El cambio se ha consumado en Andalucía. Juan Manuel Moreno es ya el nuevo presidente de la Junta de Andalucía y tiene por delante una tarea titánica que, visto lo visto durante el debate de investidura, va a estar llena de dificultades y va a contar con la oposición cerrada de Adelante Andalucía y del Partido Socialista, mano a mano esta vez, porque en su papel de oposición van a estar mucho más próximos de lo que nunca estuvieron durante la anterior legislatura.
El debate se abrió con la intervención del portavoz de Vox, Francisco Serrano que, aunque desde la izquierda se han rasgado las vestiduras por las cosas que dijo, la verdad es que estuvo considerablemente más moderado de lo que, a tenor del disparatado documento de 19 puntos publicado por el partido verde la semana pasada, cabía temer.
Quiso Serrano, eso sí, dejar bien claro que esa sesión de investidura no se habría culminado como lo ha hecho sin los 12 votos de su partido, lo cual es muy cierto. "Vox tiene la sartén por el mango", sentenció Susana Díaz durante su primera intervención. Y aunque numéricamente eso es indiscutible, ahora queda por ver en qué se traduce su peso en la acción diaria de gobierno. Todo está por probarse porque todo va a ser nuevo. Treinta y siete años de gobierno de un único partido configuran un ámbito social y político muy poco higiénico pero muy sólido y muy enraizado y, precisamente por eso, extraordinariamente difícil de desmontar.
La estrategia de Susana Dáz se ha visto con claridad meridiana durante el transcurso del debate. Ella ha encontrado una mina de oro en el documento original de Vox y ese va a ser su vademecum de aquí en adelante. No tiene interés alguno en bucear en los 90 puntos del pacto PP- Ciudadanos porque a ese acuerdo le puede sacar mucha menos rentabilidad para su labor de oposición, por lo menos en el primer tramo de la gestión de Moreno.
Le es mucho más útil esgrimir las proclamas de Vox y, a partir de ellas, encontrar en toda debilidad de las decisiones del nuevo gobierno un motivo para acusarlos de haberse entregado de hoz y coz a la ultraderecha. El mismo destino le espera al vicepresidente Juan Marín y a su partido, Ciudadanos, a quien ha querido recordar que "los amigos de mis amigos son mis amigos" en relación también con el partido de Santiago Abascal.
Díaz atacó a Moreno con los argumentos de Vox, como si el pacto de PP y Cs fuera papel mojado y la hoja de ruta del nuevo gobierno la marcaran los 19 puntos del documento del partido de Abascal
Por eso ha esgrimido un argumento que ya utilizó hace pocos días el propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, cuando advirtió que él y su Ejecutivo estarán muy atentos ante la menor riesgo que se pueda cernir en Andalucía sobre la situación de las mujeres que, en opinión de los partidos de la izquierda, están amenazadas por el propio gobierno de Moreno habida cuenta de que han pactado con Vox, formación que incluía en sus famosos 19 puntos la derogación de lo que ellos llaman "las leyes de ideología de género".
Contra esa sospecha, que será repetida una y otra vez en Andalucía y que propició que el propio martes, antes aún de que la sesión de investidura hubiera culminado, concentró, con el apoyo y la presencia de consejeros del gobierno de Susana Díaz, una manifestación de protesta a las puertas del Parlamento andaluz, tendrá que batallar el nuevo gobierno de Moreno y Marín teniendo buen cuidado de que toda medida en ese ámbito no sea interpretada como un ataque subterráneo a las mujeres.
Lo cual no les debe impedir cumplir con su obligación de sanear las cuentas relativas a la financiación de cientos de fundaciones, asociaciones, grupos de trabajo, de interpretación, de formación, de educación, de teatro, de danza, todas ellas relativas a las cuestiones de género y a la defensa de la mujer. Porque las habrá muy merecedoras de ayudas públicas y las habrá que no lo sean tato.
A la cabeza de Susana Díaz le pusieron precio en Ferraz en cuanto se supo que había perdido la Junta, y ella no lo ignora en absoluto
Pero la manifestación del martes ante el Parlamento constituye todo un avance de cómo se va a desarrollar este asunto durante los próximos cuatro años y la estrechez del filo del sable por el que va a tener que caminar el nuevo gobierno. Porque ya se vio en le transcurso del debate de investidura que Susana Díaz cerraba en su foco al PP pero a quien replicaba en este aspecto era a Vox, no a Moreno y mucho menos al representante de Ciudadanos.
Lo mismo hizo Díaz con la Ley de Memoria Histórica y con la deportación de esos supuestos 52.000 inmigrantes sin papeles a los que, en ese documento de 19 puntos que no volvió a ver la luz, los de Santiago Abascal exigían expulsar. Pero la ya líder de la oposición reclamaba a Juan Manuel Moreno que aclarara si los iba a deportar cuando la realidad es que esa iniciativa no aparece por ningún lado en los pactos del PP ni con Vox ni con Ciudadanos.
Por eso digo que esos folios del partido verde que contenían suficiente número de disparates y de pruebas palmarias de que no sabían sus autores de qué estaban hablando y que demostraban también que desconocían qué leyes son autonómicas y cuáles son nacionales, esos folios le van a ser de gran utilidad a la señora Díaz para ejercer su nuevo papel de oposición.
Un papel al que le va a dedicar todas sus energías y todo su entusiasmo porque en ello le va la vida política. En la medida en que ella se vaya fortaleciendo como líder de la oposición en Andalucía y cerrándole de ese modo la puerta de entrada a su posible sustituto o sustituta, Susana Díaz encontrará el modo de hacerse fuerte frente a la ofensiva que más pronto que tarde va a iniciar la dirección nacional del PSOE para descabalgarla de su puesto. A la cabeza de Díaz le pusieron precio en Ferraz en cuanto se supo que había perdido la Junta, y ella no lo ignora en absoluto.
Moreno debió levantar algo más el vuelo y ofrecernos una pieza de cierto nivel. No quiso o a lo mejor es que no puede. Pronto despejaremos esa duda
Pero ya sabemos que está dispuesta a ir a la batalla y a resistir rodeada de los suyos aunque sabe también que las listas andaluzas para las próximas elecciones municipales no las va a confeccionar ella sino sus jefes de Madrid junto con los todavía pocos pero cada vez más numerosos pedristas que van a salir como setas a su alrededor a partir de hoy mismo.
Por eso va a intentar atarse al palo mayor de la portavocía de la oposición, que si es capaz de desempeñar con la suficiente dureza y eficacia, podrá convertirse en el refugio más seguro para dificultar su salida, aunque nada podrá hacer para impedir su progresivo debilitamiento político dentro de su partido.
Por lo que se refiere al nuevo presidente, hizo a su vez un discurso sosegado, casi monocorde, en un tono amable, no agresivo pero tampoco mínimamente emocionante ni concitador de grandes entusiasmos. Si la ocasión era histórica, como se ha dicho con motivo, su discurso no lo fue. Moreno no estuvo a la altura del momento y se ciñó a una intervención horizontal, más doméstica que otra cosa. Quizá haya sido porque le ha cortado las alas la tranquilidad de que su presidencia estaba asegurada.
Pero precisamente por eso debió levantar algo más el vuelo y ofrecernos una pieza de cierto nivel. No quiso o a lo mejor es que no puede. Pronto despejaremos esa duda.
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