Lo que hay en estos momentos en el seno de Podemos es miedo. Hay además muchas otras cosas: indignación, desencuentros, reproches pero, sobre todo y por encima de todo, hay miedo. Miedo de los secretarios territoriales, muchos de los cuales ya se enfrentan a sus propios problemas internos en sus respectivas circunscripciones, a que lo que está sucediendo en Madrid acabe por fulminar sus cada vez más menguantes posibilidades de obtener unos resultados satisfactorios en las próximas elecciones autonómicas y municipales de mayo.
Por eso abogan, más bien suplican, que sus líderes hagan lo imposible para confeccionar una lista única con la que concurrir a la Comunidad de Madrid, toda vez que Pablo Iglesias ya anunció que Podemos no iba a disputar a Manuela Carmena el Ayuntamiento de la capital, una decisión, por cierto, que debería haber sido consultada a las bases pero que fue adoptada por el líder sin mayores explicaciones. Sólo dijo que "Íñigo no es Manuela" y con eso resolvió que Podemos sí iba a enfrentarse con su antiguo número dos por el gobierno de la Comunidad.
Y miedo también del propio Iglesias que ha verbalizado con toda claridad Irene Montero cuando dijo este miércoles en esa reunión del Consejo Ciudadano Estatal, máximo órgano de dirección del partido, que el movimiento hecho por Errejón puede poner en riesgo el papel preponderante que Podemos ha podido jugar hasta ahora ante el Partido Socialista porque, esto lo ha dicho el propio Pablo Iglesias, puede constituir "un paso decisivo" para poner a punto una "izquierda amable" que estaría en condiciones de pactar tanto como el PSOE como con Ciudadanos. E incluso que el partido de Albert Rivera pueda convertirse en el socio preferente del Partido Socialista en un futuro no muy lejano.
La preocupación de Irene Montero por el destino de su propia formación le impide ver que esa conjunción Ciudadanos- PSOE que ella teme no será posible mientras el presidente Pedro Sánchez siga apoyándose en los independentistas catalanes para intentar sacar adelantes no sólo los Presupuestos Generales del Estado sino otras muchas medidas de gobierno. Ciudadanos es necesariamente incompatible con esa deriva del socialismo sanchista, pero esa falta de perspectiva evidencia igualmente el grado de temor que padecen ahora mismo los dirigentes de Podemos.
En consecuencia, tanto por la vía de las elecciones del próximo mes de mayo como por la de la posición relativa del partido morado en el panorama político nacional, los dirigentes de Podemos lo que tienen es miedo. Temen que el descenso en apoyos que registran todos los sondeos acabe en catástrofe sin paliativos y necesitan abordar con urgencia máxima el problema que ya tenían de antemano pero que el movimiento de Errejón ha incrementado geométricamente.
Los dirigentes de Podemos temen que el descenso en apoyos que registran todos los sondeos acabe en catástrofe sin paliativos
No otra ha sido la razón por la que esta reunión del Consejo Estatal, que estaba convocada para el próximo sábado, se adelantó al miércoles. Y ha sido en esa reunión en la que el representante de Aragón ha puesto la cruda realidad sobre la mesa: "No podemos ganar contra Carmena y Errejón". A partir de ahí se trata de encontrar una salida digna que les lleve a recoser lo que ha venido siendo desgarrado desde hace ya dos años, desde que el hasta entonces número dos del partido perdió su apuesta en Vistalegre 2 y a partir de ahí fue viendo cómo iba siendo apartado de la dirección y progresivamente ninguneado junto a quienes le habían respaldado.
Y ahora, después de los reproches y de las amarguras, Iglesias dice ahora en su comunicado a los asistentes a esta reunión extraordinaria que "Íñigo no es un traidor" sino que debe ser "un aliado". Claro, porque sólo en esas condiciones de pacto con la plataforma de Errejón y Carmena se puede rescatar una cierta unidad, o apariencia de unidad, de modo que no se conduzca al partido al desastre.
Tanto Montero como Iglesias y Echenique se han cansado de hablar de que Errejón ha fundado otro partido, lo cual es una falsedad deliberada
Pero ahí está el quid de la cuestión. Para empezar, tanto Montero como Iglesias como Echenique se han cansado de hablar de que su compañero ha fundado otro partido, lo cual es una falsedad deliberada. Tratan, o trataban hasta ahora, de justificar la próxima expulsión de Errejón de las filas de Podemos, cosa no fácil porque Errejón insiste en que él sigue perteneciendo a la formación morada y no parece tener intención de facilitarles las cosas en este aspecto.
Pero además la intervención de Irene Montero ante los asistentes al Consejo Estatal ha estado trufada de serios reproches y continuas acusaciones a Íñigo Errejón. Pero ella sabe, como saben todos los secretarios regionales, que si se rompe definitivamente la unidad de acción en Madrid el resultado será un fracaso que se extenderá por todas las comunidades. Y ahora la incógnita consiste en saber cuál de las dos partes enfrentadas va a dominar sobre la otra. Es decir, si Unidos Podemos se va a incorporar a la plataforma Más Madrid a las órdenes de Errejón y con la lista de candidatos que él decida sin imposiciones de ninguna clase, o va a ser la plataforma Más Madrid la que va finalmente a claudicar y se va a integrar en las listas que elabore Pablo Iglesias aun cediéndole cierto margen de juego a su antiguo número dos.
En Madrid decidirá Pablo Iglesias aunque pretenda disimular la verdad intentando esconderse tras las barbas del antimilitarista general del Aire
El problema es que esta segunda opción no es la más probable porque, para ese viaje de vuelta, Errejón no habría emprendido su impactante viaje de ida y no se habría sumado, como hizo, a la decisión de Carmena de librarse de imposiciones no sólo en las listas, que también, sino sobre todo en las decisiones políticas y de gestión.
Este es el duelo que se va a celebrar durante las próximas semanas. Un duelo entre dos contrincantes, algo de lo que los dirigentes regionales no quieren ni oír hablar porque ya han dicho bien claro que necesitan la unidad para poder aspirar electoralmente a algo. Lo que sucede es que esa unidad lleva mucho tiempo rota y no está nada claro que se pueda llegar a recomponer.
Pero Pablo Iglesias le pasó por teléfono desde Galapagar ya a última hora el marrón a la gestora de Madrid recién constituida y encabezada por el ex JEMAD Julio Rodríguez, a quien, aparentemente, le va a tocar a partir de ahora decidir sobre esta cuestión tan espinosa. No será así, decidirá Pablo Iglesias aunque pretenda disimular la verdad intentando esconderse tras las barbas del antimilitarista general del Aire.
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