amenazas sobre las infraestructuras críticas se les unen otros, internos, que atentan contra nuestra integridad territorial y valores constitucionales. La necesidad de escuchar de una forma activa a la sociedad hace que el entorno político necesite acomodar su mensaje y sus estructuras ante una demanda constante, a nivel mundial, de dar respuesta a preguntas que, ante la ausencia de una adecuada respuesta, están siendo “interpretadas” por movimientos políticos de extrema derecha y de extrema izquierda que buscan generar cambios desestabilizantes en el sistema de gobierno de los países donde están teniendo lugar.
Los campos de batalla tradicionales se han trasladado al ser humano, convirtiendo a éste en el objetivo fundamental de la confrontación
Los campos de batalla se han trasladado desde los modelos “tradicionales”, los físicos, donde la fuerza militar era omnipresente, al campo de batalla del ser humano, convirtiendo a éste en el objetivo fundamental de la confrontación, actuando contra él con acciones de propaganda y de manipulación. Es una “guerra sin restricciones”, donde la soberanía nacional y la salvaguarda de los intereses nacionales precisa de nuevas herramientas.
La estrategia sirve de marco para proyectar un escenario complejo donde debemos aprender a movernos con soltura, donde la Seguridad se considera una tarea de todos y donde lo público y lo privado se unen para defender una posición y una Política de Estado.
La Geopolítica y la Geoeconomía marcan quiénes podemos ser en este futuro/presente. La defensa de los intereses políticos se potencia y se salvaguarda protegiendo los intereses económicos de nuestro país. La necesidad de desarrollar un Sistema de Inteligencia Económica para España es imprescindible. Nuestros aliados y, sin embargo, competidores han definido su estrategia, son los “jugadores estratégicos” según Brzezinski, quien definía a los que no la han diseñado como “pivotes geopolíticos”. Ser pivote o ser jugador estratégico es una decisión de cada Estado. Los escenarios de confrontación han cambiado y la economía se ha convertido en el “arma de guerra” donde la confrontación es permanente.
Nuestro modelo de pensamiento se ha de transformar para entender el de nuestros competidores
De esta forma muchos países, como Francia, se han tomado muy en serio este aspecto y han desarrollado su Sistema de Inteligencia Económica como política para llegar a garantizar la seguridad económica del Estado y de las empresas francesas. Éstas están apoyadas activamente por el aparato diplomático del Estado para quien se ha convertido en una prioridad la detección precoz de oportunidades para la oferta empresarial de su país.
En un mundo en transformación continua hemos de pensar de forma distinta sobre las amenazas polimórficas que afectan nuestro sistema de vida. Nuestro modelo de pensamiento se ha de transformar de lineal en lateral para entender el modelo de pensamiento de nuestros competidores.
Como ilustración para este último apunte, donde se refleja que hemos de ver más allá de lo evidente, sirva la cita que recojo del libro recién publicado del Coronel Pedro Baños titulado Así se domina el mundo donde analiza veintisiete geoestrategias: “Pensamos que somos libres, que podemos elegir de forma autónoma nuestro destino, nuestros gustos, la manera de vestir o de comportarnos, lo que comemos o a qué dedicamos el tiempo libre, pero estamos permanentemente inducidos a adoptar acciones, decisiones y actitudes. Con creciente sutileza, los que deciden por nosotros nos imponen formas de vida, modelos sociales e ideologías, de modo que estamos sometidos a sus designios. Esto es más cierto que nunca hoy en día, cuando se ha puesto de moda la palabra “posverdad” para definir el contexto global de desinformación…lo que principalmente llega al público no es más que una gran falsedad disfrazada de verdad”.
Los riesgos y las amenazas han cambiado aunque los juegos de poder siguen siendo los mismos. Un país con estrategia define y defiende su destino, marca un rumbo y genera una cultura de Seguridad y Defensa. Una cultura donde la Inteligencia tiene un peso específico que ha de ser potenciado con una comunidad de Inteligencia, pública y privada, orientada a defender los objetivos del Estado.
España necesita que esta Estrategia sea acompañada, en su diseño y en su ejecución, por un presupuesto generoso y por la decisión de ser un país importante e influyente en los ámbitos territoriales y geoestratégicos que defina. Encontrando, a la vez, un posicionamiento estratégico en el Ciberespacio que ayude a potenciar la influencia que España merece.
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