Las fotos de las manos de Pedro Sánchez publicadas por Moncloa querían ser un símbolo de su "determinación" y se han convertido en la metáfora perfecta de su onanismo comunicativo. Sabe España que esas manos con las que Sánchez nos gobierna luego van al pan. Normal que nos hayan dado cosica esos primeros planos.
Como unos padres primerizos que sienten pulsión por inmortalizar hasta la última baba de su criatura, el equipo de prensa del presidente del Gobierno lo ve tan pintón que no puede parar de hacerle fotos para que se entere el mundo entero de lo guapo que está. Ay míralo, si es que da gusto, lo mismo le queda bien Macron que un barco lleno de refugiados, y pensar que hace un mes en las encuestas no era más que así.
Ya no sabemos si el equipo del presidente se está inspirando en Kennedy o en Dulceida
Si Felipe González acumulaba bonsáis en La Moncloa, Sánchez de momento se colecciona a sí mismo: Pedro Sánchez haciendo deporte por la mañana, Pedro Sánchez acariciando a su perro en la escalera de Moncloa, Pedro Sánchez posando con unas gafitas de aviador en el Falcon con look de invadir Bahía de Cochinos o tal vez después de dar un concierto en Miami. Y ya no sabemos si el equipo del presidente se está inspirando en Kennedy o en Dulceida.
.@sanchezcastejon evalúa sus recientes encuentros con líderes europeos tras visitar esta mañana a #AngelaMerkel en Berlín. Las manos del Presidente marcan la determinación del Gobierno. Mañana comparece ante el @Congreso_Es pic.twitter.com/QZqtwQa3rT
— La Moncloa (@desdelamoncloa) June 26, 2018
Tanta fotogenia se les está yendo de las manos. Que alguien los pare, por favor, que parece que están a un tris en Moncloa de hacer sexting con España desde la cuenta de Twitter del Gobierno.
Ha habido lío en Moncloa por el tuit de las manitas. Por muy tentado que estuviera su equipo de comunicación de lucir la manicura del presidente, a las pocas horas hubo consenso en el error. Hasta el propio Iván Redondo lo reconocía anoche en privado. No era el momento de hacer experimentos el día en que a Pedro Sánchez le recibía de tú a tú la persona más poderosa de Europa, Angela Merkel, a quien hasta entonces seguramente solo había visto por televisión. Dejar que tu ego eclipse tus propios logros no es propio de un influencer que se precie.
De lo que urge un primer plano es del ombligo del presidente, es ahí donde lleva un mes centrada la política de Moncloa
El narcisismo es un mal peligroso entre los gobernantes porque dificulta la escucha. Además, desestabiliza la autenticidad. Lo advierte Ben Chul-Han, ese filósofo coreano al que se ha puesto de moda citar en las mismas redes sociales a las que el autor critica. Le vendría al pelo a Pedro Sánchez posar con uno de sus libros para ir limando su imagen de tipo superficial, un mal que siempre aqueja a los guapos no siempre merecidamente. Y si después de sacarse la foto, además, se lo leyera, descubriría que hay que tener cuidado con la adicción a los selfis porque intensifica la sensación de vacío.
Veremos cuáles son las próximas fotos de su anatomía con las que nos deleita su gabinete. Y no, no sean mal pensados, que de lo que urge un primer plano es del ombligo del presidente. Al fin y al cabo, es ahí donde lleva un mes centrada la política de Moncloa.
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