Lo que le faltaba a Podemos: la ruptura abierta y cainita en su feudo natural, Madrid. Justo el día en que se cumplían cinco años del nacimiento de un partido que subió como la espuma sobre la base de la indignación, estalla por la decisión de Íñigo Errejón de romper con la marca que fundó con su otrora amigo y compañero Pablo Iglesias.
La izquierda comunista siempre ha tenido una tendencia natural al suicido, a la bandería, a la lucha por el poder en función de unas esencias que siempre interpreta el líder. Harto de que el aparato le hiciera la cama (por ejemplo colocándole a la número dos de su lista a la Comunidad de Madrid), contrario desde hace tiempo a una alianza con Izquierda Unida que le daba a Podemos un cierto olor a rancio, Errejón ha decidido unirse a Manuela Carmena para presentarse de forma conjunta al ayuntamiento y a la comunidad de Madrid bajo la misma marca: Más Madrid.
La operación llevaba gestándose semanas, pero en secreto. De hecho, ni siquiera algunos de los dirigentes más cercanos a Errejón conocían el paso que iba a dar el que fuera portavoz de Podemos en el Congreso. Mucho menos, el oficialismo, que no se ha olido lo que se le venía encima.
La bomba política llegó en forma de carta. Carmena y Errejón firman conjuntamente una misiva que parece una canción de Mocedades. Hablan de la alianza intergeneracional (Errejón casi podría ser el nieto de Carmena); de lo que ambos quieren a Madrid y de la renovación de la ilusión, etc. No es un programa, tan sólo una llamada a aquellos que quieren frenar a la derecha.
Pero el ex número dos de Podemos ha marcado distancias con su antigua organización. Una sima ya insalvable. Dice en la carta que suscribe que hay que "ir más allá de las siglas", como si Podemos fuera una rémora para poder ganar. Lejos están los tiempos en los que Errejón condicionaba las alianzas con otros grupos al mantenimiento de la marca: Podemos lo era todo.
La Comunidad de Madrid será el campo de batalla del primer cara a cara electoral entre Iglesias e Errejón. La izquierda se fractura en el peor momento
Luego, en su primera aparición televisiva (en La Sexta) tras conocerse su decisión de casarse políticamente con la alcaldesa de Madrid, Errejón dijo: "Me siento orgulloso de mi país, España". Toda una declaración de principios. Y una muestra de que ya está en campaña y quiere ganar en la capital, donde las carantoñas de Iglesias a los independentistas no hacen ni pizca de gracia.
Errejón ha dividido el voto a Podemos pero también le va a hacer daño al PSOE, porque su discurso es netamente socialdemócrata, y nada tiene que ver con las consignas antisistema que su organización agitó hace cinco años: aquello de "no nos representan" o "asaltar los cielos".
Todos esperamos con expectación la respuesta del gran líder, resignado en su casa de Galapagar a la baja de paternidad en un momento crucial para la organización y tal vez la historia. Y lo hizo sobre las 19 horas en modo audio. Nada de imágenes. No se sabe muy bien si para no romper del todo su actual estatus como padre de baja paternal o para que no se le notara demasiado el cabreo.
Iglesias no decepciona. Sus intervenciones están llenas de perlas. Sus primeras palabras suenan a reproche personal: "Me he quedado tocado y triste... No doy crédito". Pero luego entra en materia para asegurar que "ninguna persona está por encima del colectivo" (algo radicalmente distinto a lo que dice Errejón en su carta... "ir más allá de las siglas"). Es decir, la ortodoxia contra el que rompe la disciplina, el proyecto colectivo, frente al egoísmo del proyecto personal.
A los partidos de derecha les ha tocado la lotería en Madrid. Los votantes de izquierda van a ir divididos en tres candidaturas en la Comunidad
Le deseó Iglesias "suerte en su nuevo partido" a Íñigo, con lo que, sin expulsarle, le deja fuera de la organización. Y después se centra en lo importante: le da un pellizco de monja a Carmena, a quien recuerda que su proyecto se "parece muy poco al de hace cuatro años", pero le perdona la vida, porque, argumenta, la alcaldesa sirve de muro frente a la derecha y, por tanto, Podemos hará la vista gorda con sus excentricidades. Pero ¡ojo!: "Íñigo no es Manuela". Y, por consiguiente, en Madrid Podemos e Izquierda Unida saldrán a ganar; es decir, que competirán con Errejón en la Comunidad de Madrid.
Los madrileños con inclinaciones podemitas deben haberse quedado de piedra. Podrán votar a la lista de Mas Madrid (Carmena) en el Ayuntamiento, pero no a la Comunidad, donde deberán votar a la candidatura de Podemos+IU, en competencia directa con el Más Madrid liderado por Errejón.
A los partidos de derecha (que según las encuestas están en alza) les ha tocado la lotería en Madrid. Los votantes de izquierda van a ir divididos en tres candidaturas en la Comunidad: PSOE, Más Madrid y Podemos+IU.
Errejón ha incurrido en el peor pecado que se puede cometer en un partido regido por el centralismo democrático. Ha olvidado aquella máxima de que "el partido lo es todo", fuera del partido está la nada.
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