Cierra Fitur, una de las ferias de turismo más grandes del mundo y la más importante de habla hispana, con excelentes resultados: más de 10.000 empresas de 165 países, repartidas en 820 stands, atendieron a los 250.000 visitantes que se estima habrán asistido a la edición 38 de la feria. Las dimensiones de Fitur dan idea del músculo de uno de los sectores más estratégicos del país, el único que tiró de la economía en los peores años de la crisis. El turismo representa el 11,1% del PIB nacional y el 13% de los puestos de trabajo, y todo indica que continuará creciendo en los próximos años.
Porque si hay un sector en el que España es una potencia global es el turismo. Somos el país más competitivo del mundo en turismo según el WEF (World Economic Forum), el segundo que más ingresa por turismo y el tercero en número de visitantes extranjeros. Las cifras provisionales de 2017 muestran que un año más hemos pulverizado récords, con 82 millones de turistas extranjeros que realizaron un gasto de 87.000 millones de euros, un 12,4% más que el ejercicio anterior. Teniendo en cuenta que hablamos de la tercera industria global y que las previsiones apuntan a que seguirá creciendo a un ritmo superior al del conjunto de la economía, no resulta descabellado pensar que en los próximos años España superará la marca de los 100 millones de turistas extranjeros.
La pregunta es: qué hacer para gestionar a todos esos turistas cuando lleguen, porque llegarán
Hace pocos años, cuando más era siempre mejor, nos habríamos preguntado qué hacer para llegar a esa cifra. Pero hoy sabemos que la pregunta es otra: qué hacer para gestionar a todos esos turistas cuando lleguen, porque llegarán. Más turistas implica más presión sobre las infraestructuras, los recursos y los servicios públicos, mayores exigencias para las empresas, la saturación de los espacios públicos y nuevas necesidades de información para la gestión de los destinos. España debe prepararse para gestionar la abundancia, y no puede hacerlo sin dotarse de la capacidad tecnológica que el momento exige.
Regresemos a los pasillos de Fitur en una edición donde la tecnología ha sido protagonista. Realidad aumentada, asistentes virtuales y robots en los dos pabellones dedicados a las grandes empresas de la industria turística. Con el transporte, la distribución y las cadenas hoteleras netamente digitalizadas, la brecha tecnológica de la cadena de valor del turismo se encuentra en los destinos, precisamente donde sucede el hecho turístico. Y empresas y destinos han comprendido que la tecnología es clave para afrontar la nueva realidad del sector.
En el caso español, los gaps digitales se dan en un escenario extraordinariamente atomizado, con miles de destinos de playa, urbanos y rurales donde los servicios turísticos son prestados principalmente por PYMEs. Y tanto empresas como administraciones encuentran dificultades para acometer su transformación digital a la velocidad que el turista conectado y la industria imponen, bien por falta de recursos o bien por su incapacidad para comprender la magnitud del cambio y definir el camino a seguir. No innovar nos resta competitividad. La inversión española en I+D+i (1,19% del PIB) está muy por debajo de la media de la UE (2,03%), que a su vez invierte mucho menos que países como los EE.UU., China, Corea o Japón.
La brecha digital del turismo receptivo supone, paradójicamente, una excelente oportunidad para que España ejerza su liderazgo global. España posee todas las condiciones para ser el primer país del mundo que impulsa el turismo inteligente como estrategia de crecimiento sostenible e inclusivo. Contamos con una red de infraestructuras TIC que nos sitúa entre los países mejor conectados del mundo. Específicamente en turismo, ya existe un desarrollo normativo pionero para los Destinos Turísticos Inteligentes dentro del contexto de Ciudades Inteligentes, y desde la Agenda Digital se está impulsando la transformación digital de una masa crítica de destinos, con una dotación inicial de 60 millones de euros.
Modelos desarrollados por empresas españolas
Este proceso, que no ha hecho más que empezar, se está haciendo desde la soberanía tecnológica, con herramientas y modelos íntegramente desarrollados por empresas españolas. Nuestras son las tecnologías que permiten prestar servicios a ciudadanos y visitantes con eficiencia y sostenibilidad, capturar la atención del mercado, aumentar el gasto turístico y generar nuevos ingresos para los ayuntamientos, integrar a miles de empresarios en la dinámica turística, elevar la satisfacción del visitante, gestionar la información y, sobre todo, mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.
Necesitamos más inversión pública para acometer la transformación digital del turismo
Es el momento de que tanto el sector como la administración pública realicemos una apuesta sin fisuras por la innovación y la sostenibilidad. La tecnología está ahí para acelerar la evolución de nuestro modelo turístico en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas que España ha suscrito. Necesitamos más inversión pública para acometer la transformación digital del turismo, instalar nuevas fórmulas de gobernanza y consolidar un ecosistema de empresas tecnológicas que dé respuesta a las necesidades de empresas y destinos, a cualquier escala, en todo el territorio.
El turismo supone para España una de sus claves para su seguridad económica, término recogido en la reciente Estrategia de Seguridad Nacional. En esta Estrategia se abordan todos los elementos característicos de una sociedad en cambio permanente en un entorno global extraordinariamente complejo donde España ha de saber encontrar las vías de consolidación de su soberanía actual y futura. “(nos encontramos…) en un entorno internacional de seguridad más convulso, caracterizado por la velocidad del cambio, los choques estratégicos y la proliferación de crisis. España y las principales organizaciones a las que pertenece tienen un reto fundamental: entender las causas profundas de los cambios, anticiparse a sus consecuencias y gestionar la incertidumbre, dotándose de estructuras dinámicas y flexibles”. “La seguridad económica ocupa un lugar relevante entre los desafíos colectivos que hay que afrontar. Tras años de una dura crisis económica que ha repercutido en todos los ámbitos, España muestra sólidos signos de recuperación económica, siendo ahora uno de los países con mayor índice de crecimiento de la Eurozona. La economía española es hoy más diversificada y abierta, con empresas cada vez más internacionalizadas y multinacionales punteras en varios sectores.”
Ejerzamos nuestro liderazgo, no sólo en turismo sino también, ahora, en tecnología turística. Fortalezcamos dos sectores estratégicos para el país, el turístico y el tecnológico: ningún otro país del mundo posee la capacidad de España para erigirse en referente global del turismo inteligente y sostenible. Es el momento de desarrollar un Sistema de Inteligencia Económica que, con una estrategia de Estado, impulse los sectores estratégicos para nuestro país convertidos en verticales de Inteligencia. El turismo es una palanca clave para convertir fenómenos coyunturales en estructurales, sistémicos, que favorezcan exponencialmente nuestro desarrollo. El momento es ahora.
Juan Antonio Gómez Bulé es consejero de Golbaldit
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