Una actividad que afecta de manera directa a un millón de personas e indirectamente a cuatro millones y que genera una actividad económica de 6.400 millones de euros y más de 180.000 empleos directos es un sector al que se debe mirar con respeto y que tiene un potencial electoral indiscutible. Antonio Salvador ha publicado en estas páginas una muy ilustrativa entrevista con el presidente de la Federación Española de caza Ángel López Maraver, en la que pone negro sobre blanco el efecto político que está produciendo en ese amplísimo grupo de españoles la actitud de los distintos partido políticos respecto de la actividad cinegética y su previsible traducción práctica en la próximas elecciones autonómicas, municipales y también generales.
Y parece que en esto Vox ha acertado poniéndose al lado de los cazadores sin más argumento que el que se deriva de su defensa general de las tradiciones. Pero no es cierto que sea el único partido que defiende la caza y a los cazadores. Y aunque hay que decir que la posición de algunos miembros de la directiva del PSOE y de su Gobierno no ha contribuido, sino todo lo contrario, a acercar a los cazadores al que tradicionalmente había sido su formación de referencia, hay partidos como el propio PSOE y también el PP que han defendido siempre la actividad cinegética como una caza responsable y respetuosa con el equilibrio de la población animal y con el medio ambiente.
Y ahí hay mucho que hacer todavía aunque la acción del Seprona de la Guardia Civil está haciendo un trabajo impagable en su esfuerzo por perseguir y sancionar prácticas extraordinariamente dañinas para la preservación de las especies, además de instruir a determinados grupos de cazadores, digamos, asilvestrados que continúan empleando métodos directamente inadmisibles en el siglo XXI como los venenos, que no sólo destruyen al animal perseguido sino que contaminan y matan a su vez a otros animales que acuden a comer sus restos además de envenenar el suelo y quizá también el agua.
Pero no son estas prácticas dañinas y perseguidas por el Seprona las que han alimentado un movimiento animalista que ha prendido mayoritariamente en los jóvenes pero que tiene muchos seguidores en las corrientes veganas que se oponen directamente a ingerir cualquier alimento que tenga origen animal y que culpa a los carnívoros -la inmensa mayoría de la población- de subterránea crueldad e indiferencia culpable hacia el sufrimiento de los animales sacrificados para el consumo humano.
Los aficionados a la caza, que son de izquierdas, de derechas y de centro, se han sentido acosados
Todo esto está produciendo un cierto clima social de descrédito hacia los cazadores que, sin embargo, insisten en defender la idea de que ellos son los principales interesados en preservar el equilibrio de las especies y el respeto del medio ambiente. Pero es verdad que los aficionados a la caza, que son de izquierdas, de derechas y de centro, como todos los demás españoles, se han sentido en cierto modo acosados y condenados por los movimientos animalistas. Y se han visto poco respaldados por los partidos tradicionales, que han mantenido una posición correcta pero no activa y beligerante en su defensa.
Y eso es lo que ha hecho Vox: ponerse de su lado sin matices ni mayores explicaciones. Directamente, sin más. Por eso tiene su explicación que muchos cazadores, sobre todo de zonas rurales y sin gran formación política, hayan decidido refugiarse en las siglas de Santiago Abascal, bajo cuyo amparo se sienten seguramente más seguros frente a las amenazas o las descalificaciones. Lo cual no significa que Vox se vaya a llevar, ni mucho menos, el grueso del voto de la población cazadora porque, como me decía hace unos días un colega gran aficionada a la caza, "cada uno tenemos una afición que es común pero también nuestra propia ideología y no necesitamos para nada que venga Vox a defendernos".
El partido verde ha acertado en su posición y en la venta pública de ella, lo cual sin duda va a incrementar su bolsa de votos pero no demos por supuesto que la gran mayoría de cazadores se van a inclinar por apoyar al partido de Abascal porque, aunque lo hayan presentado así, Vox no es "el partido de los cazadores". Es sólo e protagonista de una buena operación de marketing.
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