La decisión de Albert Rivera de incorporar a Inés Arrimadas a la batalla electoral del 28-A es un movimiento arriesgado pero con un ambicioso objetivo: superar al PP como partido hegemónico en el centro derecha.
El sorpasso de Ciudadanos al PP es difícil. En estos momentos, a ambos partidos los separan más de cien escaños. Sin embargo, la mayoría de las encuestas multiplican por dos los escaños de C's, mientras que a los populares le auguran una caída de un tercio en escaños. El buen resultado obtenido por el partido naranja en Andalucía puede ser el preludio de que, esta vez sí, los electores no van a cambiar de opinión cuando decidan meter sus votos en las urnas.
Rivera sabe que ahora es el momento en el que su partido, por fin, pueda tener opciones serias para gobernar. Al comprometerse a no hacer pactos con el PSOE de Pedro Sánchez ha taponado la vía de agua que el PP le había provocado al insinuar que, finalmente, los votos de C's servirían para perpetuar al actual inquilino de Moncloa.
Pero Rivera sabe que es muy difícil que PP y C's sumen suficientes escaños para poder gobernar en solitario. El fantasma de Vox sobrevuela sobre la posible conformación de un gobierno de centro derecha tras el 28-A. El partido de Santiago Abascal puede dar la campanada en las generales. Algunos sondeos le dan hasta 42 escaños, incluso por encima de Podemos.
Ya sabemos que a Rivera le produce alergia la proximidad de Vox, como se evidenció en la concentración de la Plaza de Colón. Un buen resultado que acercara en escaños a Ciudadanos al PP le podría dar a Rivera la posibilidad de imponer ciertas condiciones a ese pacto a tres: es decir, que el hipotético gobierno fuera más naranja que azul. Y, para ello, necesita a Arrimadas, el mejor activo con que cuenta su partido, al margen de él mismo.
La incorporación de Arrimadas a la política nacional es la apuesta de Rivera para superar al PP y que C's sea una alternativa seria de gobierno
Es lógico que Rivera quiera poner toda la carne en el asador. Su apuesta cuadra con los deseos de la líder catalana de Ciudadanos. Arrimadas está cansada de la situación de bloqueo que se vive en Cataluña y no comparte al cien por cien las posiciones de confrontación directa con el independentismo que defienden otros dirigentes como Carlos Carrizosa. Casi con toda seguridad Arrimadas será sustituida como cabeza de lista por C's en las próximas elecciones catalanas por la diputada por Tarragona Lorena Roldán, buena candidata pero, obviamente, sin el tirón de Arrimadas.
Lo peor de la decisión de Rivera es que Cataluña pierde un referente. Sin duda, los que más se van a alegrar de la marcha de la líder de la oposición a la política nacional son los independentistas, que ven alejarse a su bestia negra, la mujer que les ha ganado todos los debates, que les saca de quicio, que es la cara de la otra Cataluña.
Pierde, por tanto, Cataluña a una líder con capacidad para ganar elecciones y el constitucionalismo se debilita en un momento especialmente complicado. Las próximas elecciones catalanas, que podrían celebrarse en octubre, se plantearán por parte del soberanismo como la apuesta definitiva por lograr una mayoría absoluta clara en el Parlament.
Con el PP casi hundido, un PSC dubitativo y con Ciudadanos sin su mejor baza, Cataluña podría quedar ya sin remedio controlada por los partidos independentistas.
Cataluña pierde un referente frente al independentismo, pero, desde el catalanismo moderado, la ex senadora Eva Parera trabaja ya en una nueva alternativa
Por ello, se hace más necesario que nunca la construcción de una alternativa catalanista, moderada y defensora de la Constitución.
La única forma de restar votos al bloque independentista es que los votantes moderados de la extinta CiU encuentren un partido que abandere esos principios que Jordi Pujol traicionó, en parte, porque creyó que echarse en manos del independentismo radical le garantizaba protección frente a la investigación del saqueo organizado por él y su familia durante decenios al frente de la Generalitat.
Ha habido algunos intentos fracasados de construir esa alternativa catalanista y moderada en los últimos años. No es fácil abrirse paso en la política catalana, con una Generalitat que impone su ley a unos empresarios temerosos de perder sus favores.
Conseguir financiación para partidos o movimientos no independentistas se antoja tarea casi imposible en esta Cataluña cuyos destinos se dirigen desde Waterloo. Ni siquiera un hombre de la talla de Manuel Valls ha logrado romper ese telón de acero con el que el gobierno de Cataluña ha cercado a los que no apoyan la independencia. Un destacado empresario se citó con él en París para evitar indiscreciones.
Sin embargo, pese a todo, la alternativa existe y se construye poco a poco. Algunos nombres comienzan a sonar como cabecera de ese movimiento destinado a generar esperanza entre los nacionalistas moderados que piensan que una Cataluña fuerte sólo es posible dentro de una España fuerte.
Eva Parera i Escrichs, ex senadora de Unió Democrática de Catalunya entre 2011 y 2014, abogada y empresaria, trabaja ya, junto a Ramón Espadaler, en la construcción de esa alternativa frente al extremismo. Hay que permanecer atentos a los acontecimientos que se van a producir en los próximos meses. Este catalanismo moderado cree que existe un amplio sector de la población al que quieren dar respuesta: los que no quieren la implantación de otro 155 más prolongado y duro, pero tampoco quieren la independencia.
¿Será posible que un partido así tenga opciones en una sociedad tan polarizada como la catalana? Pronto lo comprobaremos.
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