“Iceta lo peta”, fue un eslogan que se popularizó en la campaña de Miquel Iceta durante el 2015 mientras se soltaba bailando al son de ritmo de Queen y Tina Turner. Hombre de desbordante simpatía y vitalidad, el primer secretario del PSC es quien mejor situado está, dentro del bloque constitucionalista, para poder aspirar a ser el próximo presidente de la Generalitat, y el único capaz de buscar consensos futuros para poner fin a la creciente división social que existe en Catalunya desde que en el año 2012 empezó la pesadilla que se conoce como el procès.
A diferencia de sus rivales, que no adversarios del PPC o Cs, el PSC ha sabido construir una “lista de país” que engloba gentes de derecha e izquierda, en el que se integran sectores que proceden de Unió Democràtica, líderes de entidades que han dado la respuesta civil al separatismo, como el vicepresidente de Societat Civil Catalana o bien al presidente de la asociación Tercera Via, dirigentes de la prestigiada asociación Federalistesd’Esquerres, catalanistas independientes, históricos del sindicalismo, viejos capitanes del PSC y del sindicalismo catalán y un personaje que fue azote del pujolismo, el que fuera fiscal y eurodiputado por Podemos, Carlos Jiménez Villarejo. Un totum revolutum que sabrá pescar en las aguas revueltas.
Iceta será la gran sorpresa del tremendo lío en el que estamos metidos. Pero tampoco será la solución de futuro
El principal competidor electoral de Iceta es el candidato de En Comú-Podemos, Xavier Domènech, el socio de Colau sabe que está sufriendo una gran sangría de votos por su flirteo con los separatistas y por ello está desmarcándose de forma contundente de las formaciones soberanistas, al tiempo que intenta mantener el voto de izquierdas y por ello critica al PSC por su unión con Units per Avançar, la marca nacionalista de Duran i Lleida, y en su última aparición pública fustigaba la estrategia de Iceta: "El PSC ha apostado más por Unió que por sus alcaldes, triste momento para el socialismo en Catalunya”. Pero puede ser un aliado de Iceta, desde su abstención.
Iceta, probablemente, será presidente de la Generalitat si los separatistas no suman mayoría absoluta, los comunes se abstienen y al mismo tiempo es capaz de convencer a la probable vencedora de los comicios electorales, Inés Arrimadas, de que el tiempo de Ciudadanos no ha llegado todavía. Con un gobierno que incluya independientes de prestigio y asumiendo que debería liderar una corta transición que permita serenar los ánimos en la levantisca Catalunya, es el único capaz de generar confianza a los inversores y a las empresas que han huido ante la ruptura de la legalidad que hemos sufrido.
Iceta será la gran sorpresa del tremendo lío en el que estamos metidos. Pero tampoco será la solución de futuro, porque esto será largo, muy largo.
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