Me daba mucha pereza escribir sobre el bitcoin, quizás no es debido al tema en sí, sino a que estos últimos días estoy algo ansioso, tenso, quizás disperso. Este nerviosismo es provocado por un derbi que se celebrará a principios de febrero después de quince años de travesía del desierto. Seguramente ya se habrá jugado cuando este artículo se publique. Un partido que algunos creían que no se volvería a jugar más, nos daban por muertos. A muchos puede que les parezca algo superficial, pero para mí, como para el gran Bill Shankly, el fútbol no es solo una cuestión de vida o muerte, es algo mucho más importante. Volveremos.
Volviendo al bitcoin, me veo obligado a reflexionar en voz alta. Cada vez es más evidente que tarde o temprano la burbuja explotará -quizás ya está en ello-. Los humanos somos capaces de tropezar en la misma piedra una y otra vez, la historia se repetirá, la codicia cegará a muchos y, cuanto más tarde en llegar, más dura será la caída. Va a acabar mal.
En los últimos meses varios amigos me han preguntado por los bitcoins, si yo invertiría en este tipo de activo, qué opinión tenía al respecto o qué haría si hubiera invertido. Yo no soy un experto, más bien soy un ignorante en lo que se refiere a criptomonedas, pero la experiencia en mercados financieros me otorga cierta capacidad de olisquear ciertas exuberancias irracionales.
La historia se repetirá, la codicia cegará a muchos y, cuanto más tarde en llegar, más dura será la caída
No, ahora no invertiría en bitcoins. Quizás en el inicio, cuando tenía muy poco valor, a modo de experimento de alto riesgo. No lo hice. Si hubiera sido tan listo para hacerlo y mi inversión se hubiera multiplicado por 100 o por 47. Sería un campeón, estaría encantado. Seguro que hubiera vendido hace tiempo, pero si hubiera aguantado hasta ahora, vendería. A disfrutar la plusvalía. Podría dejar en bitcoins el 10% del total disponible actualmente y me desharía del 90% restante. Monetizaría la inversión en euros, dólares o la moneda que sea. Si se puede, claro.
El otro día vi en lo que los clásicos llamaban el parte una noticia muy interesante. Una señora había vendido su piso y cobrado en bitcoins. Para flipar. Vendes algo tan gordo como un piso y en vez de cobrar en una moneda que te sirva para adquirir otros bienes o servicios, lo haces en algo virtual. Con dos narices.
Como punto de partida parece evidente que estoy muy en línea con el presidente de JPMorgan, que, aunque posteriormente matizó sus palabras, vino a decir que el bitcoin era un fraude y que despediría al empleado que osara a operar en esta moneda. Morgan Stanley dice que su valor es cero, Stiglitz parecido y Warren Buffet no quiere ni ver esta moneda. Cierto es que también tiene sus defensores.
Volvamos atrás. ¿Qué es el bitcoin? Es una criptomoneda, es decir, una moneda digital, alternativa y descentralizada originada mediante técnicas informáticas de cifrado codificado. Teóricamente es un sistema seguro, y, no es supervisada por ningún banco central. Se creó en 2009 pero no se sabe muy bien por quién. Permite transacciones entre usuarios directamente sin intermediarios. Las transacciones son verificadas mediante la tecnología blockchain por unos señores llamados mineros, que reciben en compensación bitcoins. La clave del sistema parece ser ese blockchain, que permite un registro único de acciones digitales, actualizado continuamente, accesible y no falsificable ni duplicable.
La idea me parece fantástica, un sistema que permite hacer transacciones financieras seguras, sin intermediarios y baratas. Ahora bien, ¿cuál es el valor de esta moneda? ¿10 euros? ¿12.000 euros? Ni idea, las monedas tradicionales basan su valor en los tipos de interés, en la inflación, en la balanza comercial, en el estado de la economía, las reservas, etcétera. Cierto, también en factores políticos.
El primer tipo de cambio dólar-bitcoin se publicó en octubre de 2009: 1 dólar equivalía a 1309,03 bitcoins. En mayo de 2010 se realizó la primera transacción con bitcoins: un informático de Florida pagó 10.000 bitcoins por 2 pizzas. En noviembre de 2010 todos los bitcoins en circulación valían 1.000.000 de dólares. En abril de 2013 un bitcoin vale ya 100 dólares. En enero de 2015 cotizaba por debajo de 300. A principios de 2017 se movía en el entorno de 1.000; en el verano, en 2.000; y a final de año alcanzó un máximo por encima de los 18.000. Cuando escribo estas líneas ronda los 10.000 dólares.
Existen otras dudas sobre esta moneda. Se habla de que el consumo de energía para generarla es enorme. Se sospecha que puede ser usado para pagos generados por actividades delictivas. Hoy hay 16.522.800 bitcoins en circulación. ¿Quién maneja la cantidad de moneda disponible?
No soy capaz de verlo como una moneda, no es un medio de pago generalizado
No soy capaz de verlo como una moneda. Si tengo 5 bitcoins no me puedo ir a comprar un coche mañana, no es un medio de pago generalizado. Adicionalmente, es algo cuyo valor fluctúa de manera vertiginosa no se sabe muy bien en base a qué. Se imaginan que tienen 100.000 euros ahorrados. Un día nos sirven para comprarnos un apartamento y a la semana solo podemos adquirir un kilo de patatas. Parece la hiperinflación de la Alemania de Weimar o de alguna república bananera. Es el riesgo divisa pero elevado a mil. A mí me da miedo, me recuerda a una de esas famosas fiebres especulativas que acaban haciendo pupa. Especialmente a los últimos en llegar.
En la historia tenemos muchos ejemplos sobre episodios similares con finales trágicos. La crisis de los bulbos de tulipán en el siglo XVII en los Países Bajos, el desplome de las acciones de la Compañía de los Mares del Sur sobre 1720 en Gran Bretaña, el famoso crack del 29... pero esas cosas no sólo pasan lejos de aquí. No hace tanto del desplome de las puntocom en los inicios del siglo XXI. ¿Se acuerdan de Terra? El pinchazo inmobiliario en España se produjo hace apenas 10 años. ¿Recuerdan aquel famoso mantra? Los pisos nunca bajan. Los sellos siempre suben porque hay poca oferta y mucha demanda. Cuidado.
El futuro es maravilloso y excitante, pero debemos aprender del pasado. De todo, me quedo con eso del blockchain que es la tecnología base del sistema, y, seguro que pronto se puede aplicar a muchas más cosas de las que nos podemos imaginar. Suerte.
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