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El día después del Grupo Dia: los retos pendientes de un negocio en la cuerda floja

El mundo de los negocios y los mercados financieros difícilmente permiten momentos para la complacencia. Es fácil que el mayor de los éxitos quede rápidamente sepultado por los incesantes desafíos al que toda empresa debe hacer frente para asegurar su supervivencia.

El Grupo Dia puede servir como ejemplo paradigmático de esta realidad. El tercer mayor grupo de supermercados de España por cuota de mercado alcanzó este lunes un acuerdo esencial para garantizar in extremis su supervivencia, tras unos angustiosos meses en que la caída del grupo pareció por momentos una opción nada descartable.

El pacto entre su principal accionista, LetterOne, y la banca acreedora para extender el vencimiento de su deuda hasta 2023, una vez que Santander ha dado su conformidad, evitará la caída de la compañía en situación concursal y permite al empresario ruso Mijail Fridman -propietario de LetterOne- poner en marcha su plan para enderezar la evolución de un negocio sumido desde hace años en una inercia negativa que le ha llevado a la delicada situación actual.

Los primeros pasos de esta operación de salvamento del Grupo Dia aparecen claramente definidos en el plan trazado desde hace meses por la propia LetterOne. El grupo, que ya ha solicitado al consejo de administración de la compañía una serie de nombramientos para tomar el control del mismo, planea ejecutar una ampliación de capital por valor de 500 millones de euros en la que se comprometen a suscribir la parte proporcional a su participación en el capital -cerca de un 70%- y garantizarla en su totalidad.

Tras el acuerdo de refinanciación, LetterOne tomará el control del consejo y ejecutará una ampliación de 500 millones

Esta inyección de capital, unida a la refinanciación de la deuda, supone una entrada de recursos esencial, no solo porque permitirá un margen de actuación muy superior a los gestores que el fondo de Fridman decida poner al frente de su proyecto, sino porque al eliminar el riesgo inminente de quiebra facilitará una normalización de las relaciones con los proveedores, tras unos últimos meses de tensiones que, sin duda, han golpeado al negocio del grupo. Además, los recursos en manos del nuevo equipo podrían verse próximamente incrementados, cuando se cierren las ventas en marcha de negocios como Clarel o Max Descuento.

La importancia del acuerdo anunciado este lunes quedó plasmada de forma instantánea en el mercado, donde las acciones de Dia, que restaban cerca de un 5% a escasos minutos del cierre de la sesión, borraron casi en su totalidad los números rojos en cuanto la presidenta de Santander, Ana Botín, anunció su visto bueno a la propuesta de Fridman.

Pero sería erróneo pensar que la refinanciación de las deudas de Dia representa el fin de los sufrimientos para los accionistas de la compañía. Sin ir más lejos, como observan en Alantra, para una compañía que se valora a día de hoy en mercado en 399 millones de euros, la inminente ampliación de 500 millones, que se espera que se cierre a un precio de 0,10 euros por acción, supondrá una elevada dilución que hace difícilmente justificable las cotizaciones actuales.

Y, en cualquier caso, el proceso que tiene por delante Dia para convertirse de nuevo en una marca competitiva en el desafiante sector de la distribución minorista en España está plagado de incertidumbres. Así lo ha reconocido el propio LetterOne en sus mensajes al mercado en los últimos meses. "Se recuerda a dichos accionistas que compartirán el importante riesgo de ejecución que conlleva un plan de restructuración que no tiene garantía de éxito y que tardará varios años en potencialmente ofrecer resultados positivos", señalaban en un comunicado el pasado mes de marzo.

En un sector tan competitivo, Dia tendrá que encontrar la fórmula para revertir el deterioro de su negocio

Los últimos resultados de la compañía dan fe de las dificultades a las que se enfrenta. Tras cerrar 2018 con unas pérdidas de 352 millones de euros, el grupo de supermercados multiplicó sus números rojos en el primer trimestre de 2019 hasta los 144 millones, tras sufrir un recorte de sus ventas superior al 7%. La deuda financiera neta, que sobrepasa los 1.700 millones representa una amenaza de calado para un grupo cuyo ebitda en el último ejercicio apenas alcanzó los 246 millones.

Es cierto que estas cifras son resultado de varios trimestres de incertidumbres excepcionales que, sin duda, han acabado golpeando al negocio. Pero tampoco puede obviarse que el negocio de Dia viene mostrando desde hace mucho una imparable tendencia a la baja, ante su incapacidad para adaptarse a las nuevas demandas de un sector cada vez más competitivo, en el que la pujanza de enseñas como Mercadona o Lidl han comprometido la sólida posición en que se movía la antigua filial de Carrefour. Pese a los esfuerzos en precio, que han supuesto una notable caída de su rentabilidad, su cuota de mercado ha caído de casi el 9% a mediados de 2016 al 7,3% al cierre de 2019.

Es por esa razón que los analistas de Bankinter vienen aconsejando desde hace tiempo desprenderse de los títulos de una compañía cuyo modelo de negocio "ha resultado en sostenidas caídas de ingresos y márgenes y pérdida de cuota de mercado y generación de caja negativa".

Sin duda, puede confiarse en que el equipo de LetterOne, con amplia experiencia en el negocio del retail a nivel internacional, pueda dar con las claves para volver a convertir el modelo de Dia en una apuesta ganadora. Pero el proceso se antoja duro y "en ningún caso" se puede garantizar "que el plan de transformación a implementar tenga éxito a medio plazo", advierten en el banco español.

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