Unidas Podemos se hunde en las encuestas. El partido de Pablo Iglesias caería, de cumplirse el pronóstico del último barómetro del CIS, prácticamente a la mitad de escaños (de los 71 de 2016 a entre 33 y 41). Pero hoy la atención mediática no está puesta en la caída de la formación morada, a la que por cierto acompañaría también una debacle en el PP de Casado y el PSOE aparece como favorito. La noticia a medida de la estrategia de Podemos la ha creado Pablo Iglesias en directo con el enfrentamiento que ha buscado en el programa Al RojoVivo, enfrentándose a su director Antonio García Ferreras.
Antes de terminar el encontronazo entre el periodista y el político, a cuenta de la trama de espionaje de la que presuntamente ha sido víctima Podemos, Iglesias ya era trending tópic en Twitter. Y eso es novedad en esta campaña en la que, al menos hasta ahora, las audiencias televisivas se le resisten al líder de Podemos y la última vez que había sido el protagonista fue por el fallido cartel que anunciaba su regreso.
Iglesias llevaba semanas tratando de llevar al primer plano de la campaña el espionaje contra Podemos que investiga la Audiencia Nacional, pero hasta que ha buscado la confrontación directa con el director de Al Rojo Vivo, las cloacas del Estado que implican al encarcelado ex comisario Villarejo no habían logrado la atención mediática que buscaba. Hasta el día en el que el CIS certifica la debilidad de Podemos en las encuestas.
Así que hoy entre los inscritos y las inscritas no se habla de que en las circunscripciones pequeñas, como Salamanca y Guadalajara, Podemos perdería representación y es el gran perjudicado de la llamada España vacía, en unas elecciones que los expertos vaticinan que los partidos se la juegan de manera determinante en las circunscripciones pequeñas. La atención está, por el contrario, en que Iglesias ha acusado a Ferreras de ser “uno de los mayores protectores de Eduardo Inda” y de estar “colaborando con algo que hace mucho daño”, en referencia a la trama policial que presuntamente investigó a Iglesias para frenar un Gobierno de coalición con el PSOE.
Pablo Iglesias lleva desde que se reincorporó del permiso paternal que lo tuvo tres meses fuera de los focos acusando a los medios de comunicación de no hacerle caso y estar detrás de un boicot a su partido. Así lo ha sostenido, paradójicamente, en múltiples programas en prime time de Antena 3, Telecinco y la Sexta. Y con este rifirrafe por fin ha conseguido lo que hasta ahora se le resistía en la campaña: protagonismo.
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