Y Pablo Iglesias volvió como un Cristo rojo, sabiniano, flaco de recién desenclavado y recién fracasado, buscando la fe de los descreídos. No era un resucitado sino un descendido. El Podemos que hay ahora, después del aburguesamiento, de las purgas con veneno en los anillos, del Xanadú con casitas de pájaro de Galapagar, ya tiene que recurrir a los autobuses de la mortadela, no hace imán con la calle, no sincroniza su cabreo con el cabreo de los peatones de alpargatas de cabeza gacha que pasan por allí. En la plaza, los Círculos de los pueblos, con pancarta y con banderín, Arganzuela, Paterna, o el Círculo de Vallecas, poderoso, como lleno de levantadoras de piedras. Ahí estaban el funcionariado de Podemos, con el morado en los ojos y los pezones, pero ese Podemos sólo llenaba media plaza, como para un novillero local.
Para seguir leyendo Regístrate GRATIS
Identifícate o Regístrate con:
Te puede interesar
Lo más visto
- 1 El CNI dice que el espía acusado de traición dio un "rollo de papel"
- 2 Sánchez elogia a Mohamed VI y defiende a Marruecos en UE
- 3 Sánchez, ridículo imborrable
- 4 Muface: las novedades del contrato que ultima el Gobierno
- 5 Sánchez persiste en la polarización extrema
- 6 Aitor Esteban, sobre los socios del Gobierno: "Veo a algunos en otra onda, incluso con ganas de elecciones"
- 7 Felipe González: Los tiranos se van con los que caben en un avión
- 8 Podemos allana el camino para el regreso de Irene Montero
- 9 Alerta: su hijo se informa por los influencers de TikTok e Instagram