Cruzado ya el Rubicón de los necesarios debates electorales televisivos (mucho más inexcusables si atendemos al elevado número de indecisos en estas elecciones) quisiera realizar alguna consideración al respecto. A expensas de los resultados del domingo, los únicos fiables, creo que los candidatos que han arañado votos de los indecisos, los candidatos que han resultado ganadores de los debates, han sido, por el lado diestro, Pablo Casado, tanto por méritos propios como, y sobre todo, debido a la extraña y evidente sobreactuación de Rivera; si atendemos a la parte siniestra, el comunista y populista Iglesias se ha comido, con argumentos y por la izquierda, a un inane Sánchez. Desde fuera, también Abascal ha resultado vencedor, apoyado por las continuas alusiones del candidato socialista que echó de menos la presencia del partido de derechas para proyectar una falsa imagen centrista.
Si observamos aspectos no netamente numéricos, considero que los contendientes Sánchez y Rivera han actuado como si de tertulianos hooligans se tratara, olvidando que se presentan como candidatos a la Presidencia del Gobierno. Este tipo de debates van dirigidos, sobre todo, a los indecisos. Los ciudadanos que ya han decidido su voto en uno u otro sentido, no se ven concernidos si no es para robustecer su postura previa. Con estos mimbres los debates se han convertido en una especie de Sálvame político de difícil digestión intelectual en el que las fakes de Sánchez y los alardes de Rivera han intentado, y creo que logrado, eclipsar las cuestiones de fondo. Cuestiones y materias concretas en las que, desde puntos de vista absolutamente incompatibles entre ellos han bregado Casado e Iglesias con mayor destreza.
Los debates se han convertido en una especie de Sálvame político donde se eclipsan las cuestiones de fondo
Superados los mediáticos debates, han seguido apareciendo noticias de “fichajes políticos de última hora” sobre todo provenientes del Partido Popular, y que acaban integrados, bien en Vox, bien en Ciudadanos. Reconozco que cada caso es diferente. Es más, creo que una persona puede, y casi debe, evolucionar políticamente. Dicho lo anterior, me indigna que este transfuguismo, antes tan perseguido, se convierta ahora en una especie de mérito político personal y grupal, sobre todo si el mismo se produce a unas horas de que se abran las urnas. Churchill fue un tránsfuga; pero no le reconozco entre ninguno de los “fugados-acogidos” de estos días. No es serio. Ética y estéticamente, esta avalancha pirandeliana de personajes políticos en busca de autor se me antojaría ridícula, grotesca, si no fuera una cuestión tan seria por desvertebradora de la realidad política y traslada una imagen a los votantes de que en la política, al menos para algunos, solo interesa el poder.
Pero como siempre ocurre, después de los fuegos de artificio, nos corresponde a los españoles, en estos días previos a las elecciones, repasar programas electorales y, sobre todo, reposar nuestros pensamientos para proceder a elegir a nuestros representantes en el Congreso de los Diputados y en el Senado. Repasar y reposar, sí. Creo que, en primer lugar, debemos conocer las propuestas políticas que se nos plantean para, posteriormente, serenar nuestro ánimo y obrar en consecuencia.
Este transfuguismo político, antes tan perseguido, se convierte ahora en una especie de mérito personal y grupal
Razón y sensatez que, si siempre son necesarias, mucho más lo son ante este envite vital al que nos enfrentamos el próximo domingo. Y es que en esta ocasión, la inservible catalogación política entre derecha-izquierda, siempre plástica pero intelectualmente muy reduccionista, ha dejado paso a una disputa entre opciones mucho más claras, lamentablemente, mucho más evidentes. El 28 de abril nos encontraremos ante dos bloques: el que defiende España, el que aboga por la libertad e igualdad de todos los españoles, frente a los que ponen en almoneda la existencia de la Nación
más antigua del mundo.
Y ello es posible debido a que el otrora constitucional PSOE ha decidido, de la mano de Sánchez, vender sus siglas para seguir en el poder de la mano de Otegui, Torra y demás componentes de la charanga deshilvanada que han desgobernado España estos diez meses. El espíritu fratricida de Largo Caballero se ha vuelto a apoderar del socialismo español. Espero equivocarme, pero la reedición de un Gobierno como el actual traerá de la mano el indulto a los golpistas y la prostitución de la soberanía nacional para beneficiar a una parte minoritaria de españoles que viven en Cataluña o País Vasco. Y hay que decirlo alto y claro.
La reedición de un Gobierno como el actual traerá de la mano el indulto a los golpistas y la prostitución de la soberanía nacional
Desde esta tribuna deslizo un llamamiento a los ciudadanos que creen en esta España democrática, sean de izquierdas o de derechas, del norte o del sur. Repasen programas, reposen su voto y racionalicen su decisión final. En el ámbito de la izquierda y centro izquierda, piensen que antes que socialista, uno es español ¿o no?; en el de la derecha, depositen su voto en la opción con más posibilidades de ganar y que pueda representarnos a todos los españoles.
Dicen que D’Ors acuñó la frase “los experimentos con gaseosa, joven”, ante un imberbe camarero que, sin saber abrir una botella de champán, lo intentó “de aquella manera”, derramando el líquido sobre la chaqueta del comensal catalán. Alejados del ruido, en la tranquilidad del hogar, busquemos camareros con experiencia que hayan demostrado su pericia. Y no experimentemos con el champán, no experimentemos con nuestro voto.
La realidad nacional se encuentra amenazada de manera mucho más peligrosa por terroristas y nazionalistas
No juguemos con España, con nuestra libertad e igualdad. La propia realidad nacional se encuentra amenazada, como siempre, pero hoy de manera mucho más evidente y peligrosa, por terroristas, nazionalistas, y comunistas-populistas.
Es cierto que la crisis económica está al llegar; o que hay que mejorar la sanidad o la educación, perseverar en consensos en el ámbito internacional o estudiar la posibilidad de aprobar de una vez un Plan Hidrológico Nacional. Pero que los árboles no nos impidan ver el bosque. Ojalá y me equivoque, pero la realidad es que este 28 de abril no toca discutir de lo que realmente debería ser el objeto de disputa política. Este domingo lamentablemente, insisto, toca decidir si apoyamos nuestra forma de vida o damos un salto en el vacío de imprevisibles consecuencias.
De ti depende, como siempre, el presente y el futuro de España. Piénsalo antes de votar.
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