Cada mucho tiempo surgen personajes fuera de categoría cuyo impacto trasciende la actividad a la que se dedican. Steve Jobs, por ejemplo. Nadie puede negar que fuera un genio, una especie de Leonardo del siglo XXI.
También en el anodino mundo del fútbol aparecen de vez en cuando personajes de este tipo. No me refiero al ser superior, figura humilde, elegante y señorial donde las haya, rey de la autocrítica, obsesionado con el bien común, el de su equipo y el de todos los españoles. Tampoco a Maradona, del que Menotti comentó, tras alguna de sus recientes extravagantes declaraciones, que no se podía esperar nada de un tipo al que Dios le había colocado el cerebro en el pie izquierdo.
A bote pronto se me ocurren Di Stéfano o Cruyff. También Juanín Mata, y, no por ser oviedista como yo, ni por ser una rara avis en ese ecosistema no sólo por lo terrenal que es, o, por su cultura, educación y simpatía, sino especialmente por impulsar la iniciativa Common Goal. Se trata de un proyecto solidario que pretende utilizar el poder del fútbol para generar un cambio social y mejorar la vida de las personas. Se financia gracias a la aportación del 1% de los ingresos de los socios. Debería extenderse a otros ámbitos fuera del fútbol que disfruten de unos ingresos muy superiores a la media.
También hoy en día tenemos al Cholo Simeone, un macarra con las botas puestas que se ha convertido en un filósofo con ideas imprescindibles para la vida más allá del fútbol. Ayer es pasado, mañana es futuro, lo que importa es el presente. Y la mejor manera de tener un buen futuro es currándoselo en el presente, ya sea trabajando, estudiando o invirtiendo. Esforzándose al máximo cada día, disfrutando el momento.
La mejor manera de tener un buen futuro es currándoselo en el presente, ya sea trabajando, estudiando o invirtiendo
Tengo algún amigo que siempre está pendiente del futuro y no pone nada de su parte en el presente para alcanzar esos sueños, incluso yo mismo lo he hecho, pero dejar el tiempo pasar no sirve para nada.
Todo esto es partido a partido. Mucho más que la literalidad de la frase. Los sueños son imprescindibles. Una vida sin sueños es como un día sin pan, como un oasis sin agua, pero esos sueños son como la estrella polar. Nos guían, pero si no andas, corres, pedaleas, trabajas, estudias, luchas en el día a día nunca alcanzarás ese objetivo, ese sueño. Si no inviertes hoy teniendo en cuenta tus necesidades para el mañana será muy difícil que alcances tus objetivos. Hablando de inversiones, hay algunos conceptos confusos y, tal vez, algo capciosos que me gustaría aclarar.
El primero son los dividendos. A todos los expertos se les llena la boca hablando de invertir en acciones con elevado dividendo, porque son las más seguras, las que menos riesgo tienen. Lo habrán leído y escuchado mil veces, ¿verdad? Supongamos que posee acciones de una empresa que cotiza a 100, y paga un dividendo de 5. Al día siguiente, la acción pasa a cotizar a 95 y usted ha recibido los 5 en efectivo.
Vamos a intentar simplificar las cosas, obviemos el hecho de que esos dividendos tributan como rendimientos de capital mobiliario, y también que muchas empresas remuneran al accionista con papel, con acciones propias tras hacer ampliaciones de capital. Resumiendo, una vez cobrado el dividendo, tengo acciones por valor de 95 y efectivo por valor de 5. Si no pagara dividendo tendría 100 en acciones.
La empresa goza de una posición privilegiada para buscar inversiones respecto al ciudadano de a pie
Vamos a ir a lo absurdo. Si esa empresa que cotiza a 100, paga 50 de dividendo este año, la cotización no se mueve, y el año que viene paga otros 50. Me habría devuelto lo invertido, la empresa no tendría capital, valdría cero, y yo estaría en la tesitura de buscar otra alternativa para invertir. ¿No sería mejor que la empresa no repartiera dividendo, y ella buscara alternativas para invertir ese capital que los inversores hemos puesto a su disposición?
Estoy simplificando, lo sé, pero prefiero invertir en una compañía que disponga de una estrategia clara, que sea capaz de optimizar sus recursos, aprovechar su posición, experiencia, conocimiento del mercado y sus barreras de entrada. Lo que quiero decir, es que la empresa va a gozar de una posición privilegiada para buscar inversiones en comparación con un ciudadano de a pie cuando recibe sus dividendos.
Para que no se le haga bola a nadie, en el siguiente artículo continuaré planteando mis dudas sobre otros dos dogmas de la inversión: la capitalización compuesta y la renta variable. Que conste que, pese al título, no soy del Atleti, ni mi ideario futbolístico coincide mucho con el del Cholo. El largo plazo es nuestro amigo, diría que junto con la diversificación nuestro único amigo en términos de inversiones. Como decía Borges, el valiente muere una vez, el cobarde lo hace mil veces. Suerte.
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