Cristiano Ronaldo dos Santos (5-2-1985; Funchal, Madeira) es probablemente el mejor jugador de fútbol del mundo. Empatado con Messi. Ha ganado cuatro Botas de Oro y cinco Balones de Oro, lo que le sitúa junto al delantero del FC Barcelona en la cúspide del deporte más mediático y que más ingresos genera del planeta. En 2009 el Real Madrid le fichó (desde 2003 había estado jugando en el Manchester United) por 94 millones de euros. La cifra puede parecer elevada, aunque no lo es tanto si nos fijamos en lo que pagó el verano pasado el PSG por Neymar : ¡222 millones de euros!
En el fútbol las cifras son mareantes, pero lo importante no es lo que ha costado un jugador, sino cuánto dinero es capaz de generar al club para el que juega. Florentino Pérez, presidente del Real Madrid precisamente desde 2009, suele comentar que "Ronaldo ha sido el futbolista más rentable" para el club blanco.
Los grandes jugadores -como todas las estrellas- son amados u odiados casi con la misma intensidad. A esas filias y fobias generalizadas, en Ronaldo se suman otras características peculiares: juega el el Real Madrid y, por lo tanto, genera rechazo en los seguidores del Barça y del Atlético de Madrid y, seguramente, en los hinchas de otros muchos clubes; además, CR7 (como se le conoce en la jerga futbolera) es arrogante, provocador, y, a veces, excesivamente individualista, lo que le convierte en el paradigma de lo que algunos consideran que no debe ser un deportista.
Pero esas características son las que, al mismo tiempo, le hacen grande, irrepetible. Cuando coge el balón cerca del área contraria todos, hasta sus más fanáticos detractores, mantienen la respiración: el gol puede llegar en cualquier momento. En un club de goleadores, como es el Real Madrid, CR7 es el máximo anotador de la historia.
Pero Ronaldo, muy a pesar suyo, ha saltado a las primeras páginas de los medios en los últimos meses no por sus hazañas en los terrenos de juego, sino por sus discrepancias con Hacienda, que podrían incluso concluir en pena de prisión si en el proceso judicial que está en marcha se estima finalmente que cometió delito fiscal.
La Inspección de Hacienda sostiene que Ronaldo debería tributar por unos ingresos de 60 millones generados entre 2011 y 2014
La Agencia Tributaria reclama al futbolista 14,7 millones de euros por supuestas rentas no declaradas entre 2011 y 2014. Lo que se discute no tiene nada que ver con el sueldo que percibe del Real Madrid, sino con lo que CR-7 ingresó en esos cuatro ejercicios por derechos de imagen.
En total, el portugués ganó 120 millones de euros durante esos cuatro años por ceder su imagen para distintas marcas (desde material deportivo, a alimentos o entidades financieras). Esos derechos estaban cedidos a sociedades radicadas en paraísos fiscales. Cuando jugaba en el Manchester, Ronaldo tributaba por el 15% del total de sus ingresos por ese concepto, al aceptar las autoridades británicas que ese porcentaje representaba lo que ingresaba por los derechos de imagen en Reino Unido.
En 2014 (cuando ya llevaba cinco años en España) Ronaldo pagó a Hacienda por los ejercicios que ahora están en litigio un total de 5,6 millones de euros, tributando sobre unos ingresos de 22,8 millones (lo que representa más del 27% del total de sus ingresos por derechos de imagen) a un tipo 24,5%. Esos casi 23 millones de euros era lo que los asesores del jugador entendían que se habían generado por los anuncios y spots emitidos en España.
Hacienda, sin embargo, le reclama 14,7 millones, al estimar que los ingresos sobre los que habría que aplicar el impuesto son de 60 millones y no de 22,8, como sostienen los asesores fiscales de CR7.
La cuestión es muy relevante no sólo por la discrepancia en la cuantía, sino porque a partir de 120.000 euros de defraudación, el delito fiscal está penado con cárcel.
¿Por qué esa diferencia tan enorme? ¿Estamos ante un litigio contencioso administrativo o ante un ilícito penal? ¿Hubo intención de defraudar por parte de Ronaldo?
Hasta que no se produzca una decisión judicial -archivo o condena-, si es que antes no hay un pacto en entre el fisco y la defensa del futbolista, el debate está abierto y no es probable el consenso: sus detractores le verán siempre como un defraudador; sus seguidores, como una víctima de los halcones fiscales.
