Se acabó. La aprobación de los presupuestos ha sido sólo un espejismo tan breve como engañoso. Las posibilidades de que la legislatura llegue a término, como quería Rajoy, son próximas a cero. La presentación de la moción de censura por parte del PSOE tiene efectos demoledores que tal vez ni siquiera Pedro Sánchez preveía cuando despejó las dudas sobre qué hacer tras conocerse la sentencia de Gürtel.
La decisión se tomó sin contar con los barones, incluso sin que lo supiera la mayoría de los diputados. Margarita Robles la registró en el Congreso poco después de las 10 de la mañana, justo cuando comenzaba la reunión de la Ejecutiva. "Lo hicimos casi en secreto para evitar que el Gobierno convocara por sorpresa elecciones anticipadas, frustrando así nuestra iniciativa", confiesa un miembro del núcleo duro del PSOE.
Sin embargo, Sánchez sabía que, además de su círculo más cercano (no más de siete personas), las bases del partido recibirían la iniciativa con entusiasmo. Tras conocerse la sentencia de Gürtel cientos de WhatsApps de militantes de diversas agrupaciones la reclamaron a distintos dirigentes del partido. "Teníamos una responsabilidad ética, que va más allá del interés político partidista", me confiesa un miembro del Grupo Socialista del Congreso.
De la depresión, casi del hundimiento, el secretario general del PSOE ha pasado a la euforia. Aunque algunas encuestas dan a los socialistas como cuarta opción si ahora hubiera elecciones, la dura condena de la Audiencia Nacional a Bárcenas y al PP ha puesto a Sánchez a las puertas de Moncloa.
Pedro Sánchez está dispuesto a respetar lo pactado por el PNV con el Gobierno si los nacionalistas vascos le dan sus 5 votos para derribar al gobierno
La clave está en lo que hará el PNV. Sánchez todavía no ha hablado con los nacionalistas vascos, pero, según me informa un miembro de su equipo, estaría dispuesto a respetar lo pactado con el Gobierno en la negociación para dar su visto bueno a los presupuestos si, finalmente, le ceden sus valiosos 5 votos, necesarios para derribar a Rajoy. Los números dan: la suma del PSOE, Unidos Podemos, PDeCat, ERC, PNV, Compromìs, Nueva Canarias y PNV suman un total de 178 escaños (si además se suma Bildu, alcanzaría los 180), contra los 170 votos de la suma de PP, Ciudadanos y Coalición Canaria.
Se trata de una amalgama explosiva, en la que hay separatistas catalanes y vascos, entre otros compañeros de viaje poco fiables. El coste para Sánchez puede ser muy duro si fracasa en su intento y hay elecciones anticipadas, como todo hace prever. Ciudadanos lo tendría fácil para arrebatarle voto españolista al PSOE.
Por esa razón Sánchez ha prometido que, si gobierna, convocará elecciones una vez que se haya producido la limpieza de la vida pública. Aunque esa meta es demasiado difusa, en el PSOE vaticinan un gobierno, siempre en solitario, que durará en todo caso menos de un año. A sabiendas de ese coste de imagen (el apoyo de los separatistas) el secretario general del PSOE insistió en su comparecencia en que su gobierno respetaría y haría cumplir la Constitución y mantendría la unidad de España. "Será un gobierno de trámite con una única misión: recuperar la imagen de las instituciones, dañada por la corrupción del PP".
Parece difícil que los diputados de ERC (9) y del PDeCAT (8) respalden a Sánchez si este no asume determinados compromisos con Cataluña. La clave, sin embargo, reconocen en el PSOE, está el PNV.
Aunque la moción de censura no salga adelante, Rivera hará todo lo posible para adelantar las elecciones, y el PSOE y Podemos no tendrán más remedio que apoyarle
Si los nacionalistas vascos dejan colgado a Sánchez y no votan la moción de censura, tampoco Rajoy puede cantar victoria. Ciudadanos ha decidido romper amarras con el PP y va a hacer todo lo posible para que se convoquen elecciones anticipadas, en las que las que esperan obtener un resultado extraordinario.
Rivera puede presentar, con ayuda de otro grupo (le faltan 3 escaños para alcanzar el 10% de la Cámara necesario para una moción de censura), una iniciativa parlamentaria con el único objetivo de disolución de las Cortes para convocar elecciones. Sería un contrasentido que el PSOE o Podemos no respaldasen esa moción, que pondría punto y final a una legislatura marcada por el desgaste sin precedentes del PP y de su líder, Mariano Rajoy.
El gobierno difundió ayer una nota desde Moncloa advirtiendo de las consecuencias para la economía de la inestabilidad política. Sin duda, la incertidumbre es mala para los negocios. Pero el principal responsable de esa situación ha sido el presidente del gobierno, que se ha negado en redondo a asumir responsabilidades por la corrupción. La sentencia de Gürtel no contempla una de sus consecuencias más duras: la caída del gobierno.
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