Opinión

Ferrovial: soltar lastre...¿y después qué?

La posible venta del negocio de Servicios es recibida con optimismo por el mercado, pero los analistas se preguntan por qué hará la compañía con los fondos que obtenga

Autopista NTE en Texas (EEUU), gestionada por Ferrovial.

Por primera vez en una década. El pasado mayo, Ferrovial anunciaba que había cerrado el primer trimestre de 2018 con pérdidas de 161 millones de euros. Esos números rojos, los primeros que registraba la compañía desde 2008, respondían a un hecho puntual, una provisión por un litigio con el ayuntamiento inglés de Birmingham, pero se convertían en el reflejo más elocuente de las dificultades atravesadas por la compañía en los últimos tiempos.

La compañía que preside Rafael del Pino se distinguió donde buena parte de los últimos años como la compañía constructora española que más alegrías deparaba a sus inversores. La rentabilidad de algunas de sus grandes autopistas en Canadá o Estados Unidos se convertían en una brillante carta de presentación capaz de conquistar a inversores y analistas, casi sin excepción.

Pero hace tiempo que la suerte giró en los mercados para Ferrovial tuvo que ceder esa distinción. Desde 2016 la compañía ha ido enlazando incertidumbres y problemas, que se han traducido en una pérdida superior al 16% desde sus máximos registrados hace tres años. No cabe duda de que algunos de estos obstáculos en su camino han sido imponderables, como el Brexit, pero otros han estado más relacionados con la evolución propia de su negocio, que empezaba a mostrar algunas sombras. Y la gran mayoría de éstas, centradas en su división de Servicios. No en vano, ésta arrojó en el primer semestre de 2018 un Ebitda negativo de 83 millones de euros.

"El negocio de Servicios de Ferrovial ha sido el punto negro y la principal decepción en los últimos años, debido a los problemas sufridos en Amey [su filial británica de Servicios] y al agudo deterioro de las perspectivas operativas, en parte debido a las restricciones presupuestarias en los municipios de países clave", corroboran los analistas de Alantra.

La evolución del negocio de Servicios ha sido la principal decepción de Ferrovial en los últimos años

Con estos precedentes, no resulta difícil entender que los inversores recibieran este martes con cierto júbilo la noticia de que Ferrovial estudia desprenderse de esta división. La información, adelantada por Bloomberg y Expansión, fue confirmada por el grupo de infraestructuras en la mañana del martes y sus acciones lo celebraron con alzas próximas al 5%, en lo que supone su mejor sesión en más de dos años.

Esta buena acogida coincidió con la lectura positiva que dieron la mayor parte de las firmas de análisis a la operación. "Creemos que vender la división de Servicios tendría sentido para Ferrovial, ya que se trata de un negocio que ha demostrado ser más cíclico y más vulnerable al riesgo regulatorio y la interferencia política de lo que se esperaba inicialmente, y en algunos casos de bajo valor agregado y mano de obra intensiva", observan en Alantra.

Además, en UBS destacan que se trata de una buena oportunidad para que la compañía que dirige Íñigo Meiras simplifique una estructura de negocio que ha llegado a resultar excesivamente compleja. "Un grupo tan diverso de activos es difícil de gestionar", observan, por lo que verían lógica la venta de una división en la que se engloban los trabajos de gestión de residuos, operación y mantenimiento de infraestructuras, facility management o consultoría.

Sin embargo, y a falta de alguna indicación sobre el valor de venta de este negocio -firmas como Bankinter lo valoran en unos 2.500 millones de euros-, lo importante para gran parte de los expertos es qué hará Ferrovial con el dinero que obtenga. Y es que para la compañía, la entrada de esos fondos es vista como una oportunidad para recuperar "un mayor dinamismo en el lado de la inversión, que es la característica principal que nos ha defraudado en la estrategia de Ferrovial en los últimos 5 a 6 años", insisten en Alantra.

La compañía debe reducir sus niveles de deuda en un momento en que se prevé un incremento de los costes

Para los expertos, pues, la compañía tendría dos deberes fundamentales que afrontar una vez lograra cerrar la venta. Por un lado, reducir la deuda. Y por otro, buscar nuevas inversiones. "La hipotética venta de los activos menos rentables de esta división proporcionaría recursos a la compañía para reducir deuda e invertir en activos de infraestructuras que están generando mayores niveles de crecimiento y generación de dividendos", comentan al respecto en Bankinter.

La cuestión de la deuda resulta de relativa urgencia, en un contexto en el que la previsible subida de los tipos de interés en la Eurozona debería traducirse en un incremento de los costes de la deuda en los mercados. Ferrovial contaba al cierre del primer semestre con una deuda neta consolidada próxima a los 4.000 millones de euros, un 13% más que en el mismo periodo del año anterior. Para los analistas de Sabadell, estas cifras, que representan una ratio deuda sobre ebitda de 4,6 veces es el mayor riesgo al que se enfrenta el valor.

A eso se añade la conveniencia de adquirir nuevos activos que reactiven la capacidad de crecimiento del grupo. Una tarea que los expertos de Sabadell consideran que pasa por centrar el foco en las áreas de aeropuertos y autopistas, pero que en Alantra creen que debe abordarse desde una transformación más radical de la compañía: "Creemos que el grupo tiene que buscar oportunidades inorgánicas para transformarse y mejorar su presencia actual en el panorama de la infraestructura de transporte, buscando una gama más amplia de activos (energía, agua, electricidad, bienes, y no solo autopistas y aeropuertos) en países centrales como América del Norte o Australia, y en nuevas regiones en mercados menos desarrollados".

Tareas ambiciosas que deben permitir a Ferrovial renovar su idilio con los mercados. Aunque antes será necesario que suelte lastre.

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