Puede que a esta hora Ismael Tragacete ya tenga sobre la mesa el ofrecimiento de candidatura electoral. Todos los indicios de las últimas horas apuntan a la alta probabilidad de que el maestro toledano de la caza (campeón del mundo y varias veces de España de Caza Menor con perro) haya sido tocado por el centroderecha-derecha para engrosar las listas electorales, visto lo visto con los toreros.
El espasmódico aluvión de diestros candidatos de la derecha va a distinguir ya estas próximas elecciones. Nada tienen que ver entre ellos, profesionalmente hablando. Miguel Abellán, Serafín Marín, Salvador Vega y, aunque de momento no se presente, el activo Morante de la Puebla nada tienen que ver. Ni el retirado Vicente Barrera que alza los carteles de Vox tiene nada que ver con El Cid, autor del brindis a Santiago Abascal el mes pasado en Vista Alegre.
“Me repugna profundamente que politicen el toreo”, ha declarado en La Rioja Diego Urdiales. No parece que sea lo común entre los toreros, gremio que está pidiendo a gritos un Julio Rodríguez a modo de general insurrecto adscrito a Podemos para contrarrestar el ya imparable topicazo de los Toros son de fachas.
A Abellán, Marín y Vega, por orden de alternativa, nada les une en sus carreras, más curtida la del madrileño, marcada en el barcelonés de Moncada por su barretina reivindicativa contra el cierre de la Monumental, y declinante la del malagueño, torero de más sabor pero que, como tantos de esta ralea, nunca terminó de dar el salto.
Por encima de ellos, sin ser candidato oficialmente, el mito: Morante de la Puebla. El mito por su capote, por su forma de hacer, de caminar, de exasperar incluso. No por la furgoneta en las andaluzas.
A Morante hay quien promete no volver a verlo por su compromiso con Vox. Drástica medida, con sus precedentes en el cine y esas películas que se dejan de ver por la ceja. En contraste con la mayor benevolencia con el fútbol: ¿alguien dejó de ver a la España triunfante dirigida por Xavi?
Los toreros saltan como felinos cuando les llaman asesinos, y ese rastro lo detectó Abascal hace meses
Los toreros saltan como felinos cuando les llaman asesinos, y ese rastro lo detectó Abascal hace meses hasta obligar a Casado a la reacción. La otra tarde, en los Paquiro de El Mundo, el líder del PP se hizo un hueco rápido en la agenda para acercarse a la carpa oscura, oscura de Las Ventas para el flashazo con Andrés Roca, el King del toreo.
Las de 2019 serán las tauroelecciones, con el Pacma al rebote de los anti. Cuando se celebren las elecciones el 28-A, estarán a punto de arrancar las dos grandes ferias del calendario, primero la tardía Sevilla, después Madrid. Dará tiempo a los políticos que se acerquen a la plaza para ratificar su afición de cara a las autonómicas y municipales, por votaciones no será.
Abascal estuvo en la presentación de los carteles de San Isidro pero pasó desapercibido con la cornadita en la cara del Rey Emérito; en Valencia, sin embargo, sí salió por la Puerta Grande.
Vox ha puesto la muleta, los toreros están entrando. Hace cien años, don Luis Mazzantini, de Elgóibar, muy cerquita de Amurrio, llegó a concejal e incluso gobernador civil.
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