Reapareció el comisario Juan Jesús Sánchez Manzano con una entrevista en El País con motivo del 15º aniversario de los atentados del 11-M. Sostiene el responsable de los Tedax cuando se produjo la masacre que "días antes de que arrancara la Comisión de Investigación del 11-M instancias superiores del gobierno de Aznar me pidieron que asumiera que los Tedax habían utilizado la palabra Titadyn como el explosivo usado en los atentados del 11-M". No se le pregunta quiénes fueron esas "instancias superiores", lo cual, en una declaración que pretende ajustar cuentas con su pasado, hubiera sido lo pertinente.

La Comisión de Investigación del 11-M se creó el 27 de mayo de 2004, un mes después de que se hubiera constituido el gobierno de Rodríguez Zapatero, por lo que esas "altas instancias" tenían ya poca o ninguna capacidad de influencia sobre el comisario. Tampoco se entiende cómo el gobierno de Aznar, empeñado, según Sánchez Manzano, en difundir la tesis de la autoría de ETA antes de las elecciones generales, que tuvieron lugar el 14 de marzo, no le conminó a asumir esa versión en los días inmediatamente posteriores al atentado, cuando hubiera tenido mucho mayor efecto en la opinión pública y, supuestamente, en el resultado electoral, que determinó la victoria del PSOE.

El problema de Sánchez Manzano no viene determinado por la existencia de una "teoría conspiratoria" (en la que me incluye de manera destacada), sino en su ambición desmedida y en su escasa solvencia profesional. Esta no es sólo una opinión mía, sino que la comparte el propio diario que publica la amable entrevista. No tenían más que rebuscar un poco en sus archivos: "Interior busca sustituto para jefe de los Tedax por sus fallos en el 11-M". Sí, ese titular fue publicado por El País el 7 de agosto de 2006. En la información se recuerda que un año antes de esa fecha el comisario general de Información, Telesforo Rubio, ya había solicitado al ministro la sustitución de Sánchez Manzano. Los sindicatos policiales en pleno pidieron públicamente la destitución del comisario jefe de los Tedax, arguyendo "falta de profesionalidad". Pero ahora no se le pregunta por ello: ¿desmemoria o consciente blanqueo de imagen? Hacer pasar por héroe a un hombre como Sánchez Manzano no resulta tarea fácil ¡Y aún se permite el lujo de hablar de "fake news"!

El comisario jefe de los Tedax, responsable de graves fallos en la investigación del atentado, reabre la teoría de la conspiración atribuyendo presiones a un miembro del gobierno de Aznar al que no identifica

El comisario jefe de los Tedax presentó una demanda contra mí, contra Fernando Múgica, Federico Jiménez Losantos y contra Pedro J. Ramírez, entonces director de El Mundo, en defensa de "su honor" por las informaciones que publicamos en dicho periódico. El 17 de septiembre de 2009 el juzgado de primera instancia número 56 de Madrid desestimó la demanda al entender que dichas informaciones estaban basadas en "reputados hechos veraces", añadiendo que El Mundo hizo un ejercicio de "diligente búsqueda de la verdad", que demostraba "la seriedad del esfuerzo informativo", además de que lo publicado no se basaba en rumores ni meras conjeturas. Ese no sólo fue el criterio de la juez Ana Cristina Lledó, sino que fue coincidente con el de la Fiscalía, que afirmó que las informaciones de El Mundo eran "veraces y de relevancia pública".

El comisario recurrió ante la Audiencia Provincial de Madrid, que el 16 de diciembre de 2010 confirmó la resolución del juzgado número 56 de Madrid.

Por tanto, la versión de Sánchez Manzano es la que quedó comprometida frente a los tribunales. En marzo de 2014, cuando se cumplió el décimo aniversario de la matanza, y siendo ya director de El Mundo, entrevisté a  Javier Gómez Bermúdez, presidente del tribunal de la Audiencia Nacional que juzgó los hechos. El juez, que no se recató en defender al comisario, admitió que "pudo haberse equivocado". De hecho, el presidente del tribunal ordenó la repetición de la pericial de explosivos durante el juicio, algo poco frecuente.

No creo (lo he dicho muchas veces) que Sánchez Manzano estuviera en ninguna conspiración para derribar al gobierno de Aznar. Ni él ni ningún jefe policial. El problema del comisario de los Tedax es que asumió en la investigación un papel que no le correspondía, como fue el análisis de los explosivos que se utilizaron en el atentado, labor para la que está mucho más capacitada la Policía Científica.

Hace unas semanas, un juez de la Audiencia Nacional me pidió mi opinión sobre el 11-M, a lo que yo le contesté: "Sólo puedo aportarte dudas y pocas certezas". No he construido nunca una teoría conspiratoria y, para demostrarlo, sólo hay que leer mi libro 11-M: La Venganza. O la multitud de artículos que publiqué en El Mundo.

Pedro J. Ramírez impulsó el equipo de investigación que durante años destapó algunas de las informaciones más relevantes para el proceso, como me reconocieron el propio Gómez Bermúdez e incluso la fiscal Olga Sánchez. Pudo haber algún error en la investigación, pero nunca una manipulación consciente encaminada a elaborar ninguna teoría conspiranoica.

La resurrección de Sánchez Manzano se produce coincidiendo con un momento de rebrote de la crispación política. De hecho, el PP se ha visto obligado a abandonar los actos conmemorativos del atentado en Madrid. El comisario echa leña al fuego al atribuir a Aznar la fabricación de una gran mentira.

El 11-M se gestionó mal políticamente desde el primer momento. Mientras los ciudadanos se volcaban en ayudar a las víctimas, los partidos hacían cuentas de su repercusión en las elecciones que tendrían lugar tres días después. Probablemente, si Aznar hubiera convocado la Mesa Antiterrorista esa misma mañana, como le propuso Rodríguez Zapatero y aceptaba el candidato Mariano Rajoy, todo hubiera sido distinto.

Quince años después de la conocida como matanza de Atocha sigue habiendo grandes dudas sobre el origen del atentado. Decir esto no sé si es políticamente correcto, pero es la verdad. El propio juez Gómez Bermúdez, en la entrevista antes citada, confesó: "Diez años después, no sabemos quién dio la orden de atentar el 11-M".

Hace mucho tiempo que no he vuelto a hablar con nadie sobre lo ocurrido hace quince años. Todavía me sigue causando un gran dolor rememorarlo. Conocí a algunas de las víctimas y viví de cerca aquellos terribles días.

Conscientemente, decidí no escribir nada para este 15º aniversario. Sin embargo, la autoexculpatoria y paranoide versión de Sánchez Manzano y la reaparición del sectarismo en los actos de homenaje me han llevado a aclarar algunos puntos sobre la investigación, honesta y profesional, que El Mundo llevó a cabo contra viento y marea.