Acabo de ver un irrespetuoso video en el que una joven cuyo nombre desconozco se mofa de Juan Guaidó porque en su opinión el mismo se auto juramentó. Es sabida la complacencia de la izquierda con toda violación de la norma siempre que dichas violaciones les beneficien. La emperadora de Rusia, evidentemente zurda ideológicamente hablando, solo muestra su desprecio por el sufrimiento de un pueblo sometido a los rigores de una dictadura que ella, en su ignorancia, confunde con un gobierno de izquierda.

El 2018 estaba previsto a ser, según la constitución vigente, el último año del chavismo en el poder. Así lo indicaban tanto las encuestas como la pésima calidad de vida que sufrían los venezolanos. Ante la proximidad de una desastrosa derrota, Maduro decidió terminar de romper cualquier vínculo con la carta fundacional escrita por el propio Hugo Chávez y llamar unilateralmente a la conformación de una Asamblea Nacional Constituyente con poderes supra constitucionales cuya finalidad sería escribir una nueva constitución.

Esta tramposa y corrupta acción puso a la cúpula delincuencial que ocupa el gobierno venezolano a urdir los mecanismos a través de los cuales desplazarían a una Asamblea Nacional ya de facto anulada por un ilegítimo Tribunal Supremo de Justicia conformado por miembros del partido de gobierno y que fueron nombrados sin observar los extremos legales correspondientes.

Es sabida la complacencia de la izquierda con toda violación de la norma siempre que dichas violaciones les beneficien

Es así, como la dictadura venezolana logra celebrar unas elecciones ilegalmente convocadas por su Asamblea Nacional Constituyente y elegir, ante la decisión de la mayoría de la oposición de no prestarse a este juego, a Nicolás Maduro para el período presidencial a comenzar en 2019. Fue este delictivo esquema el único que pudo garantizar su reelección que no fue reconocida por muchos países ni por el pueblo venezolano en su inmensa mayoría.

Hubo una especie de acuerdo tácito según el cual las acciones y presiones contra Maduro se ejercerían a partir del 11 de enero de 2019 cuando correspondía jurar un nuevo presidente democráticamente electo. Incluso el Ministro Borrel de España fue uno de los voceros de ese acuerdo.

Es claro que la Asamblea Nacional debía tomar medidas para saldar el vacío constitucional que generaría la juramentación de Maduro que a la sazón se realizó frente al corrupto y mal nacido Tribunal Supremo de Justicia. Como correspondía, la Asamblea Nacional electa en diciembre de 2015 con clara mayoría opositora declaró la usurpación de la presidencia de la república y vacante el cargo.

Todas las instituciones del Estado menos la Asamblea Nacional están cooptadas por un proyecto político dictatorial que desprecia los principios de la democracia

Correspondía, según lo establece el artículo 233 de la Constitución, al presidente de la Asamblea Nacional asumir el cargo de Presidente Interino del país hasta realizarse en un plazo perentorio unas elecciones democráticas que restituyeran el hilo democrático roto con la tramposa creación de una Asamblea Nacional Constituyente que a su vez adelantó 6 meses las elecciones presidenciales precisamente para crear una situación en la que la oposición no podía participar para no legitimar los actos de los cuerpos delictuales. A lo mejor así lo entiende mejor la payasita emperatriz de Rusia que pone a Maduro por encima del sufrimiento de un pueblo sometido a un marco de ausencia de libertades, comida, medicinas y demás elementos esenciales para una vida digna.

En una situación en la que todas las instituciones del Estado menos la Asamblea Nacional están cooptadas por un proyecto político dictatorial que desprecia los principios y valores de la democracia, corresponde al cuerpo legislativo retomar el hilo constitucional. Es así como se convoca a una serie de cabildos abiertos en los cuales según el artículo 70 de la Constitución se toman decisiones vinculantes. Celebrados a lo largo y ancho de Venezuela se evidencia que la mayoría del pueblo está en contra de la usurpación que Maduro hace de la presidencia y desea que salga del poder. Es así cuando Guaidó asume la presidencia de la república de forma interina con la misión de celebrar unas nuevas elecciones a la brevedad y que está determinada por la necesidad de cambiar el Consejo Nacional Electoral conformado en su inmensa mayoría por miembros de partido de Maduro.

Es necesaria una acción internacional decidida que procure una salida pacífica a la gravísima situación que vive Venezuela

El reconocimiento de Guaidó viene prontamente de países que han entendido las vicisitudes que atraviesa el pueblo venezolano. Resulta lamentable la paquidérmica reacción de la Unión Europea y del Presidente de Gobierno Español ante una situación para la cual tenían que estar preparados. Siendo Sánchez Castejón afín a Rodríguez Zapatero y este último al chavismo no se podía esperardel inquilino del palacio de La Moncloa el milagro de una posición contundente a favor de la democracia.

La situación que enfrenta Venezuela es muy grave. Por un lado, Maduro, respaldado por países esencialmente antidemocráticos y por la internacional del narcotráfico se atrinchera en Miraflores defendido de palabra por una cúpula militar corrompida con el dinero, los favores, la explotación de petróleo y otros minerales y su participación en el negocio del tráfico de drogas. Por el otro, Juan Guaidó asumiendo el cargo de presidente interino con la finalidad de llamar a la brevedad posible unas elecciones con todos las garantías democráticas, cuestión de la que no se han enterado buena parte de funcionarios de relaciones exteriores de la Unión Europea.

Es necesaria una acción internacional decidida que procure una salida pacífica a la gravísima situación que vive Venezuela. El reconocimiento a Maduro es refrendar sus acciones antidemocráticas para mantenerse en el poder así como la violación permanente de los derechos humanos en el país suramericano. Respaldar a Guaidó es abrirle paso real a la democracia y la pronta realización de unas elecciones libres y con todas las garantías en las que incluso Maduro podría participar a pesar de la seguridad de su derrota.

@botellazo

José Vicente Carrasquero es profesor de Ciencia Política en la Universidad Simón Bolívar