Hacienda utiliza el criterio de realización, según el cual CR-7 debe tributar por los anuncios grabados en España
Si nos olvidamos por un momento de nuestras particulares simpatías futbolísticas, el caso Ronaldo incorpora algunos elementos novedosos y, hasta cierto punto, soprendentes en los criterios que utiliza Hacienda para estimar lo que se debe pagar o no.
Cuando CR7 llegó a España se acogió al régimen fiscal de impatriados (conocido popularmente como ley Beckham), según el cual, los extranjeros que venían a España podían mantener durante un periodo de cinco años un trato especial para sus ingresos generados fuera del país y que tributaban como un canon. Este hecho es esencial para diferenciar el caso del jugador del Real Madrid y el de la estrella azulgrana Leo Messi, que siempre ha tributado como residente en España.
Los cuatro años que están en disputa (2011-2014) pertenecen justamente a ese periodo. Hacienda no discute la legalidad de que Ronaldo se haya acogido a ese régimen especial, sino que discrepa con sus asesores sobre las cantidades que deben tributar en España y cuales no. Y aquí viene lo realmente peculiar de este caso.
La Agencia Tributaria estima que se produce actividad económica tributable si los anuncios por los que Ronaldo cobra derechos de imagen se realizan en España. Es lo que se conoce como criterio de realización.
Para la defensa de Ronaldo, el criterio para discernir la cantidad de dinero sobre la que se debe aplicar el canon es el de utilización. Es decir, la cantidad sobre la que debe tributar será la que generan los derechos de imagen por anuncios que se han emitido en España y no por los que se han publicitado en el extranjero.
Para la Agencia Tributaria la condena a Ronaldo por delito fiscal sería un éxito. Aunque su caso no sea comparable al de Messi
Ese distinto enfoque supone tributar por unos ingresos de 60 millones o por unos ingresos de 22,8 millones. Las diferencias son enormes y también conllevan una consideración que es la que añade a la discrepancia posibles consecuencias penales. Para la Agencia Tributaria, Ronaldo montó una estructura fiscal para engañar al fisco: hubo dolo. Para el equipo que defiende a Ronaldo, su intención nunca fue la de defraudar y, por tanto, el tema tendría que ser derimido en un tribunal contencioso administrativo.
Respecto al criterio por el que Hacienda determina los ingresos en España sobre los que debe tributar el futbolista, su defensa esgrime un argumento demoledor: si Ronaldo hubiera grabado todos los anuncios en Portugal no tendría que tributar nada en España.
Pero los inspectores no van a soltar fácilmente su presa. Caridad Gómez Mourelo, responsable de la Unidad de Coordinación de Delitos contra la Hacienda Pública, que, entre otros asuntos, ha investigado casos como Gürtel o Noos, ha impuesto su criterio de dureza en la Agencia Tributaria. Si ganarle a Ronaldo en el césped es algo con lo que sueñan todos los equipos, no digamos lo que significaría para la Inspección una condena en toda regla por delito fiscal.
El ministro Critóbal Montoro se ha mantenido alejado del asunto como si fuera una pócima envenenada. El hecho de que Equipo Económico (un despacho con un elenco de buenos profesionales, pero que él contribuyó a formar, aunque ahora esté desvinculado) haya sido la asesoría elegida por la defensa de CR7 para elaborar un informe pericial ha puesto el foco sobre cada una de las decisiones de la Agencia Tributaria. Dureza, por tanto, es la doctrina que se va a aplicar al jugador desde la cúpula del ministerio. El ministro de Hacienda quiere evitar que alguien pueda decir que ha habido trato de favor.
El ex magistrado de la Audiencia Nacional y, desde hace unos años, cabeza visible de uno de los despachos punteros de Madrid, José Antonio Choclán es el responsable de la defensa de Ronaldo. Choclán es partidario de alcanzar un acuerdo con Hacienda, pero sabe que es tarea casi imposible. Ya tiene en mente recurrir a la Audiencia Provincial si la juez Mónica García Ferrer rechaza el archivo de la causa.
El experimentado penalista tiene claro que, en el caso de su defendido, su fama, su notoriedad es precisamente un factor sustancial en su contra. CR-7 se ha convertido en la pieza a abatir.
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