Han pasado 12 años desde que desapareció Madeleine Mc Cann a punto de cumplir los cuatro años, y hace 12 años que desapareció Yéremi Vargas con siete años de edad. De ninguno de los dos se ha vuelto a conocer su paradero, aunque de los dos se tiene una teoría bastante exacta de lo que sucedió y hoy sabemos que son desapariciones casi idénticas. A él se lo llevaron un 10 de marzo y a ella un 3 de mayo.
Debo apuntar que por mi profesión he podido conocer a todos los desgraciados protagonistas de esta historia, el matrimonio Mc Cann, el policía Gonzalo de Amaral que investigó el caso de Portugal y especialmente mantengo todavía una estrecha relación personal con la familia de Yéremi Vargas en Gran Canaria. Desde el inicio de los dos casos, que se desarrollaron casi simultáneamente, se marcaron claras diferencias.
Yéremi desapareció en el municipio de Vecindario, en un barrio humilde mientras jugaba en un descampado contiguo a su casa y Madeleine en un complejo turístico del Algarve cuando dormía sola junto a sus hermanos. Para pedir la liberación de Madeleine grabó un video hasta Cristiano Ronaldo, para pedir la de Yéremi se pidió que lo hiciera la cantante Rosana y no podía, estaba grabando un disco. Los Mc Cann tenían influencias y amistad con miembros del gobierno británico, los padres separados de Yéremi solo tenían el cariño y el apoyo de los ciudadanos de Vecindario. Kate, la madre de Madeleine, era doctora del Ministerio de Sanidad Británico. Ithaissa, la madre de Yéremi limpiadora y madre demasiado joven.
Ni los padres de Yéremi ni su entorno han escrito jamás ningún libro, ni han pedido nunca un solo euro para buscar a su hijo, confiaron siempre en la Guardia Civil para encontrarlo
Por la manera de internacionalizar el caso siempre fue más mediático el de Madeleine que el de Yéremi. Los padres de ella fueron imputados por la desaparición de su hija, han escrito libros para recaudar fondos e invertirlos en su búsqueda, se han pagado detectives y contratado todo tipo de medios para encontrarla. En la búsqueda de Yeremi Vargas ni los padres de Yéremi ni su entorno han escrito jamás ningún libro, ni han pedido nunca un solo euro para buscar a su hijo, confiaron siempre en la Guardia Civil para encontrarlo.
En ambos casos, tras años de diligencias y centenares de búsquedas, se archivaron los casos. En el caso de Madeleine Scotland Yard lo reabrió en 2013 y hoy tienen una pista fiable de quién pudo cometer el secuestro. Con Yéremi, el juez de instrucción Juan Manuel Hermo archivó el caso por “autor desconocido” y aunque tienen una pista fiable de quién lo secuestró, ni siquiera el juez ha querido interrogarlo por ello.
La teoría más fiable de lo que le sucedió a Madeleine es esta: se despertó y al encontrarse sola en la habitación salió a buscar a sus padres y se cruzó con Martin Nye, pederasta alemán de 48 años que hoy se sabe estaba en Portugal por esas fechas. Está en prisión desde el 2011, cuatro años después de la desaparición de Madeleine, cumpliendo cadena perpetua por asesinar a tres niños tras abusar sexualmente de ellos y por el abuso consumado de otros 40 niños y niñas. Su rostro encaja perfectamente con el retrato robot que hizo la policía con el testimonio de personas que le vieron por la zona aquella noche.
Son dos desaparicios simultáneas con resultados similares, pero con expectativas muy distintas
La teoría más fiable de lo que le sucedió a Yéremi Vargas es esta: mientras jugaba por un instante solo en el descampado al lado de su casa, paso con su vehículo Antonio Ojeda “El Rubio”, pederasta condenado por abuso sexual a otro niño de 10 años. Se llevó a Yéremi a la chabola donde vivía e intentó abusar de él, pero el niño gritaba, le cubrió la boca y los problemas asmáticos le provocaron el ahogo. El Rubio llegó a confesar a un compañero de celda que Yéremi se cayó intentando huir y se dio un golpe en la cabeza que provocó su muerte. Luego reconoció que hizo desaparecer su cuerpo quemándolo sobre un viejo colchón.
En ambos casos un pederasta fue el culpable, ninguno de los dos ha querido confesar oficialmente su crimen y quizá no lo hagan nunca. Ninguno de los dos niños ha sido encontrado vivo o muerto.
Doce años después el juez Juan Manuel Hermo archiva el caso de Yéremi Vargas sin ni siquiera tomarle declaración a “El Eubio” que está a punto de quedar en libertad tras haber cumplido condena por la violación de otro niño. Doce años después en el caso de Madeleine, un policía británico retirado aporta nuevas pruebas y como el caso sigue abierto intentarán que el pederasta alemán en prisión, confiese qué hizo con la niña.
Dos desapariciones simultáneas con resultados similares, pero con expectativas muy distintas. Las comparaciones siguen siendo odiosas.
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